Revista Sociedad

La base de las fortunas que se acumulan en el negocio de la belleza está en crear insatisfacción

Publicado el 07 febrero 2014 por Alimmenta @alimmenta
rosa maria raich

Entrevista y texto: Elisabet Tasa Vinyals (ETV)

Entrevistada: Rosa Maria Raich Escursell (RMRE)

Fotografía: Marc Saludes Rullo

El despacho de la catedrática Rosa Maria Raich Escursell, en la facultad de Psicología de la Universitat Autònoma de Barcelona, constituye un compendio de semiología psicológica. Estanterías llenas de libros, la mayoría de ellos sobre imagen corporal, género y sexualidad, albergan también incontables figuritas étnicas -recuerdos traídos por alumnos desde diferentes partes del mundo- y otros souvenirs personales. Todo ello insinúa que, para esta mujer, la dimensión profesional y la humana son por lo menos equivalentes en importancia. En un rincón del despacho, sin colgar, una divertida placa que reza: Ici c’est bien mieux qu’en face (“aquí somos mejores que enfrente”). Esta parece ser, verdaderamente, la filosofía de las instituciones universitarias actualmente.

La Dra. Raich Escursell es catedrática en el departamento de Psicología Clínica y de la Salud desde el 2007, y desde hace más de 25 años se dedica a la epidemiología, evaluación e intervención preventiva de los trastornos alimentarios. También encabeza un SGR (grupo de investigación) de la Generalitat de Catalunya titulado “Salud, estilos de vida y género en mujeres”.

ETV: Como experta en conducta alimentaria, habrá seguido de cerca la evolución de los Trastornos del Comportamiento Alimentario (TCA) en los últimos 30 años. ¿Cuál ha sido esta evolución, y qué factores pueden explicarla?

RMRE: Existe un mantenimiento a nivel epidemiológico del porcentaje de chicas con anorexia; en cambio, hay un aumento muy importante de los llamados TCANE (Trastornos del Comportamiento Alimentario No Especificados), etiqueta que engloba las problemáticas que no encajan en las definiciones de trastornos específicos como la anorexia o la bulimia nerviosas. Esto es así porque hay un aumento muy importante de la insatisfacción corporal en relación con la presión existente en nuestra sociedad hacia un cuerpo no sólo delgado, sino perfecto. Como esta exigencia va en aumento, y reporta unos enormes beneficios para las empresas que proponen este modelo estético, la imposición no solamente se ha vuelto mucho más exigente con las mujeres, sino que además ahora se intenta incorporar a los hombres.

Hace unos años, los trastornos alimentarios eran casi exclusivamente patrimonio del género femenino. Actualmente, se dice que cada vez se ven más en chicos, y la vigorexia es mayoritariamente masculina…

Efectivamente, en los años 80, la proporción entre mujeres y hombres afectos de un trastorno alimentario era aproximadamente de 9 a 1. En estos momentos, y teniendo en cuenta todos los trastornos, podemos hablar de una proporción de 6 a 1; y además, en determinados trastornos, como el trastorno por atracón, se observa una proporción de aproximadamente 1 a 1. La vigorexia, que de momento no está definida como tal en los DSM [1] pero se podría incluir en el grupo de los trastornos dismórficos, es más frecuente en hombres, especialmente en los que practican culturismo: aunque en estos momentos estamos haciendo un estudio con mujeres que practican culturismo, en el que esperamos encontrar también prevalencias elevadas. 

¿Cuál es el estado de salud de la autoestima masculina? Entre bíceps hipertróficos y penes gigantes en perpetua erección, ¿cuánto daño se está haciendo desde los medios a los chicos jóvenes?

Las estrategias que utilizan los medios de comunicación para imponer el modelo estético en los hombres son ligeramente diferentes a las que vienen utilizando clásicamente para las mujeres. Si nos fijamos en el modelo estético masculino, veremos que históricamente no ha cambiado mucho: los hombres modelos actuales no difieren considerablemente de las esculturas griegas clásicas. Hoy en día, pero, los modelos están todos retocados con PhotoShop, depilados, maquillados…: y, por tanto, presentan unas imágenes que no son reales, como en el caso de las mujeres. Lo que es diferente es, en estos momentos, la preocupación por el cuerpo de los hombres. Antes se llevaba aquello del “hombre de pelo en pecho”, y se consideraba que las características que debía poseer idealmente un hombre eran mayormente de índole psicológica (ser fuerte, valiente, vigoroso…): actualmente, se está añadiendo a todo esto el aspecto físico. Es decir, en este sentido, se está aproximando la situación de los hombres a la de las mujeres, pues se les está empezando a exigir a ellos también la excelencia en todos los ámbitos: tanto en las características físicas como en las psicológicas. Hombres y mujeres, pues, tenemos que ser seres perfectos. Actualmente, está claramente dilucidada la cuestión de las partes del cuerpo que preocupan a mujeres y hombres. En las mujeres es el “torso medio”, desde la cintura hasta los muslos; en los hombres, preocupa más el “torso superior”, desde el cuello hasta la cintura. En cuanto a la influencia sobre la autoestima, parece ser que la imagen corporal supone el 25% de la autoestima total de la persona. Probablemente el porcentaje sea mayor en mujeres que en hombres, aunque no disponemos de evidencia empírica actualizada que lo corrobore. Sí poseemos, en cambio, evidencia clara del aumento de la insatisfacción corporal y la prevalencia de trastornos relacionados en el género masculino.

“Se está aproximando la situación de los hombres a la de las mujeres, pues se les está empezando a exigir a ellos también la excelencia en todos los ámbitos: tanto en las características físicas como en las psicológicas”

Recientemente se ha oficializado o están cobrando importancia trastornos que ya eran sobradamente conocidos por los profesionales, e incluso por la sociedad. Se trata de enfermedades como la vigorexia, la ortorexia o el trastorno por atracón. ¿Qué se sabe sobre estas patologías?

El trastorno por atracón es avalado por gran cantidad de literatura: está muy claro y aceptado dentro del DSM-V [2]. El caso de la ortorexia no es tan claro: no es ni tan conocida, ni tan reconocida. De todas formas, sí que nos encontramos, en las sociedades de la abundancia, que cada vez hay más gente con ortorexia, es decir, con una necesidad de alimentarse con una perfección extraordinaria, con alimentos de cultivo biológico, preferentemente vegetarianos, hay cada vez más veganismo… Ello está introduciendo cada vez más complicaciones en la vida de algunas personas. Y cuando la alimentación interfiere en la vida cotidiana, es señal de alarma. 

Los TCA son la punta del iceberg. ¿Cuál es la frecuencia aproximada de las conductas alimentarias alteradas (por ejemplo, la realización de dietas de adelgazamiento sin supervisión profesional) actualmente en la población general?

En los estudios que nosotros tenemos, realizados con estudiantes universitarios, el porcentaje de seguidores de dietas para adelgazar sin recomendación médica está sobre el 25%. La preocupación por el cuerpo y la insatisfacción corporal llega, en mujeres, al 80%. Esta evaluación se basa en la respuesta a cuestionarios validados y estandarizados sobre diferentes partes del propio cuerpo. En hombres, la prevalencia es mucho más baja, pero está subiendo.

“Entre estudiantes universitarios, el porcentaje de seguidores de dietas para adelgazar sin recomendación médica está sobre el 25%. La preocupación por el cuerpo y la insatisfacción corporal llega, en mujeres, al 80%”

El sistema patriarcal nos manipula para que la extrema delgadez y la musculación desmesurada sean motivo de orgullo y veneración, a pesar de sus riesgos para la salud. ¿Cómo han llegado estos cuerpos a ser deseables estética y sexualmente?

Unas investigadoras americanas dicen que la cultura parece ir en contra de la biología. Si estamos en una sociedad bien alimentada, las personas tienden, biológicamente, a ganar peso; en cambio, el modelo estético cada vez es más delgado. Seguramente, en épocas de hambrunas, el modelo estético era mucho menos delgado. Hay estudios realizados en sociedades africanas con problemas de desnutrición que muestran que los hombres perciben que las mujeres más gordas son más guapas, mientras que ellos mismos, los hombres, perciben que son más guapos si son delgados.

dra rosa maria raich

¿Cómo podemos, desde un punto de vista macro, difundir modelos estéticos alternativos o promover la autoestima de las personas?

Es una batalla tan difícil… Desde la Generalitat de Catalunya se ha impulsado un grupo de trabajo para la prevención, integrado por psicólogos, psiquiatras, personas que trabajan en el campo de la moda, incluso personas que trabajan en marcas de ropa importantes… Se las intenta convencer, y muchas veces te dan la razón, especialmente si tienen algún problema de trastorno de la conducta alimentaria en la familia. Pero… ¿Tú has visto que ahora hay una casa de moda, que precisamente forma parte de este grupo de trabajo, que ha inaugurado una tienda de tallas grandes…?

Supongo que se refiere a Mango y a su nueva línea llamada Violet.

Sí. ¡Y las tallas grandes, empiezan a partir de la talla 40! En los años 60, las maniquíes llevaban una talla 44…

La talla 44 de Marilyn Monroe, por ejemplo.

Exacto. Luego se fue bajando a la 40, y actualmente estamos en la 34-36, que eran tallas de niña. ¿Y por qué?, dice mucha gente. Hay quien dice que es porque muchos modistas son homosexuales, y no les gusta el cuerpo de las mujeres, y buscan un cuerpo lo más masculino posible. Hay otras razones: como es tan difícil estar tan delgado, esto beneficia a empresas de dietas, cremas, cirugía estética… Claro, llegará un momento en que te sentirás muy desgraciada si no puedes ponerte los pañales de cuando eras un bebé, porque no darás la talla. Una ministra del PSOE hizo un intento de normalización de las tallas mayoritarias. En unas declaraciones, dijo que la talla 46 es una talla perfectamente normal entre las mujeres españolas. Pero a día de hoy no ha dado resultado. En mi opinión, poner las medidas de las prendas en centímetros (de cintura, de cadera, de cuello…) sería mucho mejor que el sistema de tallas actual, porque una chica joven que tiene que ir a comprarse una talla 40 en esta tienda de “tallas grandes” muchas veces lo ve como un motivo de vergüenza.

“En mi opinión, poner las medidas de las prendas en centímetros (de cintura, de cadera, de cuello…) sería mucho mejor que el sistema de tallas actual”

¿Puede tener algo a ver el hecho de que el modelo estético sea prácticamente imposible de conseguir y, por tanto, condene a sus perseguidores a una búsqueda perpetua? ¿Puede esta tarea interminable mantener a las personas demasiado ocupadas para prestar atención a otros aspectos de su entorno, como son ciertas problemáticas sociales importantes que nos afectan individualmente?

De hecho, la base de las fortunas que se acumulan en el negocio de la belleza está en crear esta insatisfacción. Te presentan un modelo que es perfecto y, además, no es real. Entonces te crean insatisfacción, porque te comparas con este modelo y, evidentemente, estás muy lejos de él. Y a continuación te dicen: “¡Yo tengo un remedio para tu problema!”. El remedio son las dietas, el ejercicio físico, la cirugía estética… Y, en medio de todo esto, te dicen: “Por cierto, este problema lo tienes por tu culpa, porque existe una solución. Busca la solución que nosotros te proporcionamos”. 

Día a día asistimos a la emisión de cientos de mensajes pro-TCA en los medios de comunicación. La alfabetización en medios es una de las intervenciones preventivas que se han mostrado eficaces. ¿Es suficiente con el enfoque educativo, o habría que penalizar legalmente el proselitismo de la enfermedad que hacen ciertas empresas y medios?

Creo que la alfabetización en medios es un inicio, pero que es un inicio muy tímido y para la mayor parte de la población es una cosa desconocida, mientras que estamos sumergidos en el mundo de los media. Es necesario hacernos críticos frente a este mundo que ejerce tanta presión. Desde muy pequeños, los niños deberían aprender a no tragarse todo esto que les vende la publicidad, en cualquier sentido. Deberíamos enseñarles a juzgar y a escoger. No hace falta prohibir la publicidad. Yo sería partidaria de prohibir las páginas pro-ana y pro-mia, pero se ha visto que cuando cierras una, salen tres… Es como las cabezas de la Hidra: es imposible.

“Una chica joven que tiene que ir a comprarse una talla 40 en esta tienda de <<tallas grandes>> muchas veces lo ve como un motivo de vergüenza”

 

El psiquiatra Josep Toro ponía de manifiesto, en una conferencia en esta misma facultad la semana pasada, la importancia de la interacción genética-ambiente en la etiopatogenia de casi todas las patologías, por lo menos las más prevalentes epidemiológicamente. El doctor comentó que los cambios epigenéticos [3] producidos por experiencias ambientales tempranas pueden estar implicados en la génesis de psicopatología muchos años más tarde. ¿Cómo ocurre esto en el caso de los TCA? ¿Podría explicarse la influencia de factores de riesgo como los abusos infantiles o las conductas de control del peso en la madre?

La biología, por mucho que a mí no me entusiasme, explica una gran cantidad de varianza en la aparición de trastornos alimentarios. De hecho, se dice que puede llegar a explicar el 60%, especialmente en anorexia y en bulimia. ¡Pero!, se ha visto que para que la genética tenga efecto es necesario un ambiente que actúe como “caldo de cultivo”: esto es la interacción. Se dice que la genética o la biología cargan la pistola, y la cultura aprieta el gatillo. No hay alcohólicos sin alcohol. No todas las personas que tienen anorexia, además, tienen una preocupación por la imagen corporal: el 15% de las ingresadas por anorexia en el Hospital Clínic, a las que los médicos suelen llamar “las místicas”, son personas que han vivido una situación ambiental estresante que las ha instigado hacia el trastorno alimentario, pero que no tienen una preocupación significativa por la imagen corporal. Sabemos que el abuso sexual y físico tiene un papel importante en la aparición de trastornos alimentarios, pero también en trastornos de ansiedad, depresivos… Es decir, no tiene un papel discriminante en los trastornos alimentarios. Aun así, Sílvia Vilanova, que presentará próximamente su tesis doctoral, ha demostrado que los trastornos alimentarios de las chicas que han sufrido abusos son más graves que los trastornos de aquéllas que no han pasado por esta dura experiencia.

“Es necesario hacernos críticos frente a este mundo que ejerce tanta presión”

¿Cuál ha sido la evolución de la profesión de psicólogo en los últimos 30 años? ¿Cómo son estos profesionales percibidos por la sociedad?

En el campo de los trastornos alimentarios ha habido una incorporación masiva de los psicólogos. Hace 40 años se consideraba que un psicólogo no tenía nada que hacer en un trastorno alimentario: las pacientes iban al psiquiatra, e incluso al ginecólogo o al médico de familia. Hoy en día, nadie duda de la adecuación y capacitación de la profesión psicológica para la prevención y el tratamiento de estos trastornos. En contraste, ha habido una pequeña incorporación de psicólogos en los hospitales públicos. Todavía hay, además, cierto estigma hacia el hecho de consultar un psicólogo. Esta práctica no está aún normalizada en nuestra sociedad. 

Precisamente otro tema que preocupa es la situación del psicólogo en la salud pública. ¿Cree que están bien integrados con el resto de profesiones sanitarias y bien representados en número? En caso contrario, ¿qué solución propone?

La solución ideal sería que se aumentaran los presupuestos, evidentemente; pero en el fondo, lo que hay que hacer es aceptar de una vez que el trabajo del psicólogo no es en vano, sino que es un trabajo que está aportando unos resultados a largo plazo. De esto, todavía no somos realmente conscientes en nuestra sociedad. Cuando hay un problema grave, todavía se tiene tendencia a priorizar el médico. En trastornos alimentarios, es vital la composición multidisciplinar de los equipos: más aún que en otros ámbitos en los cuales también es importante.

entrevista dra rosa maria

¿Cuál es su opinión sobre la presencia de dietistas-nutricionistas en el equipo multidisciplinar que trata los TCA? ¿Cree que son innecesarios o, por el contrario, ¿qué pueden aportar? En algunos hospitales la unidad de TCA no tiene dietista-nutricionista, sino que es enfermería quien lleva la parte nutricional del tratamiento…

Sin duda, sería más interesante que esta figura la asumiera un dietista-nutricionista. Además, hay casos en los cuales la figura del nutricionista es absolutamente necesaria, como por ejemplo cuando hay casos de anorexia grave que requieren una planificación de la reincorporación progresiva a la alimentación normal. Por otra parte, los dietistas-nutricionistas deberían tener siempre muy presente que la perfección no existe, y que intentar buscarla en la alimentación crea más problemas de los que soluciona; y deberían hacer propuestas conducentes a una alimentación sana y razonable.

“La perfección no existe, e intentar buscarla en la alimentación crea más problemas de los que soluciona”

 

A menudo personas con problemáticas de tipo psicológico de fondo (sentimientos de desagrado por su cuerpo, autoestima baja, tristeza, aislamiento social…) acaban antes en la consulta de un dietista-nutricionista que de un psicólogo. Estas personas solicitan una dieta para bajar de peso, pero sin embargo no reconocen o no buscan tratamiento para su problemática de base. ¿Cuál es la actuación más responsable ante este tipo de pacientes? ¿Cómo gestionar una derivación que quizá no será bien recibida?

Es vital que la formación del dietista-nutricionista incluya el aprendizaje de lo que son los trastornos alimentarios, el trastorno dismórfico, etc. Una curiosidad: los dermatólogos se encuentran con muchos casos de trastorno dismórfico que acuden a su consulta antes que a la de un cirujano plástico o un psiquiatra. Es un intento de la persona por normalizar su situación, que autopercibe como patológica. Es importante que los profesionales de la nutrición y dietética tengan entre sus contactos a psicólogos de referencia a los que puedan derivar los casos que lo requieran. Efectivamente, en muchos casos el consejo puede ser mal recibido por el paciente o por la familia. En algunos casos, lo que se hace es confeccionarles una dieta razonable e intentar demostrarles que su IMC es totalmente normal y que realmente no hay necesidad de adelgazamiento: por tanto, se le sugiere que existe una problemática psicológica subyacente de una forma menos invasiva. Otros casos son más evidentes y puede que incluso la propia persona admita necesitar ayuda para controlar su ansiedad u otros síntomas. En nuestro departamento hemos puesto en marcha una Unidad de Evaluación de la Imagen Corporal, que a veces es mejor recibida que una consulta psicológica (aunque lo llevamos un equipo de psicólogos), porque de entrada no se hace terapia sino que se enseñan una serie de estrategias para estar mejor en el propio cuerpo. Aquí hacemos una valoración de cada caso y, si es necesario, lo derivamos.

“Es importante que los profesionales de la nutrición y dietética tengan entre sus contactos a psicólogos de referencia a los que puedan derivar los casos que lo requieran”

 

El sesgo de género (abordaje diagnóstico o terapéutico diferencial según el género sin justificación científica que lo avale) es una realidad demostrada en el contexto médico. ¿Puede haber sesgo de género en la consulta del dietista-nutricionista?

Seguramente. Déjame que te ponga un ejemplo: en el trastorno dismórfico, se ha visto que cuando es una mujer quien consulta hay mayor probabilidad que se la derive al cirujano plástico o al dietista, mientras que si es un hombre, la probabilidad de derivación al psiquiatra es mayor. Se entiende normal que una mujer puede tener problemas con su cuerpo, y que estos problemas son legítimos: y, con esta base, se siguen legitimando. 

Para terminar, me gustaría preguntarle qué opina de las terapias de coaching, últimamente tan en boga. Las personas que las llevan a cabo no siempre son psicólogas, y sin embargo a menudo tratan con problemáticas tributarias de orientación psicológica. Por ejemplo, los coaches pueden impartir intervenciones motivacionales a personas que desean bajar de peso sin justificación y sin control profesional alguno. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Últimamente he observado un intento de los Colegios Oficiales de Psicólogos para que los psicólogos se formen en el coaching. En estos momentos, el tema goza de una gran propaganda, como si fuera algo del otro mundo, y en realidad no es para tanto. Habrá que ver si aporta algo positivo que no aporten otro tipo de técnicas. No obstante, nunca enviaría a alguien que sospecho que pueda tener un trastorno alimentario a un coach, pues creo que no es la forma de tratarlo. Es cierto que estas personas, igual que ocurrió con la moda del counseling, no necesariamente tienen que ser psicólogas y esto crea una especie de competencia desleal hacia quienes lo somos. Creo que es importante y bueno delimitar qué profesional debe ocuparse de qué. 

Bellaterra (Barcelona), 23 de enero de 2014


[1] DSM son las signas en inglés de Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, que en sus diferentes ediciones actualiza la clasificación que psicólogos y psiquiatras utilizan para diagnosticar psicopatologías. [2] Hace referencia a la quinta y más reciente edición del manual anteriormente mencionado. [3] La epigenética es la herencia de patrones de expresión de genes que no vienen determinados por la secuencia genética. Esta herencia alternativa viene fijada porque los genes se expresan o no dependiendo de ciertas condiciones bioquímicas como lo es la metilación del ADN o de las histonas, o bien la forma de la cromatina, y otras causas que aún no conocemos. Fuente: http://www.epigenetica.org/

El artículo La base de las fortunas que se acumulan en el negocio de la belleza está en crear insatisfacción apareció publicado primero en Dietistas-nutricionistas, portal de nutrición.


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