La batalla de Berlín, también conocida como la caída de Berlín, se desarrolló entre el 16 de abril de 1945 y el 2 de mayo de 1945. En ella lo que quedaban de las fuerzas del Tercer Reich se enfrentaron al Ejército Rojo. Stalin le dio alcance simbólico a este último golpe al régimen nazi, tras las graves pérdidas sufridas por los soviéticos en la Segunda Guerra Mundial.
El colapso del Tercer Reich en 1945
A comienzos del año 1945, solo una pequeña parte de Alemania había sido invadida. Al este, los soviéticos estaban a las puertas de Prusia oriental. Al oeste, los Aliados se encontraban frente a la línea Sigfrido, que protegía la orilla izquierda del Rin. Hitler creía aún contar con las armas experimentales (como la V1 y la V2) para revertir la situación.
El 12 de enero de 1945, los soviéticos inician una ofensiva masiva (desde el Báltico a los Cárpatos), bajo el mando del mariscal Tcherniakovski (3.er frente bielorruso), Rokossovski (2.º frente bielorruso), Zhúkov (1.º frente bielorruso) y Koniev (1.º frente ucraniano). Stalin aprovecha la competitividad entre los generales para hacer realidad los logros más importantes. Por su parte, las fuerzas alemanas se concentran en el frente oeste debido a la batalla de las Ardenas. En diez días, la Wehrmacht (Grupo de Ejércitos del Vístula) está destruida y el Ejército Rojo conquista la mayor parte del territorio de la Polonia pre-1939, se apodera de las zonas industriales vitales de Silesia y de la mayor parte de Prusia oriental y alcanza el Oder (futura frontera germano-polaca) en Custrin.
Hitler, cuya condición física se había deteriorado considerablemente desde el atentado del 20 de julio de 1944, ordena, como siempre, a sus generales no retroceder y contraatacar. Sus análisis estaban completamente desconectados de la realidad, no parecía darse cuenta de la fuerza real de sus ejércitos. Tuvo encontronazos regulares con Heinz Guderian, jefe del Estado Mayor para el frente oriental, que no dejaba de plantarle cara, hasta su sustitución a finales de marzo por el general Hans Krebs.
Al penetrar en suelo alemán, las tropas soviéticas propagaron el pánico entre las poblaciones alemanas de las provincias del este. La propaganda de Joseph Goebbels dio parte de innumerables casos de saqueos, asesinatos y violaciones colectivas. Un éxodo masivo se produjo hacia el oeste con millones de refugiados de los territorios alemanes que ya habían sido tomados. El frío, el hambre y los bombardeos fueron las causas de mortalidad más frecuentes de la población civil.
Los refugiados alemanes en raras ocasiones eran apoyados por las autoridades nazis. Es posible que la desorganización general y la fuga rápida de los más altos mandos nazis sea la causa principal, pero también es probable que esto fuera una estrategia deliberada para incitar a los soldados alemanes a combatir más enérgicamente para proteger a los civiles que permanecían en su tierra natal. El Führer había pedido que se aplicase en toda Alemania la política de tierra quemada, ya que no podía soportar que el suelo nacional alemán cayese en manos de los eslavos. Creía también que el pueblo alemán, que había fracasado en el designio que le correspondía por la providencia, merecía su suerte de destrucción.
Goebbels, cada vez más expuesto, al no aparecer casi Hitler ya en público, y con su nuevo cargo de Comisario del Reich para la defensa de Berlín, organiza las unidades de Volksstürm, es decir, unidades compuestas por las últimas reservas de efectivos (los hombres más viejos o enfermos). Los adolescentes de las Juventudes Hitlerianas también serían integrados a las fuerzas militares para la defensa del Reich: su fanatismo hará de ellos los combatientes más motivados en la batalla de Berlín, pero también los más diezmados: y es que la mayoría de ellos moriría en la sangrienta batalla final de la Segunda Guerra Mundial.
En febrero de 1945, los soviéticos se apoderan de Budapest, duramente defendida por los alemanes. Los Aliados, al oeste, avanzan hasta el Rin. Los bombardeos estratégicos estadounidenses y británicos siguen afectando a Alemania: del 13 al 15 de febrero, el bombardeo de Dresde, ciudad llena de refugiados, causa cerca de 25.000 muertos.
Situación estratégica
En marzo de 1945, el Ejército Rojo conquista Pomerania, asedia Königsberg y Breslau, y establece las cabezas de los puentes en la ribera occidental del Oder, a menos de 50 kilómetros de Berlín. Por su parte, las fuerzas aliadas, al oeste, progresan hacia el este del Rin a comienzos de marzo y el III Ejército de George Patton lleva a cabo un avance fulminante en Alemania central. El 1 de abril, el Grupo de Ejércitos B del mariscal alemán Walter Model queda atrapado en una maniobra de bolsa en el Ruhr. Los Aliados avanzan por esas fechas más rápidamente que los soviéticos. Pueden llegar a Berlín o a Praga antes que ellos. Esto es lo que desean Patton o Winston Churchill y Bernard Montgomery, que temen un futuro conflicto con los soviéticos.
Pero en la conferencia de Yalta, en febrero de 1945, los jefes aliados y Stalin, aprovechando su ventaja en Europa del Este y los sacrificios masivos de sus tropas, se pusieron de acuerdo sobre sus respectivas zonas de ocupación. El territorio al este del Elba, que comprendía Berlín, debería ser para el Ejército Rojo. El Comandante en Jefe de los Aliados, Eisenhower, invocando los acuerdos y deseando salvar las vidas de Estados Unidos (considerando de manera exagerada que proseguir con la ofensiva causaría pérdidas de 100.000 hombres), ordena detener el avance de sus tropas: no deben sobrepasar el Elba, con Berlín a apenas un centenar de kilómetros de distancia. También se planteaba el problema de la longitud excesiva de las líneas de comunicación estadounidenses. Además, los generales americanos no sabían que muchos militares alemanes preferían que Berlín fuese tomada por los americanos y que estaban dispuestos a capitular.
La orden de no pasar el Elba se da el 15 de abril de 1945, es decir, tres días después de la muerte de Roosevelt, cuando las cabezas de puente ya han sido instaladas y los carros ya estaban cruzan el río. Esta decisión representa un golpe de moral a las tropas estadounidenses que habían conocido hasta entonces un avance explosivo a pesar de verse contenidos por algunos focos de resistencia de las SS.
En el bando soviético, Stalin había escondido a sus aliados e incluso a sus comandantes que Berlín era su objetivo militar, alegando que su esfuerzo principal se centraría en Dresde a mediados de mayo y que solo las tropas de segundo orden serían dirigidas hacia Berlín. Stalin confiaba en realidad en un primer momento rodear la capital alemana a mediados de abril con el fin de evitar la intervención de los ingleses y americanos, y luego tomar la ciudad.
El 1.er Ejército estadounidense de Courtney Hodges y el Ejército Rojo de Zhúkov llegan a verse frente a frente en Torgau el 25 de abril de 1945. Las fuerzas alemanas quedan cortadas en dos. El 26 de abril de 1945, las tropas soviéticas se apoderan del aeropuerto de Tempelhof, lo que priva a las tropas alemanas del apoyo de la Luftwaffe.
Berlín antes de la batalla
En la primavera de 1945, Berlín parece relativamente lejos de la zona de combate pero se asemeja a una metrópolis en guerra: el Tiergarten se ha transformado en un parque de artillería pesada, los edificios dan testimonio de las huellas de los bombardeos, la población se oculta en los refugios y vive en la oscuridad o a la luz de las velas.
En una Berlín en guerra, el surgimiento de un intenso mercado negro permite a los habitantes encontrar todavía, a pesar de la represión, productos que podían necesitar.
La ofensiva general soviética
La batalla de Berlín comienza el 16 de abril de 1945 con el ataque nocturno. Pero esta ofensiva inicial fracasa por haber estado pobremente preparada.
Los planes del ejército soviético consisten en rodear la ciudad y terminar con toda resistencia nazi mediante el azote constante de la artillería de los lanzacohetes Katyusha. Pero estos bombardeos de artillería dificultaron en buena medida la progresión de las tropas atacantes hacia el centro de Berlín.
Aplastadas por la preparación soviética, las posiciones alemanas, evacuadas y luego reocupadas después de las salvas de artillería soviéticas del 16 de abril, se verían finalmente desbordadas el 19 de abril de 1945. Al día siguiente, las unidades alemanas de Wenck y Heinrici comienzan a mostrar signos de descomposición, pero algunas unidades, compuestas principalmente por miembros de las Juventudes Hitlerianas, tratarían de detener los tanques soviéticos mediante Panzerfaust. Las diferentes líneas de defensa avanzada de la capital del Tercer Reich fueron superadas con más o menos facilidad por las vanguardias rusas, en un primer momento mediante la pinza sur y posteriormente por la pinza norte.
El 20 de abril de 1945, Zhúkov inicia el aprovechamiento de un avance conseguido la víspera, ante un 9.º Ejército alemán en proceso de desintegración, mientras que los aviones de la Luftwaffe lanza sus últimas fuerzas a una batalla de Berlín decisiva. Desde el final del día, la primera línea de defensa, dispersa y mal dotada de hombres y equipos, se ve desbordada y los defensores alemanes no tienen más remedio que huir en desbandada. Al día siguiente, la ciudad queda rodeada por el norte, preludio del cerco de Berlín, mientras que el centro de la capital germana es bombardeada por la artillería pesada soviética y las primeras unidades soviéticas atacan la línea del S-Bahn, que constituyen las defensas exteriores de la ciudad propiamente dicha.
La pinza en el sur de la ciudad, capitaneada por Koniev, se ve, en un primer momento, perjudicada por la configuración del terreno, dada a la defensa, penetra poco a poco en la ciudad y hunde su línea de defensa exterior.
El 24 de abril de 2014, las formaciones de Zhúkov se adentran en los suburbios septentrionales de la ciudad, mientras que las tropas de Koniev avanzan por el sur de Brandeburgo. Las unidades de los dos frentes soviéticos terminarían cerrando el cerco efectuando su encuentro en la retaguardia en Potsdam. Esta progresión se haría al precio de pérdidas humanas a manos de las tropas nazis.
Surgieron focos de resistencia, como en el Tiergarten.
Los soviéticos reunieron en torno a Berlín más de 40.000 unidades de artillería (una unidad cada diez metros). ¡Una cifra impresionante!
El 20 de abril de 1945, tras la celebración del cumpleaños de Adolf Hitler, que cumplía 56 años, muchos altos cargos nazis abandonan Berlín precipitadamente, abandonando el Führer en su búnker de la cancillería.
Los dispositivos de defensa contaron con todos los medios de la guerra urbana: barricadas, campos de minas y callejones.
Una vez conquistados los suburbios conquistado de Berlín, al precio de enormes pérdidas en hombres y en equipo, la toma de la ciudad propiamente dicha comenzará finalmente el 25 de abril de 1945. Los obstáculos colocados en la ruta de los soviéticos hacia el centro de la ciudad fueron barridos unos tras otros a partir del 28 de abril de 1945.
Al día siguiente, los puentes sobre el Spree fueron cayendo uno tras otro bajo el control de los soviéticos. El puente Moltke, minado por completo y defendido desde la otra orilla, termina siendo asaltado por los rusos el 29 de abril.
Los combates causaron estragos en el barrio de los ministerios, en torno al Reichstag y al búnker de Hitler, defendido por voluntarios de las SS de distintas nacionalidades (entre estos últimos, combatientes escandinavos y holandeses de la 11.ª División "Nordland" de las SS, en la cual se incorporó al grupo de combate Carlomagno, que agrupaba a unos 300 franceses bajo las órdenes del Hauptsturmführer Henri Fenet, así como elementos tan dispares como los herederos españoles de la División Azul o supervivientes bálticos escapados de los combates de Lituania.
En general, estos combatientes fanáticos se embarcaron en la misión suicida de la batalla de Berlín. Asimismo, la mayoría de los voluntarios extranjeros que sobrevivieron a esta ofensiva final sobre la capital del Tercer Reich terminarían siendo capturados por el Ejército Rojo.
La captura del Reichstag
Desde 1943, el Reichstag se designó como el objetivo final de la batalla de Berlín en la confrontación final contra el Reich. Se trataba de un edificio enorme y aislado, y serviría como una puesta de escena que nada tendría que envidiar a ningún documental propagandístico comunista.
En el exterior del Reichstag se encontraban también cuatro cañones de 88 mm y dos tanques Tiger II. La defensa del Reichstag fue coordinada por el SS-Brigadeführer Wilhelm Mohnke.
Desde el 28 de abril, un poderoso ataque soviético se organizó en las inmediaciones del barrio gubernamental.
El asalto de los soviéticos sobre el Reichstag tiene lugar el 30 de abril, por la tarde. Los combates en el exterior y en el interior duran toda la noche, y prosiguen cuerpo a cuerpo hasta que la bandera roja termina finalmente izada en el Reichstag en la mañana del 1 de mayo de 1945. Iósif Stalin le pidió al fotógrafo ucraniano Evgueni Khaldei que inmortalizase este acontecimiento pero no estaba presente el día de la toma del Reichstag. Así que la propaganda soviética recrea la escena el 2 de mayo de 1945. El soldado de origen georgiano Meliton Kantaria, por orden de Stalin, izaría la bandera de similar modo al que la izaron los estadounidenses en Iwo Jima unos meses antes, exactamente el 23 de febrero de 1945.
Poco antes de la muerte de Adolf Hitler por suicidio y de que el Reichstag fuese tomado, la radio berlinesa consigue difundir, por última vez, una obra de Richard Wagner. Se trataba de la Marcha fúnebre de Sigfrido, para infundirles valor a las tropas. Anunciaría el final del Tercer Reich de los mil años.
Desde el suicidio de Hitler, el gobierno establecido por Goebbels, nuevo canciller, se acerca a los soviéticos con el fin de tantear las condiciones de la rendición alemana. Se declara una tregua para el 1 de mayo entre las 04:00 y las 15:00, periodo en el que se llevarán a cabo las negociaciones entre Goebbels, representado por Hans Krebs, y los militares soviéticos. Pero tras el fracaso de las negociaciones, los combates vuelven a empezar hacia las 16:30.
A las 4 de la mañana del 2 de mayo de 1945, el últiumo comandante de Berlín, Helmuth Weidling firma la capitulación de los últimos combatientes: el alto el fuego será efectivo a las 17:00. Mientras tanto, el viceministro de la Propaganda difunde por radio una orden con el fin de anunciar el cese de las hostilidades.
Finalmente, el 7 de mayo, el mariscal Wilhelm Keitel firma la rendición incondicional de las fuerzas alemanas.
Consecuencias de la batalla de Berlín
La ciudad de Berlín quedó destruida en un 33 % (hasta el 70 % en centro ciudad). Por su parte, las zonas aeroportuarias y sus alrededores trataron de preservarse para reutilizarse después de la Segunda Guerra Mundial. La destrucción total de Berlín fue solo un rumor. Y es que la ciudad era demasiado grande para ser destruida, como había sucedido con Colonia o Dresde.
Un gran número de civiles fueron asesinados durante los combates, mientras que otros fueron torturados o ejecutados por los soldados del Ejército Rojo, ebrios de venganza contra los alemanes. Al principio, estos comportamientos serían tolerados por el Estado Mayor del Ejército Rojo, pero en cuanto se produjo la firma del armisticio, estos abusos terminarían siendo rápidamente frenados por la NKVD. En 1945, más de 3.000 oficiales soviéticos fueron juzgados por crímenes contra civiles.
Los archivos soviéticos estiman las pérdidas soviéticas y polacas durante la batalla de Berlín en 81.116 muertos y 280.251 heridos.
En el bando alemán, las pérdidas humanas totales se calculan en 458.080 muertos y heridos, y 479.298 prisioneros de guerra alemanes.
La batalla de Berlín es considerada como una de las más sangrientas y costosa en vidas humanas de toda la Segunda Guerra Mundial. Al menos marcó el fin de la guerra en el sufrido continente europeo.