La ‘balcanización’ de los estados árabes y de Oriente Medio.

Publicado por Nacho S

El Estado Islámico, con la connivencia de Israel, la casa de Saud, Turquía y EEUU, continúa imparable su lucha contra el régimen de Bashar Al-Asad. El ‘Daesh’, supuestamente compuesto por un puñado de locos, algunos viejos militares lealistas a Sadam, algunos follacabras y voluntarios sin experiencia venidos de todo el mundo, ha conseguido hasta ahora mantener a raya al ejército iraquí, a los kurdos peshmerga, kurdos sirios y continuar con su expansión contra el régimen de Damasco. Es espectacular cómo el EI mantiene tantos frentes abiertos con unos recursos humanos tan peculiares. Este autoproclamado Califato, que ocupa gran parte de Siria e Iraq, está gobernado por muchas personas que ni siquiera habían pisado antes esas tierras, entre ellas encontramos mercenarios chechenos, bosnios, franceses… mercenarios que tienen atemorizado al mundo, con una guerra marcada fuertemente por el contenido audiovisual de las ejecuciones, incursiones y de todo lo relativo a la maquinaria propagandística. Ejecuciones desde distintos planos y en calidad HD ni más ni menos.

Situación actual del conflicto (20/08/2015):

Negro (EI), Rosa (Ejército Iraquí), Amarillo (kurdos), Rojo (Ejército sirio) y Verde (Rebeldes sirios).

A estas alturas, en los medios occidentales se ha tenido que dejar de hablar de primavera árabe en el caso sirio, ante la clara evidencia de que pesan más los intereses extranjeros en el país que la voluntad de su pueblo por instaurar un régimen democrático: Único bastión militar de Rusia en el Mediterráneo, enemigo histórico de Israel y grano en el culo para los americanos, el régimen de Bashar Al-Asad (aliado del régimen iraní) se ve cada día con nuevos frentes. Esta semana le ha tocado el turno a Israel, quienes no contentos con asesorar al EI y venderle armas, han atacado directamente posiciones del ejército sirio.

Y mientras tanto miles de refugiados sirios huyen de la barbarie mientras Europa contempla el problema como si de una molesta plaga se tratase. Y es que el conflicto sirio es parte de un proceso en cadena:

Tras la invasión a Iraq en busca de unas armas inexistentes y su actual balcanización, dividida actualmente de facto en tres partes (kurdos, califato sunita y chiitas árabes), un Iraq unido como estado baath es poco más que un recuerdo que no parece que vaya a ser posible nunca jamás. Algo parecido ha ocurrido en Libia, con el apoyo expreso de la OTAN, donde en su eterno desvivir por la lucha por los derechos humanos, descubrió de un día para otro que Gadafi era un dictador terrible y había que aniquilarlo, a pesar de que los líderes de media Europa tengan fotos con él de buen rollito (como ocurrió con Sadam Husein, a quien occidente ha apoyado alegremente siempre, incluyendo en su cruenta guerra contra Irán y en su uso de armas biológicas contra kurdos e iraníes). Tras la funesta intervención, Libia se ha convertido en uno de los países más peligrosos y caóticos del mundo, y también en el caldo perfecto para una nueva expansión del Estado Islámico. Cualquier persona firme defensora de la Organización del Tratado del Atlántico Norte se debería preguntar a estas alturas para qué demonios se intervino allí.

Siguiendo la línea cronológica hacia atrás, Egipto sigue siendo un polvorín, y Túnez, la única que se pone como ejemplo de una buena evolución de la primavera árabe, empieza a notar la presencia de un entramado de terroristas que amenaza, por ahora débilmente, su estabilidad.

Ahora es el turno de Siria y de Yemen.

Mientras tanto Irán, un país donde la estrategia con radicales sunitas no tiene cabida, ve cómo se desmoronan todos los estados que tiene alrededor (no olvidemos a Afganistán, actualmente desmembrada y origen de los muyahidines que nacieron con el dinero de EEUU en su deseo de frenar el avance de la Unión Soviética). Por si alguien no se acuerda, ilustro:

Por su parte, Obama parece que se contenta con el tratado que ha firmado con los iraníes a falta de otras opciones, pero Netanyahu sigue con su mismo discurso donde hace de lobo que baja la colina aullando y señalando hacia el bosque, avisándonos de que el lobo está a punto de llegar.

Un país que se hace más pequeño es un país más débil. No es de extrañar que EEUU apoye sistemáticamente todo lo que sea fragmentar un país grande en trocitos más pequeños. Son conscientes de que la unión hace la fuerza y que el sentimiento nacional es un arma política muy poderosa. Tan bien lo saben, que EEUU a pesar de su vastedad y de su variada composición étnica, es un país que ha conseguido muy estudiadamente un sentimiento nacional fuerte y arraigado por todos sus moradores, razas e incluso por esos inmigrantes a los que trata con la punta del pie. No les quepa duda, amigos lectores de La Cloaca, que si se plantea seriamente la independencia de Cataluña, a pesar de la más que posible oposición de Europa, Estados Unidos estará ahí para mostrar su simpatía al proceso.

Las semillas de Yihad han cosechado sus frutos en muchos países. ¿Habrá más? ¿Cuál será?

Aprovecho para lanzar otra pregunta: en caso de que de repente y de forma hipotética Abdelaziz Buteflika, presidente de la República Argelina, fuera un nuevo Gadafi, Sadam o Basar Al-Asad, los que apoyaron las previas incursiones de la OTAN, ¿apoyarían una incursión aquí? ¿O tal vez el miedo de que se siga el ejemplo de los demás países árabes y tengamos al Estado Islámico a poco más de 50km (Melilla-Argelia) nos hace empatizar y pensárnoslo dos veces?

Pensemos.