Revista Religión

La biblia en el perú

Por Joseantoniobenito
LA BIBLIA EN EL PERÚ
Tal como estaba programado se desarrolló el evento “Influencia de la Biblia en la Historia Perú”, el 23 de Julio del 2010. El motivo fundamental era dar a conocer –en plenas fiestas patrias- el rol determinante de la Biblia en la conformación histórica del Perú. Con gran solemnidad, puntualidad y cordial acogida, la Casa Grande, el Ayuntamiento, la Municipalidad de Lima albergó en su auditorio principal a los casi 200 asistentes.
Comenzó todo con un video de 10 minutos la Casa de la Biblia en el que se da cuenta de :LA HISTORIA DE LA BIBLIA EN EL PERU. El preludio-presentación corrió a cargo de Jorge Márquez Ch. Las palabras de bienvenida fueron dadas por el Obispo Jorge Bravo de parte de la Sociedad Bíblica Peruana Tuvimos el honor de que el Himno Nacional fuese entonado por el cantante Homero del Perú.
El Magister Juan Fonseca Ariza, Egresado de la PUCP, desarrolló el tema “Biblia y Cultura en la Historia del Perú 1821 a inicios del siglo XX”. El Magister Juan Inocencio Silva, Egresado de la Universidad Federico Villareal, expuso el tema “Difusión de la Biblia en el Sur del Perú – fines del Siglo XIX inicios del siglo XX”. La fuente empleada curiosamente fue una pastoral de Ambrosio de Huerta, obispo de Puno, quien alertaba a sus fieles sobre el “peligro” protestante y la gran difusión de la Biblia. La cantante: Annie Borjas nos brindó varias canciones agrupadas en el tema: “Quiero Levantar “mi voz
El misionero Pedro Hocking, Director de la Asociación Segadores, nos compartió el tema: “Cambios que la Palabra de Dios ha traído en las comunidades nativas” que ilustró con emotivas imágenes. Por mi parte hablé de “¿Cómo nos llegó la Biblia?”, tal como ofrezco en síntesis. Por último, en nombre del Alcalde de Lima habló uno de los regidores quien agradeció e invitó a institucionalizar el acto cada año. Retomó una de las frases que cité de Diego Thomson- pionero colportoro o difusor- "creo que una puerta ha sido abierta aquí, que nunca será cerrada; confío que de año en año se abrirá más y más hasta llegar a ser grande y eficaz".
“Hay un libro, tesoro de un pueblo que es hoy fábula y ludibrio de la tierra, y que fue en tiempos pasados estrella del Oriente, adonde han ido a beber su divina inspiración todos los grandes poetas de las regiones occidentales del mundo y en el cual han aprendido el secreto de levantar los corazones y de arrebatar las almas con sobrehumanas y misteriosas armonías. Ese libro es la Biblia, el libro por excelencia”.
Así comenzó su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua, el 16 de Abril de 1848el gran polígrafo español Donoso Cortés, convertido al catolicismo. San Jerónimo –patrono de la Biblia- nos recuerda que quien no conoce las Escrituras, no conoce a Cristo. Nuestro Papa Benedicto XVI en su primer mensaje a la humanidad dijo que no tenía un plan, tan sólo “estar a la escucha de la Palabra de Dios”.
Yo quiero compartir algunos datos que expuse con motivo de fiestas patrias en la Municipalidad de Lima en un gran acto organizado por la Casa de la Biblia, titulado “La Biblia en la Historia del Perú”.
1. Documentar la Biblia en el Perú. La escasa bibliografía y no disponibilidad de los expertos en tan rica temática me llevaron a una rápida y casi angustiosa búsqueda de fuentes que documentaran lo que intuía por el arte, las crónicas, las costumbres como el jurar ante la Biblia: Si el Perú ofrece en la actualidad un patrimonio espiritual tan cualificado sin duda que lo debe en buena parte a beber del pozo de la Biblia. Desde leyendas como la de la mujer convertida en piedra que tanto recuerda al relato bíblico de la mujer de Lot[1] (Gén 19) hasta la omnipresente manifestación de la cruz en todo el territorio peruano; desde el hecho de la denominación de tantos accidentes geográficos, ciudades, distritos y los mismos nombres de personas, hasta instituciones como la Universidad San Pablo o Santa María reflejan que el Perú ha sido forjado por la cultura surgida de la Biblia.
2. Versiones populares anteriores a Lutero. Circula la opinión que la primera versión a las lenguas europeas diferentes al latín, como el alemán, se debe a Martín Lutero. Sin embargo, mucho antes de Lutero, existían numerosas versiones de la Biblia en las lenguas vulgares de muy diversos países. Según el P. A. Vaccari, entre los años 1450 y 1500 se cuentan unas 125 ediciones diferentes de la Biblia, lo que demuestra cuán extendida estaba su lectura. En España, se leía la Sagrada Escritura en romance ya antes de Alfonso X el Sabio (1252-1284). En Alemania, se hizo una versión en 1466, de la que aparecieron 15 ediciones antes del año 1500. La primera edición en lengua vulgar italiana, se publicó en Venecia el año 1471, de la que se conocen nueve ediciones antes de 1500. En Francia, también se hizo una traducción el año 1477, que tuvo tres ediciones antes del año 1500. Hay que reconocer, sin embargo, que en ambientes de la Reforma se dio un impulso particular a las versiones en lenguas vulgares modernas. Tal vez la más antigua y notable, sea la versión de Lucero, quien publicó en alemán el Nuevo Testamento en 1522 y el Antiguo entre 1523 y 1534. La más famosa de las versiones inglesas es la King James Version (de 1611), revisada sucesivamente en varias oportunidades. En castellano, la primera versión de la Biblia completa hecha por un protestante es la de Casiodoro de Reina (publicada en Basilea en 1569); en 1602 Cipriano de Valera la retocó y (según dice) cotejó la versión de Casiodoro con otras versiones, reeditándola. Es la más conocida de las versiones protestantes castellanas (conocida como Reina-Valera).
3. ¿Prohibición o control? Es igualmente incorrecta la afirmación de que la Iglesia prohibió a sus fieles la lectura de la Biblia (o al menos la lectura de la misma en lenguas modernas). La misma profusión de versiones que acabamos de mencionar, atestigua la extensión del uso de la Biblia (incluso en versiones de lenguas vulgares) antes de la Reforma protestante. El Concilio de Trento, a raíz de que los protestantes impugnasen la integridad de la Sagrada Escritura y a la interpretación auténtica de la Iglesia (por ejemplo, en cuanto a las afirmaciones sobre la justificación), estableció normas de lectura que preservaran de falsas interpretaciones. Pero no existe ninguna normativa canónica del Concilio tridentino que prohíba las versiones en lenguas vulgares y menos su lectura. Atestigua esto Pío XII: “No prohíbe el concilio Tridentino que, para uso y provecho de los fieles de Cristo y para más fácil inteligencia de la divina palabra, se hagan versiones en las lenguas vulgares, y eso aun tomándolas de los textos originales”. Existieron, sí, prohibiciones locales, como las del concilio de Tolosa (1229), la de Tarragona (1233), el sínodo de Oxford (del año 1408); el motivo era la falta de autorización de las versiones cuestionadas y en algunos casos, el uso que hacían de ellas algunas sectas (como el caso de Tolosa que tiene relación con el problema de los albigenses).
4. ¿Cuándo llegó la Biblia a América? La mayoría de la gente piensa que la Biblia llega a América y al Perú tras el evento de la Independencia. Suele afirmarse que “las biblias en lengua vulgar llegaron a América latina casi exclusivamente por influencia protestante”[2] Sin embargo, tenemos la noticia de que ya en 1541, Jerónimo Bejarano fue acusado en Santo Domingo de haberse declarado partidario de la lectura de la biblia en lengua vulgar así como de la interpretación personal[3]. Conviene recordar que Colón solía leer la Biblia; en voz alta durante las tormentas iba leyendo el prólogo de San Juan en la versión de la Vulgata. Inauguró una serie de escritos que ubicaban el Paraíso en América. Cristóbal Colón, eufórico, basándose en las Profecías, creó una visión que abarcaba el pasado, el presente y el futuro: la Conquista serviría para el rescate de Jerusalén y para el fin de los tiempos.
5. ¿Cuatro siglos de hibernación bíblica? Otro de los tópicos es pensar que hubo una siembra bíblica en la evangelización fundante y que se olvidó durante siglos hasta la llegada del Concilio Vaticano II[4]. Basta con consultar las numerosísimas páginas de internet para corroborar el aserto. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Una cosa es la difusión masiva y hasta comercial y otra su presencia en la sociedad peruana a través de la cátedra, la liturgia, el teatro, el arte, la lectura familiar.
6. Literatura profana con contenidos bíblicos. Una novela tan difundida como El Quijote, publicada en 1605 y presente en América desde 1606, contiene hasta 80 referencias bíblicas, 49 del Antiguo Testamento (libros históricos y sapienciales) y 36 del Nuevo (32 de los evangelios, y el resto de Hechos y epístolas). Conversando con el historiador José Antonio del Busto sobre el asunto de si se leía la Biblia en el tiempo del virreinato me decía “aunque tuviesen la Biblia, no había costumbre de leerla”, pues se leía poco. Sin embargo, este libro sagrado estaba presente en la vida de la gente como refiere el poeta Juan Castellanos en Elegías del célebre Zuazo, laico de vida ejemplar que en la expedición de Juan de Garay, en cierto trance difícil:
Decía cristianísimas razones
Para consuelo de esta desventura
Hacía profundísimos sermones
Alegando lugares de escritura.
Otra vía para explorar la difusión de la Biblia es a través de los libros de viajeros, tal como lo hace Josep R. Jones en Viajeros españoles a Tierra Santa (Siglos XVI y XVII[5]. Se incluye el relato de Fray Antonio de Aranda “Verdadera información de la Tierra Santa según la disposición en que en el año de 1530 el autor la vio y paseó” ahora nuevamente impresa [en la imperial ciudad de Toledo, en casa de Juan Ferrer], año 1550. En su prólogo nos da razón de la motivación fundamental de los palmeros: “Cosa es muy provechosa el haber visto la Tierra Santa para mejor entender lo que en la Sagrada Escritura de ella y acaecido en ella se relata”. Son numerosos los peregrinos limeños que cruzan el Pacífico en dirección a Roma, Santiago y Jerusalén. Sin duda que sus informes van a ayudar a corroborar los datos que habían escuchado o leído de la Biblia.
7. DE VARIOS MODOS. La Biblia nos ha llegado gracias al arte; cuántos retablos, cuántas imágenes, cuántos cuadros con relatos bíblicos. También nos ha llegado por las cátedras de Sagrada Escritura en la Universidad de San Marcos. Podemos constatar la presencia bíblica en Perú a través de los inventarios de los libreros en Lima en el siglo XVI podemos encontrar 53 biblias in genere, sin notas; 33 ediciones de los evangelios, 4 de la Vulgata y concordancias. El listado incluye ediciones de carácter erudito para los eclesiásticos. Así tenemos biblias en hebreo, griego y latín. Hay, además, numerosos elencos de comentarios. Las viñetas de Felipe Guamán Poma de Ayala acerca de las verdades de la fe en su “Nueva Crónica y Buen gobierno” nos brindan una popular y sintética enseñanza bíblica con cuatro dibujos: La Trinidad, la creación, el nacimiento, la redención. Túpac Amaru reivindica sus derechos con imágenes bíblicas; el se siente como un nuevo Moisés que quiere liberar a su pueblo. Numerosos libros en nuestras bibliotecas tienen que ver explícita o implícitamente con la Biblia.
8. Hoy, la Biblia se lee más y mejor. En América, en Perú, no partimos de cero. Hay una viva trayectoria bíblica. A pesar del acelerado proceso laicista, la Biblia sigue a la cabeza de los libros más publicados. “El hombre contemporáneo muestra de numerosas maneras tener una gran necesidad de escuchar a Dios y de hablar con Él. Hoy entre los cristianos se advierte un apasionado camino hacia la Palabra de Dios como fuente de vida y gracia de encuentro del hombre con el Señor” La contundente afirmación ha sido dada por el Sínodo de los Obispos, que dedicó en el 2008 la XII asamblea general ordinaria a “la palabra de Dios en la vida y en la misión de la iglesia” (www.vatican.va). En el mismo participaron varios obispos peruanos; Benedicto XVI constató que “sólo la Palabra de Dios puede cambiar en profundidad el corazón del hombre... alimentarse con la palabra de Dios es para la Iglesia la tarea primera y fundamental”. En otro momento afirmará que “únicamente la Palabra de Dios es el fundamento de toda la realidad, es estable como el cielo y más que el cielo, es la realidad”. De igual modo, los padres sinodales alentaban en el mensaje final “que la Palabra de Dios penetre en la multiplicidad de las culturas y expresarla según sus lenguajes, sus concepciones, sus símbolos y sus tradiciones religiosas”.

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