Ayer vimos cómo la Bolsa se hunde en todo el mundo.
El Ibex se hundió ayer un 4,62% y ha perdido la cota de los 7.900 puntos, preso de los temores de los inversores a una nueva recesión en Estados Unidos y a los efectos de una quiebra de Grecia sobre la economía europea. Se trata de la cuarta mayor caída del año.
El pesimismo ha cundido en las principales plazas europeas, que han echado el cierre con batacazos de entre el 4% y el 5%, sin razones para darse la vuelta.
El índice Dow Jones cedía un 3,25%. El Dow Jones ha perdido 391 puntos, hasta quedarse en los 10.734, mientras que el tecnológico Nasdaq ha cerrado con un descenso del 3,25 por ciento, quedándose en los 2.456 puntos tras retroceder 83.
Por eso, es bueno recordar lo que se dijo hace unos días en el programa 59 segundos, en el que interviene, entre otros, Alberto Garzón, economista del Consejo Científico de ATTAC, dando soluciones alternativas a los duros planes de ajuste que conducen a la ciudadanía a una situación verdaderamente insostenible.
Los analistas señalan que las cosas empeorarán en los próximos meses lo que traducido en lenguaje ciudadano significará más paro, más recortes, más desesperación.
Mientrás el grupo de países emergentes más ricos, Brasil, Rusia, China, India y Suráfrica, conocidos por su acrónimo BRICS, echó un jarro de agua fría sobre las expectativas de que podría comprar masivamente deuda de la zona del euro para suavizar la presión que sufren los bonos de los países periféricos. Según la información que hoy publican los medios, estos países emergentes están renuentes a seguir comprando deuda europea y argumentan que en sus países existen grandes bolsas de pobreza.