Revista Cultura y Ocio
Cuando vi la portada de esta novela no pude evitar enamorarme de ella, y lo que más me llamó la atención el titulo, ¿era posible la existencia de una biblioteca en un campo de concentración como Auschwitz? Me llamó tan poderosamente la atención que supe que más pronto que tarde entraría en mi plan lector.
Pensaba encontrar una novela como muchas otras del nazismo y los campos de concentración, una novela que sobrevolara por el horror, que se posara de puntillas y que narrará algún hecho puntual e incluso banal. Sin embargo me he encontrado con una novela que duele, una novela cruda como lo fue la vida en aquellos campos, una historia que no he sido capaz de leer en poco tiempo, porque he tenido que intercalar lecturas para que los sentimientos que despertaba en mí no terminaran ahogándome.
En la bibliotecaria de Auschwitz se hace un recorrido por la vida de una mujer coraje, de una niña entonces que maduró a golpes de infortunio y que se la jugó en muchas ocasiones, no se nos evita el dolor ni la crueldad, pero se nos matiza por ese valor y ese no rendirse jamás de muchos de los internos del campo.
En unos tiempos en que al menos en España leer se está convirtiendo en un lujo, o al menos el gobierno lo ha equiparado, con un IVA tan elevado como el de las joyas, Antonio G Iturbe nos demuestra que la cultura, la lectura, es un bien de primera necesidad, que nos puede ayudar a evadirnos en momentos duros, y sobre todo puede hacer felices a unos seres tan desprotegidos como pueden ser los niños.
En este libro se mezcla la realidad con la ficción, los personajes reales con los ficticios, porque habían tantos espacios en blanco, imposibles de rellenar con una documentación exhaustiva, que hacer un reportaje se convirtió en una misión imposible, esta mezcla ha permitido por una parte reconstruir la existencia de un campo familiar, una escuela y una biblioteca en medio del horror del campo de concentración de Auschwitz y por otra hacer coincidir personas que se sabe que pasaron por el campo pero que no coincidieron bien en el tiempo o en el espacio.
Con esta novela Antonio G. Iturbe rinde homenaje a Dita Kraus, a Freddy Hirsh, y a todos aquellos que pusieron en peligro su vida por conseguir poner en marcha una escuela con la que dar un poco de normalidad a unos niños que lo habían perdido todo. Es también un homenaje a los libros, a la educación y a la cultura, que son los primeros atacados cuando las cosas se ponen feas, cuando llega una dictadura…
El autor
Antonio G. Iturbe nació en Zaragoza y se licenció en periodismo. Lleva más de veinte años dedicado al periodismo cultural. Ha sido coordinador del suplemento de televisión de El Periódico, redactor de la revista de cine Fantastic Magazine y trabaja desde hace dieciséis años en la revista Qué Leer, de la que es actualmente director. Ha colaborado, entre otros medios, en las secciones de libros de Protagonistas, Ona Catalana, ICat FM y la Cope, y en suplementos de cultura de diarios como la Vanguardia o Avui.
Ha publicado las novelas Rectos torcidos y Días de sal, y es autor de la serie de libros infantiles Los casos del Inspector Cito en los que recopila las historias que le contaba a su hijo antes de irse a dormir. Esta serie ha sido traducida a cinco lenguas.
Llega a escribir esta novela a raíz de la lectura de La biblioteca de noche, donde descubre una biblioteca clandestina en Auschwitz la curiosidad que desde niño le despiertan las bibliotecas, le lleva a visitar el campo, donde ya no queda nada del pabellón familiar, ni del bloque 31, pero descubre otras lecturas. Intentando conseguir un libro que escribió Ota B. Kraus, descubre que la niña que cuidaba de esa biblioteca está viva y vive en Israel, y durante cuatro años se comunican por correo electrónico e incluso tienen un encuentro en Praga en el que una Dita ya anciana sorprende a Antonio. Ante la imposibilidad de escribir un reportaje como era su deseo por no poder rellenar los huecos en blanco decide escribir una obra de ficción, que bajo mi criterio es imprescindible para que el mundo se conciencie que no podemos permitir que se produzca una barbarie similar.
Argumento
Pienso que es una historia que vale la pena descubrir por uno mismo, por ese motivo voy a dejaros la sinopsis de la editorial que bien poco desvela de lo que nos podemos encontrar en el interior y sin embargo consigue incitar a cualquier amante de la letra impresa a adentrarse en sus páginas.
Sobre el fango negro de Auschwitz que todo lo engulle. Fredy Hirsch ha levantado en secreto una escuela. En un lugar donde los libros están prohibidos, la joven Dita esconde bajo sus vestidos los frágiles volúmenes de la biblioteca pública más pequeña, recóndita y clandestina que haya existido nunca.En medio del horror, Dita nos da una maravillosa lección de coraje: no se rinde y nunca pierde las ganas de vivir ni de leer porque, incluso en ese terrible campo de exterminio, “abrir un libro es como subirte a un tren que te lleva de vacaciones”
Una emocionante novela basada en hechos reales que rescata del olvido una de las más conmovedoras historias del heroísmo cultural.
Impresiones
Muchos son los libros que he leído ambientados en este periodo histórico, y no me canso de adentrarme en él, aunque no todo lo que leo me resulte igual de gratificante. Cuando buceo en el género histórico me gusta que me enseñen cosas que se me han escapado, que me descubran acontecimientos que ignoro y este libro ha supuesto para mí una gran revelación. Primero porque desconocía la existencia de un campo familiar. Siempre he dado por supuesto que todos los niños que no pudieran trabajar entraban directamente en la cámara de gas. Aunque la existencia de este campo esté justificada, me ha sorprendido y es que los nazis no dejaban nada al azar, y ante el temor de que la Observadores Interancionales pidiesen inspeccionar el campo crearon una especie de oasis en medio del fango, la destrucción y la muerte.
Descubrir personajes reales como Fredy Hirshha supuesto para mi toda una aventura, gente valiente que se jugó la vida por defender sus ideales y por intentar hacer felices a unos niños que tenían que convivir diariamente con la muerte, con las cenizas de los hornos crematorios. Recuperar cierta normalidad dentro del encierro y el hambre que sufrían, para que no fueran conscientes de lo que les rodeaba, o se les hiciera más llevadero.
De la misma manera, la crueldad y el odio que destilaban algunos SS me ha resultado sorprendente, porque si algo consigue el autor a través de la caracterización es que los sintamos reales, como si fueran de carne y hueso y traspasaran el papel con solo abrir las páginas del libro. Este libro sin duda me ha dado una lección de valentía, de humildad y de coraje que tardaré mucho tiempo en olvidar.
Entre esos personajes reales Antonio tiene unas líneas para recordar a Ana Frank haciéndola coincidir con Dita en el campo de Bergen-Belsen. A lo largo de la lectura me fui haciendo un poco más fuerte, pensaba que ya me había inmunizado, que más horror no era posible en ese deambular de Dita desde su infancia cómoda y aburguesada a su degradación como persona, pero me equivoqué y la novela me ha enseñado que siempre es posible bajar un escalón más. Que si Auschwitz fue una poderosa y eficaz máquina de matar. Bergen-Belsen degradó más si cabe a los internos, los despojó de la poca dignidad que les pudiera quedar y los hizo sufrir de una manera innecesaria y terriblemente cruel.
Siempre me he preguntado qué vida es posible después de vivir un trauma semejante, después de ver morir a familiares y amigos, después de vivir como un animal, mendigando un poco de comida, de agua… Por lo visto se puede vivir una vida más o menos normal, porque seguro que las pesadillas siguen poblando los sueños de los supervivientes, y todo lo vivido los ha formado como personas a ellos y a sus descendientes.
La novela está narrada en tercera persona, y aunque a mi modo de ver Dita es la protagonista el autor les otorga igual importancia a todos y cada uno de los personajes, puesto que todos tienen algo que aportar, todo ladrillo ayuda a levantar un muro y en este caso a edificar una trama en la que la documentación queda tan bien integrada en el texto que es irreconocible.
Normalmente suelo hacer un análisis de los personajes pero creo que en esta ocasión y en aras de que podáis ir descubriéndolos por vosotros mismos me abstendré de hacerlo. Pero a pesar de eso me gustaría apuntar que la novela cuenta con unos secundarios de lujo que logran que nos emocionemos y ayudan a la pequeña y temeraria Dita a crecer y sobre todo a madurar.
La novela nos ofrece toda una lección de valentía, de coraje, de resistencia de unas personas que fueron despojadas de todo, de sus viviendas, de sus trabajos, de sus pertenencias, de su libertad, e incluso de su dignidad. Unas personas que no se rindieron ante la barbarie y que lucharon por conseguir un remanso de paz y de cordura en medio de la inmundicia, compartir con ellos las horas es un regalo que recibirá el lector de esta historia, que no podrá evitar sentirse asqueado, indignado, dolido y no por ello se despegará de sus páginas hasta que el autor nos explique ha sido de sus principales personajes.
El libro
Nos encontramos ante un libro de tapa blanda con solapas, en la portada una niña con un libro en la mano, los pies descalzos, y una estrella amarilla cosida en el vestido. Todo ello toma sentido en cuanto leemos el libro, porque encaja como un puzle en los distintos momentos de la narración. No es difícil imaginar que esa niña no es otra que Dita, nuestra protagonista y heroína. Antonio G. Iturbe dedica este libro a Dita Kraus, de soltera Dita Polachova, se divide en 32 capítulos de extensión variable, una etapa final, en el que nos narra un poco que ha sido del personaje en la actualidad y un Anexo en el que se nos explica que fue de algunos personajes reales que aparecen en la novela y la referencia bibliográfica que el autor utilizó en su documentación.
No me resisto a dejaros algunos fragmentos que considero importantes y que quizá pueda daros una idea de que podéis encontrar entre sus páginas.
“Escúchame bien: En Auschwitz nada es lo que parece. Pero habrá un momento en que se abrirá una rendija para la verdad, ya verás. Ellos creen que la mentira está de su parte, pero nosotros encestaremos la canasta en el último segundo porque se confiarán. Creen que estamos derrotados, pero no lo estamos. Y al decirlo, se queda un momento pensativo. Yo no podré estar ahí para ayudaros a ganar el partido. Has de tener fe Dita, mucha fe. Todo irá bien, ya verás. Confía en Miriam. Y, sobretodo, y entonces la mira en los ojos con la más seductora de sus sonrisas, no debes rendirte nunca.” (Pág. 273)
“Los nazis nos pueden despojar de nuestra casa, de los objetos, de la ropa y hasta del pelo, pero por muchas cosas que nos arrebaten, no pueden quitarnos la esperanza. Es nuestra. No podemos perderla. Cada vez se oyen más bombas de los aliados. La guerra no durará siempre, y hemos de prepararnos también para la paz. Los niños han de seguir estudiando porque se van a encontrar un país y un mundo en ruinas, y serán ellos y vosotros, los jóvenes, quienes tengáis que levantarlo.Pero que el campo familiar sea un truco de los nazis es horrible. Vendrán los observadores internacionales, les enseñarán esto, verán que los niños sobreviven en Auschwitz, ocultarán las cámaras de gas y se marcharán engañados.O no¿Qué quieres decir?Ese será nuestro momento. No dejaremos que se marchen sin saber la verdad." (Pág. 335)
Precisamente a eso se refería Freddy cuando dijo lo de encestar en el último segundo porque los nazis estarían confiados, y de ahí manaba gran parte de la esperanza de los judíos… Estos son los rayos de esperanza o el optimismo que el autor encastra entre la lúgubre realidad que se vivía día a día
“Por la mañana amanece nublado, hace frío. Las ráfagas de viento traen algunos copos de cenizas. Nada muy diferente de cualquier otro día. Ha habido una cierta confusión a la hora de formar filas, ya que el orden habitual ha variado; los de septiembre se han puesto a un lado y los de diciembre a otro. Los kapos se han empleado a fondo para conseguir hacer los grupos, los guardias de las SS también se han mostrado más nerviosos que de costumbre, incluso han soltado algunos golpes de culata, lo cual no suele verse habitualmente en los recuentos de la mañana. El ambiente es tenso, las caras largas. Se pasa lista con exasperante lentitud y los ayudantes de los kapos van marcando cruces en una hoja de registro. Dita tiene la impresión, tantas horas clavada allí de pie, de que se va hundiendo poco a poco en el barro y que, si el recuento se alarga mucho, terminará engullida por ese fango igual que esas piedras que se hunden en un estanque de barro.” (Pág. 274)
"En las semanas siguientes llegan más internos y las comidas se van espaciando aún más. La mortalidad aumenta de manera exponencial. Aún sin cámara de gas, Bergen-Belsen se convierte en una máquina de matar. La muerte es tan natural en Bergen-Belsen como una mosca en una cuadra.” (Pág. 424)
El contraste entre los grupos de dos fragmentos es muy grande, y eso que he rechazado los más duros, porque los hay, pero no se trata de disuadir a leer la novela, si no de mostrar que podéis encontrar para buscar el momento más idóneo para leerla.
Conclusión
Bajo mi punto de vista es una novela más que recomendable, no se trata de un page-turner, no es una novela que se lea del tirón, es una novela para reflexionar, para tomarte tu tiempo, para leer cuando el cuerpo te lo pida, porque da una de cal y otra de arena, la situación es insoportable y sin embargo los internos se dan fuerzas unos a otros, conservan la esperanza, y ello los hace luchar por sobrevivir, y ahí nos dan una lección magistral que deberíamos saber aprovechar.
No tenía muchas ganas de escribir esta reseña nada más terminar el libro, necesitaba una lectura más optimista y una reseña de igual modo, pero hoy es el Día Internacional de la Biblioteca y no se me ha ocurrido mejor forma para rendir homenaje a este bien tan necesario. Quien no lee es porque no quiere, puede ir mal de dinero, pero siempre hay otras opciones y Las bibliotecas son una, no hay que tenerles miedo y puede que no haya novedades pero siempre se puede rescatar alguna lectura.
Os deseo feliz Día Internacional de las Bibliotecas, y os recomiendo encarecidamente esta novela por ser un canto a la esperanza, y a la lucha ante situaciones difíciles.