
El Che conversa con combatientes
Fidel la llamó una hazaña maravillosa e increíble. Y no exageró. La batalla de Santa Clara fue pueblo, audacia y Revolución en movimiento: un puñado de combatientes enfrentándose a miles de soldados de la tiranía, y vencieron.Años después, el 30 de septiembre de 1996, en la Plaza del Che, Fidel volvió a recordar aquella epopeya. Los villaclareños lo recibieron con el mismo brío, como si el tiempo no hubiese pasado, como si Santa Clara siguiera siendo aquel diciembre ardiente de 1958.
Nada fue improvisado. Aquella victoria nació de la estrategia del jefe de la Columna 8 Ciro Redondo, el Comandante Ernesto Che Guevara. Tras lograr la unidad de las fuerzas revolucionarias en el Escambray, desató una ofensiva ininterrumpida entre el 15 de diciembre y el 1ro de enero: combates de posiciones, movilidad guerrillera, creatividad y voluntad indomable. En apenas 12 días, la tiranía perdió más de 40 posiciones en 17 poblados. Ochocientos prisioneros quedaron en manos del Ejército Rebelde.
El cerco fue total. Santa Clara quedó aislada. No llegaban refuerzos por el Escambray, ni por la Carretera Central, ni desde el norte. A pesar de contar con más de 3 000 soldados, tanques, tanquetas y apoyo aéreo, el enclave militar, uno de los más importantes del país, se sostuvo sobre una táctica errónea: concentrarse y aislarse.
El Che supo leer esa debilidad. Y la convirtió en fuerza popular.
En la madrugada del 28 de diciembre, los rebeldes llegaron a la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Horas después, Santa Clara amanecía envuelta en la bruma… y en la insurrección.

Foto: Machado Ordex
El estruendo de los disparos anunció la historia. La toma del Tren Blindado cambió el rumbo de la batalla: armas para quienes solo tenían viejos fusiles, coraje para quienes ya tenían la victoria en la mirada. Combates intensos en cuarteles, edificios públicos, hoteles, la cárcel, el Palacio de Justicia… cada posición conquistada era un paso más hacia el final.
El 31 de diciembre, el jefe del enclave confesó lo inevitable: la batalla estaba perdida.
El 1ro de enero, Santa Clara fue libre.
Y con ella, Cuba dio el salto definitivo hacia su destino.
Santa Clara no fue solo una batalla. Fue la demostración de que la historia también se gana con inteligencia, pueblo y valentía.
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