Decir que la vida es en muchas ocasiones injusta, no es descubrir nada nuevo. La prueba de ello, es que son incontables las veces que los mismos de siempre, por desgracia para ellos, reciben la bofetada, al igual que le sucede en el circo al Payaso Tonto, que continuamente ejerce de diana ambulante en la que se estrellan tortazos y tartazos.
En la sociedad actual en la que se desarrolla la frenética existencia de las personas, las injusticias están a la orden del día, y los que las sufren de forma repetitiva son siempre los más débiles y desprotegidos y así nos va a los seres humanos, tan solo hay que echarle un vistazo a las noticias de cada día, para darse cuenta de que este mundo mete miedo. Y mientras, seguimos viendo como la balanza de la abundancia y la riqueza, se desequilibra cada vez más en beneficio de unos pocos y en perjuicio de muchos, quizás demasiados, para que esto se pueda seguir soportando eternamente, ya que la paciencia siempre tiene un límite, y los más desfavorecidos son pobres, pero no tontos.
La balanza siempre se inclina en contra de los que menos recursos tienen para defenderse.
Fran Laviada