Para 1944, la Flota Imperial Japonesa no era absolutamente nada a comparación de 1941 cuando lanzó su ataque sobre Pearl Harbor. Luego de la penosa derrota en la Batalla del Mar de Filipinas a mediados de 1944, los japoneses estaban desesperados y humillados, a pesar de su situación todo el país se puso en pie de guerra y haciendo un esfuerzo supremo, lograron prepararse para una nueva batalla, probablemente una de las últimas a gran escala en el frente del pacífico.
Los nipones estaban en clara desventaja en el pacífico central, pues habían perdido varias de sus bases en las islas Salomón, otras habían quedado aisladas y las islas Marianas Norte estaban ahora en manos de los estadounidenses. Es decir, que cada vez contaban con más bases para aniquilar a un desmoralizado enemigo. El siguiente paso debía consistir, entre aislar a los japoneses establecidos en el sur de Asia o bien lanzar una contraofensiva contra Filipinas para recuperarla, de paso MacArthur cumpliría su promesa con este pueblo, país donde, por cierto, los japoneses contaban con aeródromos importantes.
Enfrentamientos submarinos: la batalla del Paso de Palawan-23 de octubre
Primero que nada, los japoneses desplegaron desde la base de Kurita en Brunei, cinco acorazados, entre ellos el más grande del mundo, el Yamato, diez cruceros pesados, dos cruceros ligeros, ocho portaviones y quince destructores. Se dirigieron a la isla Palawan entre el 22 al 23 de octubre, pero los submarinos yanquis estuvieron atentos a cualquier movimiento sospechoso, al primer cuarto de hora del día 23 detectaron la formación nipona, el Darter y el Dace (nombres de los submarinos que los avistaron) se lanzaron al ataque sin perder tiempo. Luego de unas horas, los submarinos se colocaron en posición de disparo, los nipones ya sabían de ellos, no obstante, por algún motivo desconocido no tomaron las medidas adecuadas.
A eso de las 5:24 horas el Darter lanza un ataque contra el buque insignia del almirante Kurita, el Atago, el mismo submarino lanzó otro ataque contra el Takao. El ataque continuó con éxito y en los siguientes 30 minutos los submarinos dejaron fuera de combate a varios navíos de la armada nipona, nada más sencillo. El Atago junto con otro barco impactado, el Maya, se fueron a pique, el Takao se salvó a duras penas volviendo a su base, escoltado por otros dos destructores, pero los submarinos los siguieron, no llegaron a hundirlo porque el Darter sufrió un accidente y su compañero tuvo que salvar a la tripulación. Kurita se salvó y trasladó su puesto al Yamato.
La batalla del mar de Sibuyan-24 de octubre
El resto de la fuerza nipona continuó hacia las Filipinas, hacia el mar de la isla de Subiyan, pero la flota aliada ya los había avistado enviando tres oleadas, la última con aviones provenientes del mítico Entreprise y el USS Franklin. Kurita ordena entonces inmediatamente una maniobra evasiva para poder evitar a toda costa los proyectiles y bombas de los aviones yanquis. Hubo muchos impactos y los japoneses se defendieron como pudieron de semejante cantidad de aviones, para las 17:15, los nipones habían conseguido escapar hacia el Estrecho de San Bernardino, el barco en perdida esta vez fue el Musashi. Pero los japoneses también tuvieron su respuesta y lanzaron tres oleadas de aviones, cada una compuesta entre 50 a 60 aviones, desde sus bases en Luzón (si bien habían sido atacadas también) contra los portaviones yanquis. Gran parte de estos aviones nipones fueron interceptados y se trabó una lucha contra los estadounidenses en la que estos resultaron más favorecidos.
Sin embargo, algunos aviones nipones, haciendo extremados esfuerzos consiguieron llegar hasta el portaviones Princeton a las 9:38 minutos, allí ocasionaron un gran incendio en el hangar. Todos los intentos por salvarlo fueron infructuosos y otros buques resultaron dañados, en respuesta a esto los americanos lanzan una potente fuerza contra la formación de Kurita, se consiguió dañar con el acorazado Musashi y dañar considerablemente al crucero Myoko, pero la mayor parte de la flota nipona consiguió escapar y atravesó el Estrecho de San Bernardino atacando desde la costa de la isla de Samar al día siguiente.
El estrecho de San Bernardino-25 de octubre
Los americanos decidieron desaparecer del mapa de una vez por todas a la flota nipona, por lo que decidieron enviar a la Task Forcer 34 con 4 acorazados, 5 cruceros y 14 destructores, además de algunos portaviones ligeros de apoyo. Los japoneses, además tenían una fuerza norte, que actuaba como señuelo dirigida por el almirante Ozawa. Cuando éste se entera que Kurita emprendía la retirada, decide hacerlo también, pero un mensaje nipón le ordenó atacar a la III Flota americana, por lo cual Ozawa se dirigió a Leyte. Los americanos estaban un poco confundidos, y creyeron que las fuerzas del centro, es decir de Kurita estaban ya casi acabadas, por ende transmitieron órdenes de atacar a las fuerzas de Ozawa, donde según habían calculado los americanos estaba lo fuerte de la flota nipona, dejando el estrecho de San Bernardino totalmente vacío.
Batalla del estrecho de Suriga-25 de octubre
Pero en el sur la flota nipona contaba con otra fuerza que había salido de su base poco después que la principal fuerza de Kurita, esta estaba dirigida por el almirante Nishimura y compuesta de dos acorazados, un crucero, y cuatro destructores. Un día antes, es decir el 24, fueron atacados por bombarderos. Al acercarse al estrecho de Surigao, les aguardaban cerca de seis acorazados y cuatro cruceros pesados así como varias lanchas de torpedos. Atravesar el estrecho se hacía una tarea tremendamente difícil. Las lanchas torpederas no perdieron su oportunidad y atacaron durante casi tres horas y media a los buques de Nishimura, el combate se prolongó hasta el día siguiente y los nipones fueron devastados por ambos flancos, sus dos acorazados fueron alcanzados por torpedos, uno de ellos explotó y se fue al fondo. Dos de los destructores fueron hundidos y uno de ellos se retiro literalmente hecho pedazos. Pero los americanos no dejarían restos, pues las fuerzas que se batían en retirada fueron totalmente exterminadas, los yanquis los persiguieron y destrozaron casi todas las maquinarias niponas por completo, llevando a cabo el último combate entre acorazados de la guerra. El Mogami y el Shigure pudieron huir a duras penas y consiguieron unirse a las fuerzas del almirante Shima, que venía a socorrerlos pero enterado de las circunstancias decidió retirarse, luego fueron atacados, de todas las fuerzas de Nishimura sólo sobrevivió el Shigure, los de Shima serían atacados después y mermados.
La batalla de Samar-25 de octubre
La Center Force o fuerza te ataque central, es decir la de Kurito, se dirigía mientras tanto hacia el estrecho de San Bernardino, el cual como se recordara, había quedado descubierto, pese a sus bajas seguía siendo considerablemente fuertes, pues contaba con cuatro acorazados, seis cruceros pesados, dos cruceros ligeros y cerca de una docena de destructores. Entre ellos solo se oponían tres portaviones de apoyo americanos, con 16 cargueros y algunos destructores sin blindaje.
Los americanos desplegaron todos sus aviones desde sus portaviones contra la flota de Kurita y el resto de la misma maniobro al este para evitarlos, siempre protegiendo a los portaviones. Kurita desconocía que el grueso de la flota enemiga había marchado al norte. Los americanos apostaron todos sus destructores, además de aviones de todos los portaviones posibles para defender a los suyos de un ataque de Kurita, surtió efecto si bien los americanos sufrieron la pérdida de un portaviones y otras embarcaciones sufrieron daños debido al ataque de algunos aviones nipones desplegados. Pero esta defensa, de unidades bastante inferiores y disminuidas, hizo creer a Kurita que estaba frente a la III Flota americana, la más poderosa, por ello decidió retirarse hacia el norte, el Yamato que se había extraviado en la batalla, logró entablar comunicación, é informó de la soberbia flota americana dirigiéndose ahora desde el norte hasta donde estaba Kurita. Renunció a destruir las fuerzas de apoyo de Samar, y esta vez se enfrentó a un dilema o enfrentar a la poderosísima fuerza que se le venía encima o huir; eligió lo último y pasando por el Estrecho de San Bernardino perdió tres de sus cruceros pesados.
Batalla de Cabo Engaño 25-26 de octubre
En el norte Ozawa había logrado distraer a la fuerza principal americana, lo que lo llevó a enfrentarse con un mayor número de barcos y portaviones que el suyo (los americanos contaban con cinco portaviones pesados, cinco ligeros, seis acorazados, ocho cruceros, y unos cuarenta destructores). Por su parte contaba con cuatro portaviones ligeros y dos viejos acorazados adaptados a portaviones, escoltado por tres cruceros ligeros y nueve destructores. Ozawa inició el ataque con 75 aviones, todos fueron hechos pedazos, uno que otro sobrevivió y aterrizó en Luzón. Muchos de ellos fueron kamikaze. Al amanecer del 25 de octubre los americanos devuelven el golpe con poco más de 180 aviones, para las 7:10 de la mañana los aviones ya se hallaban sobrevolando la formación de Ozawa que lanzó una irrisoria defensa de 50 aeroplanos, casi todos fueron derribados. El resto fue pan comido para los yanquis quienes no se hartaron de castigar a los barcos y portaviones nipones hasta la tarde. Hundieron el Zuikaku, el Chiyoda y el Akitsuki (portaviones), otros dos quedaron inutilizados por ello Ozawa transfirió su bandera al portaviones ligero Oyodo. La soberbia III Flota había actuado impecablemente frente a esta fuerza distractora.
A eso de las 11:15, luego de haber derrotado a Ozawa y recibido el mensaje de auxilio de la VII Flota, Halsey se da cuenta recién de su error de haber dejado el sur desprotegido y pone rumbo a Samar, no obstante tardó dos horas, debido a un forcejeo con los rezagos de los barcos de Ozawa. Fue todo muy tarde, las fuerzas de Kurito huían rumbo al Estrecho de San Bernardino y gran parte de la flota había sido atacada y se salvó de milagro, recordemos que Kurita había creído que tenía enfrente a la mayor flota americana. Se persiguió a la flota nipona sin éxito, sólo se consiguió hundir al destructor Nowaki.
Desenlance
Halsey, furioso por el engaño ordenó que cuatro cruceros y nueve destructores se unieran a la fuerza centra que se dirija al sur en busca de los nipones, no tuvo éxito. Por lo demás sólo resta decir que los nipones sufrieron otras perdidas como el destructor Hatsusuki, los acorazados Ise y Hyuga, además del crucero Tama. En sí hubo algunos ataques aéreos de los nipones desde sus bases en tierra, muchos de ellos kamikaze, y eso representó el final de la jornada.
Así los nipones perdieron naves irremplazables, casi el 45% de lo que les quedaba de armada (4 portaciones, 3 acorazados, 6 cruceros y 12 destructores), además de 10 mil caídos. Estados Unidos solo el 3%, además teniendo en cuenta que podían fácilmente reemplazar las pérdidas (3 portaviones, 1 crucero, 3 destructores), y 3500 muertos. Parte de la flota de Kurita que logró huir se puso a salvo, y los americanos, si bien asestaron más golpes, se quedaron con un sabor agridulce entre los labios, pues gracias al error de Halsey, los nipones no fueron totalmente exterminados. Sin embargo cualquier error aquí fue luego compensado con la recuperación de las Filipinas.
Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.