Cuando hace unos años el mundo andaba revolucionado con la extraña desaparición en el sur de Portugal de la niña inglesa Madeleine McCann, la gente, en su afán de ayudar a encontrarla, avisaba de la presencia de niñas de similares características (4 años, pelo rubio y ojos azules) por un montón de sitios. Todos estos avistamientos acabaron siendo falsas alarmas, y de hecho, de la pequeña nunca más se supo, pero uno de estos falsos encuentros llamó especialmente la atención de los medios de comunicación porque se produjo en una aldea bereber del norte de África. ¿Una niña rubia como el oro y de ojos azules en medio de Marruecos? Sin duda tenía que ser la desaparecida. Al final resultó que era totalmente nativa, pero el incidente sirvió para que la gente se enterara de que, lejos de los estereotipos de que en el Magreb solo hay gente morena de pelo ensortijado, resulta que existen -y no pocos- magrebíes de pelo y ojos claros. Aunque... si son de raza árabe ¿cómo puede ser que haya tal profusión de personas rubias? Pues, aunque le parezca mentira, su origen lo hemos de buscar en un lugar tan alejado del Atlas como el sur de Suecia. Ahí es nada.
Un amigo de origen marroquí me contaba hace tiempo de un buen amigo de juventud que tenia especial éxito con las mujeres debido a que era rubio y de ojos verdes, llamando poderosamente la atención de las féminas de los alrededores de Meknes. Éxitos o fracasos pelando la pava a parte, el hecho resulta significativo de que, si bien la norma dice que los pobladores del norte de África son morenos, hay una nutrida colonia nativa que podría pasar perfectamente por europeos nórdicos por su aspecto físico. Y, aunque nos hemos de remontar en la Historia, tal vez no estemos tan desencaminados...
Según los investigadores, los ojos azules son un "invento" relativamente reciente que se produjo en la zona Báltica hará entre 6.000 y 10.000 años como mutación de un gen. Esta mutación se manifiesta en lo que podríamos llamar un albinismo parcial del iris del ojo, impidiendo que tenga el color marrón que le sería propio y adquiriendo las tonalidades claras que conocemos. El cabello rubio, por su parte, tendría un origen similar y durante las mismas fechas, aunque se piensa que es una respuesta de la piel a la menor insolación de la zona ribereña del mar Báltico. Sea como sea, los grupos humanos que habitaban esta zona, tenían (y aún tienen) una gran proporción de rubios y ojos claros.
Uno de estos pueblos, los vándalos, radicados en la parte sur de la península Escandinava, por causas que se desconocen, hacia el siglo II a.C. decidieron moverse hacia el sur, ubicándose en la región actualmente polaca de Silesia. Al pasar de los siglos, la presión demográfica, la decadencia del Imperio Romano y los conflictos con otros grupos germánicos (especialmente los hunos) hicieron que los vándalos se movieran hacia el oeste, llegando hacia el 400 d.C a la Galia y en pocos años más, atravesaran los Pirineos.
A partir de aquí, una parte del pueblo vándalo se dirigió hacia el norte de la península Ibérica y otra parte se dirigió hacia el sur, atravesando en el año 429 el Estrecho de Gibraltar y ocupando toda la zona costera mediterránea del Magreb.
Así las cosas, tras sólo 10 años, en el 439 fundaron lo que se dio a llamar el reino de los Vándalos tras conquistar, sin lucha, la ciudad de Cartago. Y es que cuentan los cronistas que cuando llegaron las tropas vándalas a la ciudad, la mayoría de sus habitantes estaban en el hipódromo viendo las carreras de caballos. Realmente muy preocupados por invasiones no debían de estar los cartagineses del momento.
El control por parte del pueblo vándalo de lo que hoy sería la zona costera de Argelia y de Túnez, le proporcionó el control también de amplias zonas de tierras fértiles que enriquecieron la economía del nuevo reino. Auge de la economía que le dio alas para, desde el norte de África, atacar y controlar las Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia, llegando a saquear Roma en el 455 d.C. cosa que contribuyó a que el Imperio Romano acabara cayendo definitivamente poco tiempo después ( ver Rómulo Augústulo, el último emperador romano ).
De esta forma, durante un siglo, el Magreb estuvo controlado por el Reino cristiano de los Vándalos, con lo que ello significa de entrar en contacto (y en lucha) con los pueblos bereberes nativos de la zona, los cuales también eran cristianos. Sin embargo, el follón político en el área mediterránea era de los que hacían impresión y la presión de los ostrogodos en Sicilia, los bereberes por el interior y el expansionismo de Bizancio viniendo del este, hicieron que el reino vándalo cayera en el 534 a manos de los bizantinos, significando el fin de este reino norteafricano.
La entrada en tropel de los bizantinos, por su parte, hizo que toda la población de etnia vándala (ergo predominantemente rubia y de ojos claros) tuviera que huir de forma caótica y apresurada hacia el interior de la cordillera del Atlas. Lugar donde los vándalos se mezclaron con la población autóctona berebere, perdiendo todo resto de cultura germánica excepto los rasgos físicos típicos de su origen nórdico.
Tiempo a venir, las tropas árabes impusieron el Islam en todo el norte de África, pero los genes germánicos, cual picas en Flandes, continuaron transmitiéndose de generación en generación hasta llegar a la actualidad. Una actualidad en la que una buena parte de la población del Magreb, a pesar de la sorpresa (y no pocas veces, los prejuicios) de los habitantes de la orilla norte del Mediterráneo, lucen una sorprendente cabellera trigueña y unos bellísimos ojos azules.