Damos la bienvenida a un nuevo miembro a Sextohombredigital. Samuel es justo lo que necesitamos: alguien que despierte nuestra vena lectora, esa que algunos tenemos tan apagada. La Biblioteca queda inaugurada. Leed, leed...
“H”, de fantasma
Reencuentro. Fred Uhlman
El pasado es una garra invisible que se aferra al cuello. Si no te liberas pronto de ella, corres el riesgo de morir asfixiado.
Hans Schwartz lo sabe y por eso ha procurado olvidar. Pero algo se lo impide. En concreto una carta que sostiene, tembloroso, en las manos y que le ha devuelto a un país y a una época que desterró al fondo de su memoria.
Y así, sin poder hacer nada por evitarlo, los recuerdos vuelven a emerger.
Alemania. Años 30. El fascismo empieza enseñar los dientes. Hans, que por entones tiene 16 años, es alumno de una de las más prestigiosas escuelas de Stuttgart. Todo es aburrido y monótono en su vida hasta que conoce a Konradin von Hohenfels. Pese a que ambos provienen de mundos completamente distintos, casi antagónicos, Hans es de origen judío y Konradin pertenece a una familia noble alemana, pronto se establecerá una pequeña complicidad entre ellos.
Pronto esa complicidad titubeante, llena de inseguridades mutuas, se convertirá en algo más grande. Se convertirá en una amistad que dará sentido a sus vidas. Se volverán inseparables. Quieren aprovechar cada instante como si fuese el último. Y, sobre todo, son conscientes de que se necesitan mutuamente. Porque sólo si están juntos, dejarán de sentirse tan solos.
Todo parece ir bien, como en un sueño, que nada ni nadie perturba. Pero poco a poco empiezan a cambiar las cosas. Primero ocurre en las calles, con actos que pasan más o menos desapercibidos, como pintadas de svásticas en las paredes o pequeños encontronazos en las calles, pero que irán subiendo de intensidad conforme al ascenso del nacionalsocialismo al poder. Pero esos cambios también llegarán a sacudir sus entornos familiares. La madre de Konradin prohibirá a su hijo verse con Hans mientras que los padres de Hans, percibiendo el gran peligro que se avecina, se verán obligados tomar una medida drástica que marcará el futuro de su hijo.
Así que ese mundo, que parecía al principio tan ajeno y distante, enseñará sus dientes manchados de sangre y trastocará sus vidas para siempre. Y ya nada volverá a ser igual. Y ninguno de ellos volverá a recuperar ese tiempo en el que intentaron ser felices.
Y ahora, treinta años después, Hans vuelve a estar enfrentado con su pasado, un pasado al que prometió no regresar jamás, pero que vuelve a él con más fuerza si cabe bajo la apariencia de un frío listado de nombres...
Y cuando cierras el libro, seguro que la última frase todavía está clavada en tu corazón, abriéndose a través del torrente sanguíneo. Sabes que esa última frase ha cambiado todas tus ideas preconcebidas, dejándote suspendido en tu propia ignorancia. Perplejo y un poco aturdido, puede que lo vuelvas a leer, pero nada podrá cambiar la fuerza del primer impacto. Este libro ha dejado una muesca en tu corazón y, créeme, nunca desaparecerá.
Vale, has terminado la historia, pero ésta aún no ha acabado. Esa frase final es tan sólo el principio. Hans y Konradin han vuelto a reencontrase, mucho años después. Al fin.
UHLMAN, Fred. Reencuentro. Goligorsky, Eduardo (trad.) 1a ed. Barcelona: Tusquets, 2010. 128 p. Maxi; 021/1. ISBN: 84-8383-555-5