Y en lo alto de un sombrío monte
Se alzaba un castillo majestuoso
Las hogueras ardían en el gran salón
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Los cuernos rebosaban de espumosa cervezaSe cantaban canciones de coraje y valor
Hermanos unidos por la sangre y la guerra
Una súbita y poderosa voz recorrió toda la estancia
Los cantos cesaron y los hombres callaron
El más anciano de los guerreros se había pronunciado
Se irguió como un rey de olvidadas leyendas
Su puño arrancó chispas al golpear su pecho acorazado
Su voz resonó como un trueno lejano
"Escuchadme ahora amigos míos
Leales soldados vencedores en mil batallas
Escuchadme ahora os lo ruego
Permitid a este viejo gozar de la vida
La misma que ya escapa de sus huesos
Pues no siempre fue así...
En otros tiempo capitaneaba ejércitos colosales
Sobre mi negro corcel arengaba a mis tropas
Mi furia desafiaba al viento y la tormenta
Mis enemigos temblaban ante mi sola presencia
Nunca fui rey pero gobernaba los campos de batalla
Con un arma por cetro y un yelmo por corona
Mi trono se cimentaba con los caídos bajo mi espada
Pero el tiempo sin piedad ha pasado...
Ahora mi trono es esta triste silla
Y mi espada dejó paso al bastón en mi mano
Como la cría que abandona su nido
Mis fuerzas han partido para no regresar
Ahora que el averno se acerca inexorable
y mi alma es reclamada por los Dioses Guerreros
Permitid a este viejo volver a sentirse vivo
Permitidle cantar la Balada del Acero"
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Tras estas palabras multitud de puños llenaron el aireUn coro de vítores surgió de las poderosas gargantas
Los hombres aclamaban al venerable héroe
Todos recordaban sus increíbles hazañas
El anciano rompió la silla que lo aprisionaba
"¡Ensillad mi caballo!"
Con violencia arrojó lejos su bastón de madera
"¡Traedme mi espada!"
Al instante dos guerreros llegaron con un enorme mandoble
Era tan alto como el propio anciano
Esgrimirlo quizás no pudiera
Pero al agarrarlo con resuelta firmeza
Su espíritu recordó su naturaleza guerrera
Las energías brotaron de nuevo en sus músculos
Con increíble agilidad se subió a su negro corcel
Los hombres no podían articular palabra alguna
Su general había retornado desde el pasado
Ahora volvía a ser el jinete de antaño
Alzó su espada hacia los cielos
Y habló con los ojos rebosantes de fuego
"Nuestros enemigos nos rodean por todos lados
No hay escapatoria posible de la fortaleza
Si no es con una carga por sorpresa
Pero no nos engañemos compañeros
Somos veteranos curtidos en el combate
Sabemos que no tenemos posibilidad alguna
Moriremos con cientos de muertes horribles
Ya sea por el hacha, la flecha o la espada
Nuestros cuerpos quedarán para los cuervos
Mas nuestros espíritus volarán hacia la Morada de los Dioses
Por siempre serán recordadas nuestras hazañas
Las lágrimas correrán cuando sean cantadas
Viviremos eternamente en las leyendas
Ahora, hijos míos...
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¿Cabalgaréis a mi lado una última vez?"Por toda respuesta las espadas chocaron con los escudos
Los gritos de guerra se oían más allá de los muros
Allí donde la muerte les aguardaba paciente
Para estrecharlos en su oscuro abrazo
Un mar de enfervorizados corazones se aprestaba a la embestida
"¡Victoria!¡Honor!" gritaban al unísono
Los estandartes ondeaban orgullosos
"¡Abrid las puertas!" bramó el anciano general
Entonces un océano de acero surgió del castillo
Arrasando todo lo que encontraba a su paso
Verdaderos Señores de la Guerra
Con la promesa del infierno en sus rostros
Y ninguna historia cuenta si ganaron o perdieron
Pero todos ellos abrazaron la gloria
Pues sus aceros tocaron afilados acordes
En la balada más épica jamás escuchada
Autor: Tulkas Hammer Pain