La noche del 9 de febrero de 1943, un ucraniano del Ejército Rojo se pasó al bando de los españoles de la "División Española de Voluntarios" o División Azul. Para el ex divisionario Ángel Salamanca, aquello “fue la señal inequívoca de que el ataque era inminente: llevaba ropa interior nueva, una costumbre local antes de la batalla para morir limpios y puros si caían abatidos en combate”. 5.900 soldados españoles estaban desplegados en el norte del pueblo de Krasny Bor, al sur de Leningrado, ciudad sitiada por los alemanes desde 1941. Los rusos habían decidido romper el cerco de la ciudad de Lenin, precisamente en Krasny Bor.
Antes de las 7’00 horas del 10 de febrero, 800 piezas de artillería soviética machacan durante dos horas las posiciones españolas; el ataque es demoledor: “se decía que nunca caía un obús o un mortero donde ya había caído otro. Mentira. Caían por cientos, unos encima de otros, y al explotar esparcían metal caliente en todas direcciones” (testimonio de Ángel Salamanca, en la foto de la derecha). Después llegó el turno de la aviación, por si quedaba alguna duda.
Con un griterío ensordecedor 44.000 infantes rusos con esquíes se lanzan al ataque en diferentes oleadas. Les abren paso los KV-1 (abajo, izquierda) y los formidables T-34 (abajo, derecha). Pero el calor de las explosiones ha derretido la nieve y el barrizal frena a blindados y hombres. Los rusos no esperaban respuesta de las tropas españolas -¿quién habría sobrevivido al alud de fuego?-. Los supervivientes salen de sus refugios y responden al ataque.
Al final del día, han muerto 1.125 españoles, 1.036 están heridos y 91 han desaparecido; 300 cayeron prisioneros. Son las cifras más altas hasta entonces en una sola batalla. En el bando soviético el número de bajas es espeluznante: entre 7.000 y 9.000. El frente defendido por los españoles retrocede unos 3 kilómetros en algún sector y el Ejército Rojo recupera Krasny Bor, pero los divisionarios logran detener el avance, haciendo fracasar la ofensiva soviética. El cerco sobre Leningrado no se rompió y los rusos pasaron a la defensiva. Durante un año, el frente permaneció estable. La División Azul fue oficialmente disuelta el 17 de noviembre y sus últimos expedicionarios abandonaron el frente del Este el 24 de diciembre de 1943.