Josetxo Ezcurra
A uno no deja de sorprenderle que la clase política sea uno de los principales problemas para la ciudadanía según las encuestas del CIS(Centro de Investigaciones Sociológicas). No porque esta no pueda ser un problema sino porque dentro del mundo en el que nos movemos no es precisamente la protagonista. Hay poderes económicos detrás de la clase política, que son los que manejan los hilos de la toma de decisiones. Supongo que los mismos poderes interesados en generar y promover el desprestigio, no solo de la clase política, si es que la hay, sino de la política en general.
Todo esto viene al hilo de un banquero para el que hubo una vez una sentencia y el señor Alfredo Sáenz, que así se llama, recurrió al Tribunal Supremo, que ha dictado sentencia. Ésta le inhabilita, por estafa profesional y denuncia falsa, para ejercer cualquier ocupación en banca, además de aumentar la condena de seis a ocho meses de cárcel. El pájaro cometió estos delitos en 1994, tras la intervención de Banesto por el Banco de España, poco después de ser nombrado presidente del banco. Y el señor Sáenz, que tiene 67 años, recurrirá al tribunal Constitucional. Según Europa Press, este recurso podría durar cerca de dos años y paralizaría la ejecución de la sentencia condenatoria.
El delito fue la presentación de una querella por estafa y alzamiento de bienes contra cuatro empresarios, a sabiendas de que eran inocentes, lo que provocó el encarcelamiento de tres de ellos. Todo por intentar cobrar una deuda de 3,8 millones de euros. Pero si uno tiene dinero, puede dormir a la Justicia hasta que tenga una edad adecuada para jubilarse y además lo hará a gusto porque 85,7 millones de euros de pensión es suficiente para lo que le quede de vida, algo que fue avalado por el Consejo de Administración del Banco Santander, lógicamente porque esperan similares recompensas.
Antes “el compañero” se hizo famoso en unas declaraciones gloriosas en las que decía que había que ir desmontando el estado del bienestar rápidamente. Así que este es uno de esos gurúes que dirigen nuestro destino, que dictan qué deberes hay que hacer y quien tiene que hacerlos.
Cuando dejó de ser presidente de Banesto, pasó a presidirlo Ana Botín, hija de Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, del que ha sido miembro de su Consejo de Administración hasta la fecha, como mano derecha del presidente, y mientras el Tribunal Constitucional no diga lo contrario.
Para esta persona los mercados “no son especuladores, sino ahorradores que nos prestan dinero” y dijo que el plan de ajuste en España “debía ser creíble para generar confianza en los mercados”. Interesantes reflexiones.
El problema es que carecen de autoridad moral para dictar las soluciones a una crisis que ha sido provocada por su sector y porque no hablan desde una coherencia entre sus ideas y la forma de vivir. Así que ya sabe, si el CIS le pregunta cuál es el principal problema tenga en cuenta al sector financiero entre sus respuestas.