Era el año 1775 y corría un hecho sin precedentes. Por primera vez los colonos se rebelaban contra la metrópoli llevando a cabo una guerra sin cuartel ni precedentes. Además, los futuros estadounidenses no peleaban contra un enemigo débil, se trataba nada más y nada menos que de los llamados “casacas rojas”, los ingleses, quienes tenían a uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Estos habían aceptado el reto pues pensaron que lo rebeldes serían reprimidos en un par de meses, sin embargo, quién diría que de esos rebeldes surgiría una de las naciones más poderosas del orbe. El conflicto surgió de pequeñas causas a grandes efectos, cuando los británicos impusieron algunos tributos sobre las importaciones que las colonias americanas realizaban, como el impuesto al té, papel, vidrio y otros elementos indispensables.
Los americanos se sublevaron y lo que empezó como un simple reclamo, culminó con los deseos de independencia de las 13 colonias. Los británicos en respuesta envían tropas desde su isla a América para calmar la rebelión. 4 mil integrantes de los llamados casacas rojas al mando del general Gage se establecieron en la ciudad de Boston y así poder apaciguar los ánimos en Massachusetts. Entre las medidas del general en la urbe estuvieron las de disolver el gobierno provisional así como cerrar el puerto. Esto generó el descontento general y los británicos se ven obligados a trabar batallas tales como las de Lexington y Concord con los milicianos locales en un ejército totalmente improvisado. En abril de 1775 Massachusetts estaba bajo ley marcial. Los británicos son derrotados en Concord y en su repliegue hacia Boston sufrieron cuantiosas bajas algo que dejó sorprendido a los militares británicos y a Londres. Mientras tanto, las colonias enviaban a más milicianos. La batalla en Boston era cuestión de tiempo.
Sin perder tiempo los milicianos, fortalecidos por sus refuerzos se establecieron alrededor de las penínsulas de Boston y Charlestown, en una línea defensiva que bloqueó cualquier salida y arrinconando a los británicos contra el mar, siendo éste su único medio posible de abastecimiento. Gage sin perder tiempo se organizó como pudo y fortificó sus posiciones, estableció defensas con cañones y fortaleció así las colinas aledañas. Más tarde, decidió además abandonar Charlestown tierras que quedaron prácticamente desguarnecidas con tal de rechazar a los milicianos que se cernían sobre Boston. Algunos de los residentes de la ciudad decidieron pasarse al bando inglés, otros permanecer neutrales y unos cuantos consiguieron huir como pudieron.
La Royal Navy pronto se hizo presente con el vicealmirante Samuel Graves al mando, quién además trajo consigo el consuelo de los suministros, el tráfico con las colonias quedó establecido a duras penas siempre y cuando no sean armas, eso sí los precios de algunos productos subieron escandalosamente. Los colonos sólo debían presionar en tierra y soportar por mar, pues la superioridad naval de los británicos era indiscutible.
Los preparativos al asedio
Gage, británico, se hallaba asediado en Boston por cerca de 12 mil milicianos. En mayo consigue que se le envíen refuerzos, unos 6 mil soldados, mientras el almirante Samuel Graves mandaba la flota de la bahía. En la península existían varios puntos altos, tales como Bunker Hill, al norte de la misma, o Breed´s Hill cerca del final de Boston. Más al sur estaba la ciudad de Charlestown, ubicada en una planicie. Si bien los británicos pensaron en toma la primera colina mencionada, los colonos descubrieron sus planes y se les adelantaron. Para el 16 de junio William Prescott, rebelde, había llevado 1500 de los suyos a la península, sin saber dónde colocarlos para la defensa. El lugar inicial fue Breed´s Hill por ser una posición estratégica, allí se empezó la construcción de un baluarte de resistencia. El HMS Lively, del enemigo, abrió fuego a las 4 de la mañana contra los colonos y la obra se detuvo.
El almirante Graves se despertó alterado por el fuego que no había ordenado y si bien en un momento pensó en cancelar el ataque, su cabeza se tornó fría ante las construcciones rebeldes que veía, por ello decidió castigarlos con sus 128 cañones en la bahía, los que no hicieron grandes daños a los colonos, más que todo a causa de algunas deficiencia de las armas británicas. Prescott lucharía hasta el final contra los ingleses, eso estaba claro, su confianza estaba depositada en sus hombres, aún restaba ver como estos le pagarían.
Las tropas británicas que acaben con los colonos en dicho punto iban dirigidos por el general Howe, quien dividiría su ataque en tres grupos, unos por la retaguardia rebelde y dos por los flancos. Alrededor de las dos de la tarde, los británicos estaban listos. Los colonos pidieron sus respectivos refuerzos. Sólo llegaron 200 soldados en dos regimientos al mando de Stark y Reed, ambos coroneles por aquel entonces. Se había dado la orden de atrincherarse y no disparar. Un soldado llamado John Simpson abrió fuego y se dio inicio a la batalla. Howe separó su infantería y posó sus ojos sobre el flanco derecho más alejado de los colonos. Allí esperaban los hombres de Stark. Otro grupo de éste junto con los de Reed, resistirían en otro punto entre la playa y el reducto. El bombardeo de los ingleses hizo que Prescott perdiera hombres por doquier. La batalla se prolongó con bajas para ambos bandos. El 17 de junio lo británicos tomaron la península de Charlestown luego de un gran esfuerzo, allí se hicieron con las colinas y los terrenos altos. Debido a las altas bajas, la batalla en torno a las colinas hizo que se llegue a un punto muerto.
Así transcurrió junio y parte de julio, tiempo en el que llegó el mismo George Washington al frente y organizó a sus tropas, les dios uniformes, nuevas armas como rifles de precisión, además de la tan necesaria buena dosis de moral. Se organizaron las defensas cavando trincheras que se extendieron hasta Boston. Julio y agosto fueron meses de breves escaramuzas e intercambios de disparos entre ambos bandos, lo estadounidenses llegaron a prenderle fuego al faro de la isla, matando varios soldados ingleses. Washington recibió informes de que los europeos no atacarían hasta que recibieran refuerzos, por ende, decidió dar el primer golpe mientras se daba el lujo de desplegar parte de sus tropas a otros frentes. Y así pasó septiembre y octubre, tiempo en el cual Washington también había dictaminado una orden para que lo barcos pesqueros de los colonos intercepten mensajes de los británicos y practiquen misiones de sabotaje. Esto les sirvió mucho pues pudieron hacerse con algunas provisiones y suministros destinados al enemigo.
Del lado británico podemos señalar que Gage fue reemplazado como comandante en jefe por Howe, y su situación no era mucho mejor, pues cundía el hambre, las enfermedades y la presión. El cerco de los colonos era ya un hecho y los estaba matando lentamente. Ahora se avecinaba el invierno y todo parecía entrar en la recta final.
Una victoria para los colonos
Literalmente el puerto se había congelado para diciembre. El frio era intenso y los ingleses estaban con la moral bajísima. Así transcurrió el resto del mes y luego llegó enero, cuando los ingleses ponen en marcha algunos refuerzos. Los americanos habían logrado obtener gran cantidad de cañones y el 2 de marzo de 1776 inician el cañoneo final sobre la ciudad a lo cual los británicos responden sin detenerse. Así continuaron hasta el 4 de marzo. Los daños hasta ese momento fueron más materiales que humanos, pero entre los preparativos de Washington que los británicos no esperaban, estaba Dorchester Heights, una elevación en la que el riesgo se cernía además sobre la flota británica. Howe estaba totalmente alarmado y hasta asustado, las naves británicas atacaron pero sus cañones no llegaban a la suficiente altura que ellos deseaban para desbaratar a los americanos.
Las tropas inglesas en tierra decidieron marchar hacia la colina pero una tormenta los hizo desistir de dicha idea. Al final no hubo combate definitivo, pues Washington recibió una carta en la que los ingleses se comprometáin a no destruir la ciudad si se les permitía huir pacíficamente. El líder colono decidió no responder oficialmente si bien es cierto que cuando los ingleses empezaron su evacuación, no hubo orden de ataque.
El 10 de marzo los británicos empiezan a embarcar a la espera de vientos favorables. En aquel tiempo los colonos habían aprovechado para así poder sabotear algunas embarcaciones inglesas de aprovisionamiento. Entre el 15 al 17 los británicos maldijeron el mal tiempo, este último día a las 4 de la madrugada los últimos casacas rojas se embarcaban, se habían quedado hasta el final para incendiar la urbe en caso de represalias de parte de los colonos. A las 9 de la mañana ya estaban en marcha. Eran 11 mil soldados en casi 120 buques.
Además iban algunos civiles, 667 mujeres y 553 niños entre ellos. Los colonos impusieron alguna que otra presión en la retirada inglesa capturando un considerable botín, pero nada más. Ahora a los yanquis solo les restaba Charlestown, se apresuraron a marchar hacia aquel lugar, en Bunker Hill observaron sorprendidos como los británicos habían abandonado el lugar.
Era una contundente victoria para los colonos, si bien no pusieron en una marcha humillante a los británicos, estos se vieron obligados a retroceder en la península abandonando una posición estratégica. Sólo se habían salvado por su supremacía marítima. Quizá la mayor derrota fue para sus generales como Howe quien fue muy criticado a su regreso por el gobierno inglés y Cage quien no volvió a asumir otro cargo. Si bien, Boston no volvió a ser tan trascendental para la guerra, los colonos habían demostrado que sin un ejército formal y más bien con milicia, los casacas rojas podían ser vencidos, y así fue una y otra vez, hasta que Inglaterra se rindió y Estados Unidos vino a la vida como estado-nación.
Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, con amplia experiencia en investigaciones sobre Guerras y Conflictos mundiales.