El libro La bailarina, de Ogai Mori (seudónimo de Rintaro Mori), es un libro precioso. A quienes nos gusta el libro como objeto tener un ejemplar de la Editorial Impedimenta en nuestras manos resulta siempre un placer. Dicho ésto sigamos...
El librito que hoy nos ocupa tiene tan solo 77 páginas, distribuidas entre la introducción (excelente introducción, diría yo, de Fernando Cordobés) y el relato en sí, que va de la página 25 hasta el final. Es de pequeña extensión y a mí las historias cortas, los relatos, ya sabéis que me encantan. Creo que muchos de ellos albergan la esencia que grandes novelas acaban ocultando con relleno para adecuarlas a un público más amplio. Y este libro de Ogai Mori no ha sido la excepción. Me ha gustado mucho.
Pero me ha gustado no tanto por ser algo novedoso y original, sino por el encanto de lo decimonónico, de las pasiones de antes, de una estética ya superada pero que, en mi caso, sigue teniendo su encanto.
"Así transcurrieron tres años, como si fueran un sueño. Pero en todo sueño siempre hay un momento en el que, pase lo que pase, se revela irremediablemente la verdadera naturaleza de uno mismo."
Ogai Mori (1862-1922)
Reconozco que no conocía a este autor, contemporáneo de Soseki, aunque considerado inferior en la calidad de su sobra. De su biografía he sabido, gracias a Fernando Cordobés, de su educación, su gran capacidad intelectual y enorme cultura, de su viaje a Alemania a finales del siglo XIX (la historia de La bailarina está basada en hechos autobiográficos), de la influencia que sobre él dejó Goethe y otros románticos alemanes...La bailarina es la historia del joven Toyotaro Ota. Viaja a Alemania para ampliar sus estudios y allí conoce a una joven, bella y pobre bailarina de la que se queda totalmente prendado. Pero en su interior se enfrenta a sus dudas: elegir entre Alemania o Japón, entre su pasado y futuro o su presente con ella, entre su exitosa carrera profesional o una vida mediocre pero con el cariño de Elise. Esa lucha se lidiará hasta el último momento...
Tiene la historia momentos de gran belleza, pero la obra queda quizá un poco floja debido al final, un poco precipitado y demasiado romántico, en su acepción más literal. Aun así os la recomiendo, si os apetece aprehender un poco del sabor y del espíritu del XIX, en la pluma de un japonés que se atreve, por primera vez en la literatura japonesa, a narrar su historia en primera persona.
Marcapáginas 38