Revista Cultura y Ocio

La batalla de Peleliu : Japón y su indetenible retroceso

Por Joaquintoledo

batalla-de-peleliuPara el verano de 1944 Japón y los Estados Unidos seguían en su típica lucha de isla por isla en el Pacífico; sin embargo,  las cosas no iban nada bien para el Imperio del Sol Naciente y con cada avance de los americanos, estos amenazaban el mismo corazón del Japón.

Ahora bien la invasión de las islas japonesas exigía de modo inminente la toma de Peleliu, tanto si se pretendían marchar directamente a Japón, o si más bien sobre China aislando a Tokio de sus posiciones en Asia. A propósito,  los almirantes de las flotas, como MacArthur y Nimitz discrepaban respecto a la decisión que tomarían, aunque al final, Peleliu era un objetivo en común,  por lo que ambos fueron  escuchados por el presidente Roosevelt. El plan de MacArthur de marchar directamente a Japón fue elegido como táctica. La razón de tomar Peleliu y la isla de Angaur tenía como propósito  proteger el flanco derecho de MacArthur en su avance y de no dejar elementos aislados que puedan llegar a perjudicar a los marines más adelante. Además,  serviría también como una base aérea.


Preparativos

Como en muchas islas del Pacifico, en el conjunto de islas Palau, en donde estaba Peleliu, los japoneses tenían casi 30 mil soldados y 11 mil en esta última componiendo la 14 División de Infantería que además tenía a muchos trabajadores coreanos (casi se podría decir esclavos) y algunos okinawenses. El responsable de la defensa era el coronel Kunio Nakagawa.

Para esto el emperador y el Alto Mando Japonés ya habían dado la orden de empezar a cambiar de estrategia, como los ataques banzai (los cuales no acabaron por cierto), a todas luces ataques suicidas, así como a abandonar paulatinamente las zonas de desembarco para adentrarse y atrincherarse en la isla, donde se daría la máxima cantidad de bajas a los estadounidenses. Astutamente colocaron una red defensiva alrededor de la montaña Umurbrogol, la más alta de todas en la isla, así como en otras colinas y cimas de los alrededores.

Dentro de la montaña había cuevas que conectaban todos los lugares principales, túneles, agujeros con minas, se apostó artillería y ametralladoras que dispararan desde todas las direcciones posibles, así como preparadas para ataques con granadas o lanzallamas. Los agujeros, cuevas y red de túneles estaban conectados con motivos estratégicos que le permitían a los nipones retomar las posiciones si así lo querían. En las playas, obstáculos, minas y demás fueron colocados para dificultar el desembarco aliado, además de hacerles la franja de playa mucho más pequeña, mientras todos los cañones, artillería y ametralladoras deberían estar apuntando directamente a aquel lugar. Sólo un pequeño destacamento estaría cerca a la playa, tan sólo para demorar a los americanos, sin duda una posición mortal y la mayoría de los apostados allí sabían que era un viaje sin retorno.

En cuanto los americanos, su táctica era sencilla y cotidiana, además ya habían aprendido de otros desembarcos duros y que demoraban mucho. Teniendo en cuenta que el aeródromo japonés se hallaba al sur, el grueso de las fuerzas marines recibieron la orden de desembarcar allí, era el 7 Regimiento, el 1 y 5 desembarcarían al norte y centro respectivamente. A esto le seguiría una división de artillería, cuando la playa este despejada. La mayor responsabilidad obviamente la tenía el 7 Regimiento, el cual debía tomar a toda costa el aeródromo. Los de la 5 hacia el otro extremo de la costa dividiendo la isla en dos, y los del 1 Regimiento rumbo al inexpugnable Umurbrogol. Detrás vendrían las reservas. Por supuesto todo esto estaría apoyado por la poderosísima fuerza naval aliada, que venía bombardeando el islote desde el 12 de septiembre, si bien la mayor parte de la fuerza aérea nipona fue destruida, las bajas niponas fueron irrisorias.


El desembarco

El 15 de septiembre desde los barcos, las embarcaciones de los marines descienden y se van acercando a la pequeña isla, mientras que los cañones nipones los asedian. Eran casi las 8:30 de la mañana, y al llegar a las costas, los obstáculos empezaron a hacer mella en los marines, casi una hora después habían sido hundidos casi 60 transportes anfibios, mientras muchos otros soldados eran presa fácil del fuego nipón, pues no pararon de torturar a los americanos ni un minuto, cuyas pérdidas eran ya ingentes y todo el panorama parecía tornarse gris. La 5 de Marines hizo el mayor progreso, intentando tomar el camino al aeródromo pero se produjo el primer contraataque nipón, el mismo fue repelido por artillería naval intensa. Para el final del día los americanos tomaron tan sólo unos 3 km tierra dentro, el mayor progreso, quizá por presión al final se dio al sur, rumbo al aeródromo, y el más corto al norte, donde también se registraron las mayores bajas. En total fueron 200 muertos y 900 heridos.


La batalla rumbo adentro

El día después del desembarco los marines se dedicaron a tomar el aeródromo con gran éxito, aunque sufrieron graves bajas, debido a la artillería enemiga. Entonces una vez más los nipones, sin aeródromo o fuerza aérea estaban casi perdidos. Ahora todas las fuerzas debían poner rumbo al norte, donde los japoneses y el clima se harían cargo de hacer mella en su espíritu combativo, con sólo decir que la temperatura era de casi 45 grados y había escasez de agua. Ante esta situación y el ahínco de los nipones los americanos empezaron a usar bombas napalm y algunos cohetes contra las fortificaciones lo que suavizó un poco la situación para ellos. Luego se produjeron los combates en algunos agujeros, selvas y cuevas donde los marines intentaban sacar a los nipones a la fuerza, pues con nada del mundo parecían querer abandonar sus posiciones. Nakagawa, además, lanzaba contraataques, uno de ellos fue tan violento que se produjo un épico combate cuerpo a cuerpo, era obvio que para los nipones el punto central donde los marines atacaban era importante y no debía, caer, para cuando los refuerzos llegaron sólo 18 americanos aguardaban, habiendo sufrido casi 157 bajas en combate.

La pequeña isla de Ngesebus, era el siguiente punto de la 5 de infantería de Marina, donde los nipones tenía posicionada artillería, pues estaban construyendo un aeródromo. Luego de un generoso bombardeo los marines llegaron vía anfibia y redujeron a los japoneses rápidamente, aunque un cierto grupo opuso resistencia desde las cuevas y algunas elevaciones, al final fueron más de 400 bajas japonesas contra casi 45 aliadas. Con la mayor parte de la pequeña isla tomada, los marines se alistan para tomar Umurbrogol, el centro de toda defensa. Conforme avanzaban hacia las crestas los marines eran disparados desde todas las direcciones y se veían atrapados en medio de un intenso y macabro fuego cruzado, por ello, y con las bajas incrementándose, se debió cambiar de estrategia. Los japoneses sólo dispararon cuando fue necesario y ya no al azar o simplemente para aturdir a los americanos.

Estos decidieron esperar y acamparon en sus trincheras, donde, durante la noche, fueron sorprendidos por algunos ataques banzai de los japoneses, si bien fueron rechazados. En estos días también se produjo un ataque a la denominada colina 100, donde se peleó durante casi seis días sin descanso. Al llegar a la cima el capitán Pope y sus 90 soldados sobrevivientes tuvieron que lidiar con más japoneses que provenían de colinas vecinas, esta vez, con menos provisiones y municiones, muchos de ellos levantaron trincheras rápidamente y un perímetro defensivo precario. Así se produjo otro épico choque en la cual muchos llegaron a pelear con sus propios cuchillos, la batalla fue tan intensa y gloriosa que se registraron sólo 9 americanos sobrevivientes. Fue un charco de sangre y la apoteosis de la violencia. Pope recibió una medalla luego de regresar con tan sólo nueve sobrevivientes…
Mientras eso sucedía la 1 División de Infantería ya había percibido un 60% de bajas en su avance por tomar la colina principal y acercarse a las defensas niponas. El 23 de septiembre algunos marines son relevados  y llegan los refuerzos del 321 Regimiento, el cual en conjunto con la 5 y 7 de Marines se arrojan todos rumbo a Umurbrogol, sufriendo grandes bajas, poco después de esto la 1 de Marines es totalmente evacuada, mientras los americanos empiezan a preocuparse a causa de las ingentes bajas.

El 15 de octubre llega el Regimiento 323. La pelea se prolongó por casi todo aquel mes, sin que los americanos puedan gritar victoria. Finalmente recién el 27 de noviembre, a causa de las bajas, la falta de municiones y provisiones, Nakagawa fue obligado a rendirse prácticamente, sin embargo,  cometió el harakiri. Umurbrogol estaba tomada luego de semanas de sangrientos combates, cuerpos despedazados, túneles incendiados, cañones reventados y la flora destruida, así como casi toda la isla…excepto por un teniente japoneses y 26 de sus soldados quienes resistieron hasta el 22 de abril de 1947…sólo para enterarse que la guerra llevaba años de acabada y su país estaba en ruinas. No había sido fácil convencerlos. De lejos nunca una colina había costado tanto, tiempo, material y pérdidas humanas para ser conquistado.
En total los americanos sufrieron 6500 bajas sólo en la primera división, quizá la más vapuleada, y desde lejos Umurbrogol fue una de las batallas más difíciles por las que tuvieron que pelear los marines. En total los americanos perdieron casi 1800 en muertos y unos 8 mil heridos, frente a los casi 11 mil muertos nipones y 202 capturados, otros, como sabemos se suicidaron. Esta y todas las resistencias en cada una de las islas por las cuales se peleaba en el Pacifico hicieron ver a los americanos que los japoneses se aferraban con uñas y dientes a sus territorios, y el fin de la guerra parecía lejano y costoso, al menos así se pensó hasta que el Proyecto Manhattan resultó exitoso y se puso punto final a la guerra.

Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.


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