Miércoles 18 de marzo, 20:00 horas. S.I.B. Catedral de San Salvador de Oviedo, Concierto Conmemoración de los 1173 años de la muerte del Rey Alfonso II El Casto. Ana Peinado (soprano), Guillermo Martínez (órgano), Coro Alfonso II El Casto, Orquesta Clásica de Asturias, Joaquín Valdeón (director). Karl Jenkins (1944): selección de "The Armed Man" (A mass for peace).
Frío de cuaresma para escuchar volver a escuchar en la Catedral, casi con los mismos protagonistas que el 30 de junio de 2014, una selección de esta maravillosa misa de Jenkins.
Colas desde las siete de la tarde y "lleno hasta el coro" con gente en los pasillos y de pié para la recuperación del concierto anual en homenaje al rey Alfonso II el Casto, patrocinado por el Ayuntamiento de Oviedo y la Fundación Valdés Salas con el patrocinio de Sabadell Herrero.
Hace nueve meses titulaba la entrada en el blog como "Armas solo musicales" y la crítica para La Nueva España "Armados musicalmente". Entonces al Coro Universitario le achacaba falta de componentes, pero esta segunda actuación el Coro Alfonso II El Casto, creado e impulsado por Joaquín Valdeón, el auténtico "alma mater" de estos eventos, redondeó un concierto emocionante. Voces empastadas, afinadas, entregadas, con una cuerda de sopranos segura en los exigentes pasajes agudos y pianísimos, una orquesta que renace cada vez con una mezcla de músicos jóvenes y veteranos implicados y volcados con la interpretación, y el dominio de Valdeón en los dos terrenos que conoce, vocal e instrumental, gestualidad desde la elegancia, precisión y firmeza.
Como si el frío ayudase al recogimiento, deleitarse con esta música tan bella de inicio a final remueve entrañas y plantea la dicotomía entre guerra y paz como auténtica fuente de inspiración, el horror y el perdón, el dolor y la belleza, tema eterno sin solución que ha dado las mayores obras de arte de la historia del hombre.
Curioso el tema francés de "L'Homme armé" (El hombre armado) el conflicto bélico que arranca con la marcha hacia el frente de un coro marcando el paso antes de entonar la pegadiza melodía que da nombre a esta misa a la que se sumará la orquesta, caja militar, metales, fagot... Cartas boca arriba, voces claras, potentes, orquesta equilibrada y un Joaquín Valdeón dominador de espacio y tiempo, conocedor de sus efectivos pero también de la reverberación de nuestra catedral para poder sacar de la partitura toda la amplísima gama dramática.
La soprano Ana Peinado volvía a ser la solista del Kyrie, la plegaria de perdón al Señor entonada con sentimiento y mucha musicalidad, color y emisión adecuados continuando el coro con orquesta y la magnificencia del órgano en un tejido polifónico atemporal por el estilo de Jenkins.
Una de las páginas más agradecidas de las misas cantadas es el Sanctus, aquí otro tanto, ese paraíso terrenal que no aventura lo que vendrá a continuación, puede que tomando el nombre de Dios en vano como para las horriblemente llamadas "guerras santas", así enfocado en la partitura que desembocará en dos números corales terribles, una conmoción musical el Hymn Before Action con texto de Kipling, y Charge! con textos de Dryden y Swift. El coro protagonista pero la orquesta impecable, sonoridades aprovechando la acústica catedralicia, algo corta la cuerda por momentos e impactantes trompeta y percusión, sin olvidar un órgano con el genial Guillermo Martínez, batalla de emoción sonora con el "mariscal" Valdeón al mando, buen planificador y mejor ejecutor.
La paz viene dada en el Agnus, nueva belleza coral, inspirado Jenkins que recuerda a Fauré pero también al McCartney que citaba la primera vez. Como penitencia o perdón, remanso o remordimiento, el espíritu bélico cede en el celestial Benedictus donde la plegaria sonó en el cello de Elena Robledillo y elevó al paraíso musical el coro más la orquesta. Triste que del dolor emane tanta belleza, las guerras generadoras de tragedias pero también de esperanza en no volver a repetirlas, utopía casi dogma.
Éxito rotundo y bis del tema inicial, la vuelta de "El hombre armado" presente en los telediarios y periódicos cada día. Al menos la música siempre es el bálsamo del alma.