Digamos que los niños y niñas que han sido educados bajo las normas, a veces duras e implacables, de las monjas, han crecido diferentes en valores y en educación, al haber aprendido a respetar casi todo, cuando son mayores son más disciplinados. Claro que siempre existen excepciones y los niños que en sus casas son libertinos y sin reglas no hay educación de monjas que les haga entrar en cintura, al contrario quizá se hagan más rebeldes contra el sistema.
Si observan estas diferencias, comprobaran que suele ser así, los niños que han sufrido en ocasiones la disciplina de las monjas, son mucho más templados, saben prescindir y respetar, esta dureza les ha facilitado el camino en la vida, el saber que no todo son flores y que todo está al alcance de la mano, es la mejor educación para llevar un futuro con más fuerza y templanza, no caerán en la trampa de la depresión los que han sido víctimas de su severa educación.
No es incompatible hacer cumplir una norma con disciplina y despues premiar con buenas palabras su ejemplar conducta, e aquí la cuestión!!!!! Dureza con la misma dosis de cariño, autoestima alta por haber conseguido un reto.
La experiencia de nofler con los niños es fantástica,ha comprobado que esta fórmula funciiona al 100%, los niños te adoran si eres recto y displinado a la vez que cariñoso y les prestas atención para que ellos se sientan importantes y felices.
Une más un toque de atención en su debido momento que un chuche como premio, ¡comprobado!!!!
Muchos padre se piensan que sus hijos son criaturitas que hay que comprarles cositas para que estén más contentos...¡peligro! ¿que les están enseñando con esto?......que su cariño se compra con dinero, este es el gran error de nuetra educación.
Que lo hagan los abuelos o el vecino, pues no tiene demasiada importancia ...pero que lo hagan sus educadores, osea sus padres.........NO SABEN BIEN LO QUE ESTAN HACIENDO hasta que el niño sea adulto y entonces se preguntaran ellos mismos ¿por qué mi hijo es egoísta?
Son distintos a los niños que han estudiado en un colegio público de cualquier ciudad, estos niños son más libres, menos respetuosos con el entorno y otros niños en general, pero ojo!!! NO TODOS....sólo los que coincide que además en su casa les dejan hacer lo que quieren, es decir que los educan a libre albedrío sin apenas normas ni disciplina.
Aunque tambien fueron diferentes los niños educados en colegios de pueblo, de los antes, ahora ya no los hay, es la generación que tiene ahora cincuenta años y que estudiaron en esas escuelas pobres de pueblo, estas personas son la caña, con perdón de la expresión, pero es que de verdad son gentes generosas y respetuosas, por lo general, ya sé que hay excepciones. Esta educación se parecen más a los de los colegios de monjas, con una educación mucho más estricta y severa.
A lo largo de la vida , se nota en todo la educación que recibieron en la infancia, en el trato y en las formas y en el respeto a las normas, aunque nunca se puede generalizar, porque quizá en gran parte dependemos de las personas que nos estan enseñando o guiando en cada momento y quien dice que un director de un colegio público no puede ser más estricto que una monja a la hora de hacer cumplir normas.
El caso es que si queremos ser mejores tendremos que volver hacía atrás como los cangrejos, un poco de disciplina en casa y en las aulas, pero cuidado!!!!! todos los extremos son malos, perversos diría yo, no volvamos a los tiempos de aquellos profesores que pegaban a los niños.
Ni esto , ni lo otro, no se puede permitir una educación demasiado severa o demasiado liberal. En el termino medio está la virtud.
Educando bien a los chavales podremos cambiar el mundo, si son respetuosos lo van a ser con la madre tierra, la cuidarán mejor que nadie y al hacerlo ellos mismos se beneficiaran.
En cualquier caso, ustedes fijense en las personas se ve claramente cual ha sido su educación de niños.
Mensaje: ánimo profes!!!! en vuestras manos está cambiar el mundo con la norma nº 1 RESPETO, sólo las pequeñas nuevas generaciones podrán ser mejores que nosostros los que hemos estropeado la tierra y hemos roto con las antiguas normas, la última generación de los últimos 50 años.
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