Revista Comunicación
El 5 de enero de 2017 se cumplieron 200 años de la bendición y jura, en Mendoza, de la denominada Bandera del Ejército de los Andes. Ello significó que las fuerzas sanmartinianas estaban listas, también desde el punto de vista simbólico, para su histórico cruce de la Cordillera y, en consecuencia, para llevar la libertad a Chile.
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La reliquia, que se conserva en el Memorial a la Bandera del Ejército de los Andes, en la ciudad de Mendoza, tiene características que la hacen única: posee dos franjas de raso, blanco y celeste, y en cada cara un escudo similar al nacional.
Respecto de la disposición de sus franjas, muchos historiadores han creído, al ver las proporciones actuales de la bandera, que son verticales, con el escudo en posición horizontal o “acostado”. Así se suelen izar las réplicas. Pero la realidad es que se conserva la parte del paño cercana al escudo y por eso lo engañoso de sus actuales proporciones.
Una prueba de cómo pudo ser originalmente la insignia es el grabado “La batalla de Maipú”, de 1819, donde se ven dos banderas a dos franjas horizontales, blanco sobre celeste. Una de las enseñas aparece en primer plano y en brazos del general San Martín. En ella el escudo está en posición vertical. Y así debió ser en su forma original.
También se ha argumentado que el motivo por el que tenía dos franjas, y no tres, como la Bandera Nacional (aprobada meses antes de la partida del Ejército de los Andes), era la escasez de tela celeste en las tiendas mendocinas. No compartimos esta hipótesis. Es sabido que San Martín era un organizador en extremo detallista como para depender de la existencia o no de cierta cantidad de tela.
Entendemos que el motivo que justificaría la adopción de este diseño obedeció a que fue el usado por Manuel Belgrano en sus banderas. En enero de 1814, Belgrano transfirió el mando del Ejército Auxiliador del Perú, y su pabellón, al nuevo jefe, José de San Martín. Por entonces, los patriotas usaban la bandera a dos franjas horizontales, una blanca sobre otra celeste, conocida como “del Ejército” (que a partir de mediados de 1813 llevó pintado el Escudo Nacional). El modelo, sin escudo, aparece representado en un conocido retrato de Belgrano de 1815.
Prueba del traspaso de la bandera es una carta que Belgrano escribió a San Martín tiempo después del cambio de mando, en la que señaló: “añadiré únicamente que conserve la bandera que le dejé, que la enarbole cuando todo el ejército se forme”. Por eso, cuando San Martín preparó su ejército en Cuyo, recreó el diseño del emblema belgraniano, pero dándole un detalle propio del nuevo cuerpo armado: agregó una alegoría de montañas -que remiten a la cordillera de los Andes- cosidas debajo de los antebrazos de los escudos.
En la mañana del domingo 5 de enero de 1817 se realizaron dos actividades de suma importancia. Primero, se consagró a Nuestra Señora del Carmen como Patrona del Ejército de los Andes; luego, se bendijo la enseña. Las ceremonias continuaron por la tarde, en el campamento de El Plumerillo, cuando el ejército juró la nueva insignia. El general San Martín la definiría como “la primera bandera independiente que se bendice en América”, evocando lo sucedido en el Congreso de Tucumán.
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FRANCISCO GREGORIC y ADOLFO MARIO GOLMAN
“Homenaje a nuestra identidad”
(la nación, 11.01.17)