En 1989, a finales de la Guerra Fría, la Marina Estadounidense registró, por casualidad, un día rodeados de ballenas una voz muy distinta – un canto de ballena a 52 Hertz. Llamaba y llamaba pero nadie contestaba – nadie de su especie podía oírla.
El rango habitual del sonido de la ballena adulta es entre 15 y 20 Hz y no se sabe porque su canto es tan especial. Algunos dicen que nació con una malformación, otros creen que se trata de un híbrido de dos especies de ballenas y otros opinan que es el último ejemplar de una especie desconocida.
El océano es tan grande, tan oscuro, tan frío…
La ballena es – igual que el ser humano – un animal de manada, necesita relacionarse y convivir.
Todos nos acordamos como era ser niño – lo que pueden hacer niños a otros y siguen haciendo como adultos. Siempre se buscamos formar parte de un grupo, ser aceptados e incluidos y la forma más fácil de conseguir eso es dejar a alguien fuera, apartar,… El argumento puede ser distinta ropa, distinto pelo, distinta voz…
La soledad involuntaria es tan grande, tan oscura, tan fría,…
Imagina no tener a nadie que te eche de menos.
“La Ballena 52”, a día de hoy, sigue vagando en solitario en el gran océano llamando y llamando – buscando y esperando… sola, muy sola…