Intervenir o no un banco o caja. Esa es la gran duda que tienen los españoles tras lo acontecido con Bankia en los últimos días. La indecisión surge en aquellos que consideran una blasfemia inyectar dinero público a ésta pero que a su vez tienen todos sus ingresos en la entidad financiera. Pero además de que puedan o no destinar 10 mil millones de euros a Bankia, lo que molesta considerablemente es que el conglomerado financiero a echado mano de políticos más que de economistas para engrosar sus junta directiva, algo que también hemos conocido hoy.
Ante nosotros, una dura decisión para aquellos que en su día criticaron la iniciativa del Psoe de inyectar dinero a los bancos para que dieran crédito a los pequeños y medianos empresarios; dinero por cierto que un autónomo no vio ni en pintura, y ahora se ven en la tesitura de ser ellos los que tienen que abrir la cartera donde se guardan nuestros ahorros y regalárselo a una entidad que, pese a presentar buenos números, nunca acabó de convencer.
En cuanto a esos números tan buenos y que hacían pensar lo saneada que estaba Bankia, gracias a las constantes afirmaciones al respecto de su presidente Rodrigo Rato, hoy hemos sabido y como relatan en el diario El Mundo (www.elmundo.es), que la realidad es otra. Unas cuentas infladas en 2011 y cuya sobrevaloración sería de 3.500 millones. ¿Pero por qué se hace esto? …se preguntarán ustedes. Pues por la misma razón que se engorda y ceba un cerdo. Para que cuando te lo comas esté más jugoso y haya más carne.
Rato ha dimitido, o más bien, ha sido invitado a abandonar la presidencia. Ahora también se habla de que muchos políticos que forman parte de la junta directiva deberían dejar el cargo por no estar capacitados. Es lo que ocurre cuando se trata de hacer favores. Tú me ayudas con una inyección económica y ya me encargo yo de darte un puestito y te voy pagando con parte del dinero que me has inyectado.
¿Qué se dará dinero a Bankia para que los ahorros de muchos no se pierdan o para evitar una crisis financiera? Seguro. Pero tristemente ese dinero no irá a quienes en realidad lo necesitan sino que servirá para continuar con los favores políticos que han supuesto y supondrán un lastre para la economía de un país como España. Ya lo dijo el escritor francés del siglo XX Abel Bonnard: “Los pobres se envanecen de sus gastos; los ricos, de sus economías”.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…
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