Revista Cultura y Ocio

La boda de Kate, de Marta Rivera de la Cruz

Publicado el 04 febrero 2015 por Goizeder Lamariano Martín
La boda de Kate, de Marta Rivera de la Cruz Título: La boda de Kate Autora: Marta Rivera de la Cruz Editorial: Planeta Año de publicación: 2013 Páginas: 395 ISBN: 9788408117124 Descubrí a Marta Rivera de la Cruz en noviembre de 2011 con La vida después, que me gustó tanto que al mes siguiente leí La importancia de las cosas, que aunque un poco menos, también me hizo disfrutar mucho con su lectura. Así que cuando hace  dos años vi que la autora gallega había publicado nueva novela, La boda de Kate, supe que antes o después le tocaría el turno. Y por fin le ha llegado ahora. Pero tengo que deciros que, por desgracia, las altas expectativas que tenía en este libro no se han cumplido en absoluto. Me costó muchísimo entrar en la historia, que no lograba captar mi atención, me resultaba muy lenta, demasiadas descripciones y largas explicaciones y poca acción y trama como tal. Una presentación de los personajes muy extensa para mi gusto. Unos personajes que, además, casi siempre son citados por su nombre y su apellido, algo que me sacaba de quicio y, en mi opinión, ralentiza la lectura. Por suerte la segunda mitad me gustó mucho más, aunque no llegó a entusiasmarme ni a engancharme del todo en ningún momento.
La protagonista de esta historia es Kate Salomon, una anciana de 70 años que vive en Ribanova con dos amigas, Shirley Saunders y Anna Livia Szcherny. Ella es sensata, tranquila, con un gran sentido del deber y de la obligación, siempre se desvive por contentar a todo el mundo, mientras que ellas son más imprevisibles, alocadas, sin ningún tipo de complejo ni preocupación por el qué dirán o pensarán los demás. Tengo que confesar que me han recordado un poco a Las chicas de oro. Kate es propietaria de la librería El Unicornio, donde trabaja con Ahmed, un joven paquistaní que por las noches ayuda a su familia a vender flores. El negocio no va muy bien, pero tampoco tiene problemas económicos, al menos por ahora, gracias a que su tío Albert la nombró su única heredera. Albert era un escritor al que casi nadie conocía ni apreciaba, excepto su sobrina, que sí le valoraba tanto en el plano personal como, sobre todo, en el literario. Cuando se convirtió en su heredera nadie valoró su legado, hasta que años después sus novelas se convierten de la noche a la mañana en un éxito de ventas. Así, con su pequeña fortuna, sus amigas y su negocio Kate vive plácidamente en el pequeño pueblo de Ribanova hasta que el día que cumple 71 años su vida se pone patas arriba. Forster Smith, el hombre del que estaba enamorada desde los 20 años y al que había rechazado hasta tres veces ha aparecido en su casa para pedirle que se case con él. La historia de amor entre Kate y Forster no me ha llegado en absoluto. No me ha resultado verosímil, ni siquiera coherente. ¿Por qué casarse con alguien a quien no ves desde hace cincuenta años y a quien ya habías rechazado en tres ocasiones? Sin embargo, creo que, en contra de lo que pueda parecer por el título, la portada y la sinopsis, la relación y la boda no son la trama principal de la novela. El hijo de Forster, David, está escribiendo una biografía de Albert Salomon y aprovecha su viaje a Ribanova para asistir al enlace para documentarse y pedirle ayuda a Kate. Pero no será ella quien más le ayude, sino Jeffried Ruskin, el editor que ha publicado los libros de Albert Salomon. Últimamente ha tenido varios tropiezos laborales y su trabajo en la editorial pende de un hilo. A Jeffried y David se les sumará otra inesperada invitada al enlace, Laura, la sobrina de Kate. Una joven tímida, con muy baja autoestima, que arrastra un fracaso amoroso y económico como una losa que le impide dejar de sentirse una inútil para todo. Sus padres, que la han machacado durante años, no le ayudan precisamente. Jeffried y Laura son los personajes con los que más he conectado e incluso he llegado a cogerles cariño. Todo lo contrario que David, quien me ha resultado un joven pretencioso, prepotente, egoísta, inmaduro, maleducado y caprichoso que no respeta nada ni a nadie y que se siente el ombligo del mundo. David necesita material para su biografía, Jeffried un milagro para evitar que le despidan y Laura sentirse realizada. Los tres se olvidan de la boda y se centran en la vida y la obra de Albert Salomon. Y esta es sin duda la parte de la novela con la que más he disfrutado. La que habla de la vida del escritor, sus inicios en la literatura, su inspiración, sus experiencias familiares o amorosas, sus viajes por Europa y Estados Unidos, su relación con Truman Capote o sus diferentes novelas. Esta parte ocupa tanta extensión que creo que es en realidad la trama principal de la novela. Durante muchas páginas ni siquiera aparecen Kate o su prometido ni se menciona su boda. Por eso creo que el título, la portada y la sinopsis son un poco engañosas porque, al menos a mí, me han hecho creer que me iba a encontrar otro tipo de historia muy distinta. Me encantan los libros que hablan de libros y eso es lo que ha salvado a este. La librería El Unicornio, la pasión de Ahmed por la literatura, la vida y la obra de Albert Salomon, los claroscuros del mundo editorial que conocemos a través de Jeffried... El resto de la historia, la que nos cuenta la boda, me ha resultado un relleno, una excusa que, además, me ha parecido muy predecible. Así que, en definitiva, de la boda de Kate lo que más me ha gustado son los invitados: David, Jeffried, Laura y Ahmed y todo lo que viven los días previos al enlace. Pero eso ya os toca descubrirlo a vosotros. Saber separar a la escritora de la persona Aunque esta novela no ha sido lo que esperaba y me ha decepcionado bastante, como ya os he dicho las otras dos obras que he leído de Marta Rivera de la Cruz me gustaron mucho y es una escritora que me gusta y a la que seguiré leyendo. La admiro, pero solo como escritora. Por desgracia no puedo decir lo mismo de ella como persona. La seguía en Twitter y en marzo, cuando murió Adolfo Suárez y se cambió el nombre del aeropuerto de Barajas por el del ex presidente del gobierno, mencioné que me parecía una mala idea, no por otra cosa, si no porque creía que el dinero público que iba a costar el cambio se podía destinar a otras muchas cosas más necesarias. Otra bloguera, Saramaga, opinó lo mismo que yo y, sin comerlo ni beberlo, nos vimos envueltas en una discusión con Marta Rivera de la Cruz sobre esta cuestión. Suele gustarme mucho intercambiar opiniones, debatir, discutir en el buen sentido de la palabra. Me parece divertido, entretenido y, por encima de todo, enriquecedor. Pero siempre que se haga con educación y respeto. Y Marta Rivera de la Cruz me demostró ese día que no tiene ni una cosa ni la otra. Como no opinábamos como ella, nos bloqueó de su Twitter.
Pero yo no me enteré de eso hasta enero. Mientras leía su novela, me di cuenta de que hacía mucho que no la veía en esta red social. Y tanto, desde marzo. No me había enterado de que me había bloqueado y ya no podía seguirla. A Saramaga también la bloqueó después de llamarle tonta y mezquina. Viendo algunos de sus tweets descubrí que no éramos las únicas bloqueadas, ni mucho menos, ni las únicas insultadas. Lo dicho, una buena escritora que deja mucho que desear como persona. En este caso es fácil separarlas...   Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí

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