La banca cierra filas ante quienes le acusan de ser responsable del alto índice de desempleo en España, echa balones fuera y se blinda en sus despachos, ajena al drama humano del paro, olvidando que la especulación, la burbuja inmobiliaria y los beneficios multimillonarios acumulados están en el origen de la crisis económica y la pérdida de puestos de trabajo. La banca, hasta ahora, se ha sabido intocable y ha decidido desde una torre de marfil el rumbo no sólo de un país y quienes lo habitan, sino del mundo entero porque las fronteras sólo existen para las personas inmigrantes, pero caen cuando se trata del dinero y los intereses del mercado.
La Asociación Española de la Banca asegura, en un alarde de hipocresía, que buscar culpables “no tiene ningún sentido práctico”; pués bien, se equivocan. Lo tiene y mucho. Hasta la fecha los platos rotos los hemos pagado las víctimas de la crisis económica, mientras sus responsables recibían ayudas y parabienes del Gobierno del PSOE y sumaban más ceros a sus balances de resultados. Ha llegado la hora de que se haga justicia y se asuma que condenar a una persona al desempleo, al recorte de ayudas sociales y al desahucio es un acto constitutivo de delito porque nos han mentido y engañado, abusando de nuestra confianza para ganar beneficios sin límite.