Revista Religión

La bondad inmerecida de Dios

Por Claudio Auteri Ternullo @micedvalencia
Primero, Dios es verdaderamente bueno para con nosotros porque no merecemos Su amor, misericordia y gracia. Asaf subraya que Dios es bueno con Israel. ¿Quién es Israel? Es verdad que son el pueblo pactal de Yaveh, Sus elegidos, pero ¿por qué eso? ¿Fue porque eran el mejor pueblo que Dios pudo encontrar? ¿Fue porque se habían elegido a sí mismos por sus propias voluntades libres? ¿Habían ellos escogido a Dios de modo que Él, a su vez, les escogiera? ¡Ciertamente no! De hecho, lo opuesto es verdad. Israel era un pueblo de corazón duro, rebelde y duro de cerviz. Israel había experimentado la liberación de sus enemigos por parte de Dios una y otra vez a lo largo de su historia, sin embargo, se alejaba repetidamente de Yaveh para adorar a los ídolos falsos de los pueblos circunvecinos. Sus reyes recibían ayuda divina para derrotar a sus enemigos, sólo para llevar a los dioses de los enemigos de regreso a su propia tierra donde eran adorados en lugar de Jehová.

Moisés era consciente de la bondad de Dios en el favor inmerecido de Israel por parte de Jehová cuando les dijo estas palabras (Dt. 9:4–7):No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de cerviz eres tú. Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová.
En verdad Dios es bueno con cada uno de Sus hijos elegidos. Cuando somos conscientes de nuestro estado previo de enemigos de Dios, aborrecedores de Dios, y seguidores del diablo (Ef. 2:1–3), vemos nuestra elección y adopción como una gran demostración de la bondad de Dios. Aquellos que rechazan la elección incondicional de los pecadores por parte de Dios como algo injusto o indigno de Su amor nunca han batallado verdaderamente con la primera línea de este salmo, «Ciertamente es bueno Dios para con Israel».



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