La instalación de paraguas para ofrecer sombra en la calle Madrid de Getafe, amparada en la campaña “Compra en Getafe”, ha suscitado desde el primer momento sensaciones diversas y valoraciones de todo tipo por parte de los vecinos y viandantes del principal eje peatonal del municipio. Es, al margen de la opinión y el gusto personal, una iniciativa brillante y novedosa. Desde hace años, décadas, en las calles señeras de muchos municipios se instala algún sistema, —generalmente lonas o toldos— para aplacar la intensidad y el fulgor del sol durante el verano.En Getafe, se han utilizado cientos, miles, de paraguas, en realidad sombrillas, trenzados como un tapiz o un lienzo multicolor que ciega en algunos tramos el abrasador ojo del sol. La calle Madrid de Getafe es la calle por excelencia del pueblo convertido en ciudad, la vía peatonal más importante de Getafe, el “tontódromo” a donde acuden todos a ver y a ser vistos, símbolo del comercio getafense aunque, refiriéndose a términos urbanísticos, incluso climáticos, sea una de las más inhóspitas del pueblo.
Sin embargo, al contrario que en otros municipios, desde el momento en que el Ayuntamiento empezó a colgar los paraguas, hace poco más de mes y medio, se desató una nimia e intrascendente batalla en contra de la instalación, una guerrilla de vodevil p0or los escasos efectivos del ejército antiparagüero, aunque no exenta de maneras y tácticas de la guerra sucia o, casi mejor, el gamberrismo.
Al margen de que la idea guste o no, resulte simpática o lo contrario, no es de sentido común, incluso es insólito y chocante, que la oposición municipal se haya lanzado al monte contra una campaña con valores añadidos —fuera de la acción comercial— muy importantes y cuyo coste es ridículo, si la comparamos con iniciativas faraónicas como algunas de las que pusieron en marcha los anteriores gobiernos de responsabilidad compartida entre PSOE e IU, incluso con iniciativas de este mismo gobierno municipal como la ruta de la tapa, más cara, cuestionable, y que apenas hubo críticas de los políticos de la oposición (¿porque estaban tomando cañas?).
A nosotros, sí nos ha gustado. La iniciativa de las sombrillas multicolores combina elementos de paisajismo, generando un escenario colorista, con elementos medioambientales al producir sombra y refrescar de forma natural la calle Madrid, desolada en verano, valga la paradoja, por el mismo sol.
Sin embargo, ninguno de esos criterios ha servido para evitar una guerra de opereta. Los argumentos para “hacer caer” los paraguas han destapado las vergüenzas de la oposición de socialistas y comunistas y su escasez de recursos para hacer una oposición útil a los vecinos. El año que viene es posible que las encuestas demuestren esa última aseveración. No se puede justificar la oposición virulenta a esta iniciativa con las cifras del paro existente. Así, bajo ese condicionante, el gobierno municipal estaría atado de pies y manos para cualquier otra actuación o gestión municipal ¡Como si antes del mes de mayo de 2011 no hubiera habido un número de personas en el paro, más o menos parecido! Evidentemente, tampoco tiene que ver con los despedidos en GISA, uno de los agujeros negros ded enchufismo y el nepotismo socialista. ¿Era culpa de Pedro Castro el paro en Getafe, a pesar, incluso, de los desarrollos industriales ejecutados a lo largo de décadas? Pues no, claro que no; ni de Pedro Castro ni de Juan Soler.
La desavenencia o batallita de los paraguas se ha librado por los escasos y señalados camicaces políticos que cada vez que hay la más mínima excusa se lanzan a tumba abierta a las trincheras digitales, intentado dar con la tecla que convierta la plaza de la Constitución en la “midan Tahrir” o plaza de la liberación. Siendo, el de Getafe, un gobierno legítimo y democrático, la inquina y la acción de la “cuadrillas” revolucionaria se ha dirigido, fundamentalmente, contra la idea, contra el concepto o, mejor dicho, contra lo que representa, más allá de lo estrictamente estético.
Resulta evidente que la instalación de las sombrillas, en sí misma, no es la responsable de la batallita que ha desatado la oposición. Hay que indagar y buscar en la psicología de masas para acercarnos a la razón del conflicto. Conste, ya lo habrá advertido el lector, que a nosotros sí nos gusta la nueva imagen veraniega de la calle Madrid. Es alegre, optimista y fresca. Pero, ¿qué ha suscitado la reacción de la farragosa oposición, además de su despiste y su desapego a la ciudadanía?
Aunque esté falta de ideas, la oposición, PSOE, IU, incluso UPyD, han percibido que la imagen colorida de los paraguas es, en realidad un emblema o una bandera. Un signo distintivo potente del fin de una época en el Ayuntamiento de Getafe, la renovación, el cambio de gobierno —siempre necesario cada cierto tiempo— que se produjo en los anteriores comicios.
El tapiz de sombrillas multicolores es un emblema; finalmente, permanece la imagen, fotografiada como ningún monumento de Getafe, acompañada de la idea que se quiere transmitir —aunque no esté escrita en ningún sitio cuelga de los mangos como una arandela—, para que se grabe en la memoria colectiva. También, analizando el conflicto, nos pareció que era como una bandera, un elemento textil de colores que se sujeta por un lado y que diferencia, como su nombre indica, a bandos distintos. El partido en el gobierno municipal había plantado su bandera ocupando una buena parte de la calle Madrid. Los “famosos paraguas” de Getafe se convertían desde un principio, personalizando en la figura del alcalde, en el estandarte de Juan Soler-Espiauba contra la laxitud y la inoperancia de los anteriores gobiernos de coalición social-comunista. Las banderas, además, se han utilizado siempre para comunicar órdenes, maniobras o señalar el territorio. Los paraguas se convertían en una nueva bandera o seña de identidad, como antes hiciera Pedro Castro con los cambios de colores de las farolas o intentara imponer un eslogan al uso de aquellos que se estilaban antes; Getafe, capital del sur; Getafe, capital de Madrid, Getafe, ciudad universitaria y de la cultura, Getafe, cuna de la aviación,...
Suponemos que fue esto lo que incendió (ya estamos nombrando la soga en la casa del ahorcado), mejor diríamos que provocó el conflicto de los paraguas por parte de PSOE y de IU, al que se sumó la portavoz y única edil de UPyD, inducida por la presunta importancia de la batalla; a destiempo y fuera de lugar. No parecía su guerra, salvo que quiera montarse en la misma nave que viaja hacia la Narragonia y que describiera, de manera satírica, Sebastián Brant.
Los paraguas se empezaron a instalar los primeros días del mes de junio. El viernes día siete se rompió una farola y se desplomó parte de la instalación. La farola que se fracturó por culpa de los paraguas es idéntica a otra que se rompió, sin ningún tipo de esfuerzo mecánico, durante la última legislatura de Pedro Castro. Parece que la culpa es de lo malas que eran las farolas que compró el concejal de urbanismo de turno. Nada más producirse ese incidente, el mismo día 7, el guerrillero digital del PSOE, y que periódicamente se lanza a la subversión digital con cada uno de los asuntos que sean o puedan acabar en conflicto, sean locales, regionales o nacionales, abrió 2 perfiles en las redes sociales: uno en twitter y otro en Facebook, lo que ha convertido en costumbre manida.
La página de twitter que solicita a los usuarios de esta red social ideas “para arrancar” los paraguas. ¿Cómo los arrancarías tú? —se preguntan en la cabecera de la página, como en otras ocasiones, presuntamente anónima, aunque es bien conocido el nombre o nombres del inductor o responsables.
También es anónima la página de Facebook abierta el mismo día 7 de junio bajo el elocuente título de “Formas de arrancar los paraguas”. Parece que además de estultos digitales son pequeños delincuentes.
Es fácil deducir que existe intención de boicotear la iniciativa del ayuntamiento. La cosa podría no pasar de ahí, de una tontería más del mismo grupito de siempre, si no fuera porque desde ambas páginas se incita a la violencia, al gamberrismo y al destrozo de bienes públicos. Es lamentable, cobarde, y poco democrático, que ciudadanos —amparados en ese anonimato digital— basen su trabajo político provocando iniciativas que, gusten o no los paraguas, conceden la razón al alcalde cuando habla de sabotaje y de kale boroka, la lucha callejera, que complementa el llamamiento digital.
Lo más grave de esta tonta e inane batalla es que la portavoz del grupo de concejales socialistas en el Ayuntamiento de Getafe, Sara Hernández, contribuya con su ingenio en esa especie de concurso de gamberros. La mandamás de los socialistas de Getafe, además de flotar absorta en las nubes de la segunda república, aprovecha las llamadas redes sociales para proyectar [estropear] su escasa imagen pública; ahora todo es facebook, twiter, icloud, ipad, iphone. ¿Quién tiene la idea más ingeniosa para arrancar los paraguas de la calle Madrid de Getafe? Y así, con dedo rápido y el gatillo fácil, lo normal es que muestre al trasluz las carencias políticas, la ramplonería, iniquidad y una catadura moral perversa.
Sara Hernández se atrevió a sugerir en el twitter antiparagüero que “si tuvieran que actuar los bomberos, habría que romperlos..” #cojonudosara. Esta señora es la #LideresaSocialista de la oposición. ¡Apañados vamos! A la decidida, ocurrente y perspicaz propuesta de la secretaria general del PSOE de Getafe (parece que han vuelto a la época troskista y revolucionaria de 1978), se ha sumado la sentencia de una edil de IU que, también resuelta, aunque sin saber muy bien lo que expresa, aseguró en el pleno del Ayuntamiento que "los paraguas se quitarían por las buenas o por las malas...". Es terrible observar a nuestros representantes políticos en esas diatribas.
Y para completar, esa especie de frente popular contra los paraguas, la única representante de UPyD, influenciada quizás por esa turbulencia revolucionaria, decidió presentar en el pleno una moción para retirar los paraguas de la calle Madrid. #estupendoEsperanza. Y claro que se tendrán que retirar cuando se pueda. ¿Tampoco se podrán colgar las luces de Navidad? ¿Ni, claro está, repetir el próximo verano la experiencia sombrear de manera natural determinados espacios peatonales? ¿No sería lógico, incluso ampliar las vías, —con el sistema que se elija, toldos o sombrillas— como por ejemplo la calle San Eugenio o la Magdalena y otras calles del resto de barrios. Y, por supuesto, nadie lo discute, con las medidas de seguridad que determinen los servicios técnicos del ayuntamiento, que para eso se paga a tanto arquitecto, aparejador e ingeniero.
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ENLACES:
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[Sara Hernandez
Ya dan problemas los paraguas del
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