Título original:
The Witch
Año:
2015
Fecha de estreno:
13 de mayo de 2016
Duración:
92 min
País:
Estados Unidos
Director:
Robert Eggers
Reparto:
Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw, Lucas Dawson, Ellie Grainger
Distribuidora:
Universal
La XIII Muestra SyFy de cine fantástico quiso demostrar que este año podía deleitar a sus recurrentes con grandes obras cinematográficas que en algún momento llegarán a España. Anticipa muchos largometrajes de ciencia ficción y de cine fantástico que, quienes sean fans de dichos géneros, no pueden tener queja alguna con las confirmaciones que han ido anunciando durante estos días. Y se sabe que va a ser una buena edición cuando comienza con la proyección de una de las películas de terror más aclamadas de los últimos años y que, personalmente, considero una de las mejores que he podido ver hasta la fecha del siglo XXI: La bruja.
Con este título tan simple, descriptivo y casi producto de una mala traducción parece mentira que estemos presenciando una película que es tan compleja como perversa, que mantiene al espectador en un estado de tensión que perdura, incluso, hasta después de que finalicen los créditos. Es difícil hace caso omiso a las opiniones de los críticos que han ido alabando, durante meses, este largometraje. Unas opiniones que las tienes muy presentes mientras la estás viendo pero que, al finalizar, no tienes más que aceptar que todos tenían razón.
La bruja nos remonta a comienzos a pleno siglo XVII, donde una familia acaba viviendo en la soledad de los prados deshabitados de Nueva Inglaterra al linde de un bosque. Una familia profundamente religiosa que antepone su fe ciega a sus deseos y su libertad. Tras la desaparición de uno de los los hijos menores, toda la atención se centrará en la hija mayor Tomasin, quien se encargaba de cuidar del bebé cuando este desapareció. La película se nutre de toda la historia y mitología de la zona estadounidense, una zona cuyas creencias y miedos ponían en cuestión la razón de las situaciones. Donde las persecuciones y cacerías a supuestas brujas era una realidad como que todos los días amanecía. También representa a la perfección una sociedad que reprimía a la mujer, que la privaba de derechos y libertades para convertirla simplemente en una sumisa. La desobediencia se castigaba y se le atribuía a una serie de posesiones por parte del diablo, que invitaba a las mujeres a explorar más allá de los sagrado.Se nota que Robert Eggers, su director, ha estudiado mucho la obra que ha creado. Se nota que este desconocido ha visto muchos ejemplos de este género y ha sabido no dejarse influir por cada uno de los clichés que componen todas las películas de terror de los últimos años. Al igual que hiciera David Robert Mitchell con la película de It Follows, estamos ante un nuevo movimiento de representar el terror sin necesidad de provocar escenas que provoquen el susto fácil y la risa histérica. Estéticamente no podemos mas que suspirar al ver ciertos dejes de Shyamalan en cada una de las escenas tan terroríficamente bellas que nos implican todavía más dentro de la película. A pesar de contar en los papeles de padre y madre con actores con una amplia trayectoria a sus espaldas, el verdadero protagonismo recae en los hijos de la familia, interpretados majestuosamente por rostros desconocidos para la industria cinematográfica. Escenas duras, de alta implicación emocional y psicológica que, de nuevo, fascina a la vez que estremece. Anna Taylor-Joy, la gran estrella de la película, derrocha fuerza con su magistral interpretación de un personaje atormentado por la culpa y la pérdida de inocencia. La bruja es, sin duda alguna, una película inolvidable. De las que se mantienen en el recuerdo y de las que provoca los mismos escalofríos que sentiste al verla cuando tienes unos segundos para pensar en ella. Una película que, sin pretenderlo, tiene un fuerte trasfondo feminista y que alza la figura de la mujer a todos los niveles. Una cinta de terror hecha con gusto, con paciencia y con un exhaustivo trabajo de información que ha conseguido que sea, y lamento repetirme tanto, una de las mejores películas del género de los últimos años. 9/10