Revista España

La belleza discreta: Iglesia de la Buena Dicha

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Iglesia de la Buena Dicha, en Madrid Agazapada, aprovechando que la mayoría de los focos que la sobrevuelan apuntan a la Gran Vía, la diminuta Iglesia de la Buena Dicha se muestra especialmente recelosa a los curiosos. Verla y enamorarme fue todo uno, adentrarme en su interior fue otro cantar. Después de varias visitas en balde me tocó memorizar el horario de oficios que cuelga en su puerta. Sólo de esta forma pude acceder a uno de los secretos más fascinantes de Madrid. 

La Calle de Silva, que es donde se encuentra, es fina y de aspecto desgastado. Esto hace que la transitemos sin demasiada cautela y con más prisa que aplomo. Sin embargo, a nada que estemos un poco atentos entre bloques de edificios resulta fácil verse sorprendido por una misteriosa fachada, una pena que la propia estrechez de la vía impide que tengamos una mejor panorámica del conjunto. Un edificio de ladrillo bellamente adornado y que fusiona multitud de estilos. Con más aspecto de fortaleza que de templo religioso, la Iglesia de la Buena Dicha no sólo esconde bajo llave su propia hermosura, también arrastra una historia digna de ser conocida.

Su origen lo encontramos en el año 1594, cuando Fray Sebastián de Villoslada funda en este lugar el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y de la Buena Dicha. En él, junto a otros 12 sacerdotes y más de sesenta seglares atendían a los más necesitados de la Villa. Después de muchos años socorriendo a los pobres en este mismo solar, que comunica con la Calle de Libreros (entonces llamada Calle de la Justa) se levantó la Iglesia de la Buena Dicha. De aquel primitivo, y desaparecido templo, destacó la presencia de un pequeño cementerio, el conocido como Cementerio de la Buena Dicha. Durante los sucesos del Dos de Mayo de 1808 en esta iglesia, dada su proximidad a las zonas de enfrentamiento, se atendieron a muchos heridos y en su camposanto, fueron enterradas figuras como Manuela Malasaña o Clara del Rey.

Hablaba de “desaparecido” templo porque aquella iglesia fue derribada y en su mismo lugar se levantó la que hoy admiramos. Con el apoyo económico de los Marqueses de Hinojares, quienes se encuentran sepultados en su interior, las obras se prolongaron entre 1914 y 1917. Obra del arquitecto Francisco García su proyecto destaca por su descarada mezcla de estilos como el neogótico y el neomudéjar. Su alma de ladrillo y sus dos torres laterales contrastan con el cuerpo central de piedra caliza blanca y finamente labrado y decorado. En éste espacio destaca la vidriera en la que aparece representada Santa María de la Merced.

Iglesia de la Buena Dicha

Como indicaba al principio del artículo creo que es una de las fachadas más singulares que he podido toparme durante mis paseos por Madrid. Además, rezuma un aire tristón y reservado que la hace todavía más especial. Fue su aura de misterio lo que me hizo volver una y otra vez, ansiando ver su interior pero siempre me la encontraba cerrada así que tuve que regresar en horario de misa para conocer sus entrañas, un secreto conocido por muy pocos.

Interior de la Iglesia de la Buena Dicha, Madrid

Lo primero que hay que señalar es que su silencio y belleza conmueven. Su aspecto exterior no engaña. Cuando la surcamos, la Iglesia de la Buena Dicha es un templo de pequeño tamaño pero que casi podríamos catalogar de fantasía. Consta de un cuerpo de una sola nave y con varias capillas laterales. Lo siento, no soy un experto en el tema por lo que no os puedo recitar con detalle uno por uno todos los elementos que sobresalen en este sagrado lugar pero sí me gustaría mencionar uno. Su bóveda estrellada pintada con un delicioso color azul celeste, quizás es su elemento más llamativo y que aporta una gran serenidad al conjunto. Sin duda, os invito a que un día conozcáis en persona este coqueto, y escurridizo, secreto de Madrid porque resulta arrebatador.

Iglesia Buena Dicha Interior

Antes de finalizar me gustaría añadir un par de apuntes sobre este lugar. El primero es que el templo fue arrasado y profanado durante la Guerra Civil, en 1936, por lo que la Virgen de la Buena Dicha que hoy custodia el templo es una copia de la original y la segunda es que la vida de este, aparentemente inofensivo espacio, está marcada por la existencia de varios capítulos misteriosos. De todo ello, y más, os hablaré en otra entrega.

 


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