Revista Libros

La Biblioteca: Guía, Dennis Cooper

Publicado el 12 octubre 2010 por Sextohombredigital
La Biblioteca: Guía, Dennis CooperEl mejor de los finales

Texto: Samuel
¿El amor puede redimirnos? ¿Puede salvarnos de una vida vacía? Dennis, el protagonista / autor de esta novela, quiere creer que sí. Y conoce a la persona que lo salvará. Se llama Luke y lo abandonaría todo por él. Pero para contar su historia antes debe contar la del resto de sus amigos. Y así, una noche, mientras el resto están en pleno viaje de ácido, decide contar la historia sobre sí mismo y sobre sus amigos. Una novela sobre su vida, o al menos, una parte de ella.
Sus amigos: Mason es un artista que hace collages de cuerpos perfectos con recortes de fotos de sus ídolos, sacadas de cursis revistas para adolescentes. Scott es un pintor treinteañero cada vez más neurótico y desamparado. Robert y Tracy son dos escritores de aspecto desvalído y triste, que siempre van a su bola. Chris es un actor porno de veintipocos y cada vez está más obsesionado con la idea de su propia muerte. Pam es quien dirige esas cintas caseras, en las que alguna vez interviene un muchacho llamado Goof. Y por fin llegamos a Luke. Un chico dulce y compasivo, que aún cree en la magia y que no tiene nada que ver con Dennis, quien sólo sueña con el momento en que su amor sea correspondido. Pero será en vano. En esta novela nadie tiene lo que desea. Todos esperan demasiado amor -cada uno a su manera- y se acabarán conformando con tocar las cenizas donde una vez estuvo.
Otros personajes, más secundarios, no siempre importantes: Drew, Alex, Damon, Paul, Sniffles, David, George, Sun Roof, etc. En su mayoría, meros objetos de deseo, cuerpos de uso y abuso. Bonitos envoltorios, hermosos y siempre efímeros, que satisfacen necesidades fisiológicas más o menos apremiantes. Nombres que se olvidan tras la resaca.
Todos éstos y otros tantos son los protagonistas de una historia coral y a ratos repulsiva, de vidas -y muertes- parelelas, al límite, donde los personajes deambulan -casi sin sentido- de un lugar para otro, siempre rodeados de gente, siempre tremendamente solos. Únicamente el alcohol, el sexo, la pornografía, las drogas o la música parecen capaces de mitigar su dolor, de llenar el vacío, pero es una mera ilusión, porque sólo lo hacen durante un rato, unos minutos insignificantes, para devolverles otra vez al borde del abismo.
La novela va avanzando hacia un final -por llamarlo de alguna manera-. Nos encontramos en una discoteca de moda, a altas horas de la madrugada, donde Dennis deambula de un lugar a otro, como buscando algo que él ni siquiera sabe cómo describir. Quizá sólo busque una salida a todo esto, algo por lo que merezca la pena vivir; algo que lo libere de una soledad auto-asumida. Amor, amistad, felicidad, compañía… sóis libres de llamarlo como queráis.
O puede ser que sólo busque un final. No uno de esos cinematográficos, con créditos finales a toda hostia. No, no busca ninguna de esas mierdas peliculeras en las que el típico acto revelador da sentido a la vida del héroe de turno. No, nada de eso. Aquí no hay The End sobreimpresionado en fondo negro. Dennis sólo espera el mejor de los finales posibles. Ni bueno, ni malo. No es una redención, ni un volver-a-empezar-de-cero, es tan sólo un final. El suyo.
“Me enamoré de los personajes de Cooper, de su imperfección
-que era la mía-, de su desubicación -que era la mía-, de sus
miserias y obsesiones, de su estupidez y de su ternura
-las mías-.
Nacho Vegas, en alguna parte de su prólogo.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista