Ayer tuve la grandísima suerte de poder visionar El Mago de Oz (1939) en el Teatro Campoamor con motivo del 80º aniversario de la película, siendo éste el cierre de la semana SACO (Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo). A más y más, la Orquesta Oviedo Filarmonía interpretaría la banda sonora. Como podéis imaginar, si encima las entradas son gratis, el teatro estaba literalmente abarrotado. Abarrotado de todo tipo de gente, adultos, adolescentes, familias enteras...etc. Todo el mundo quería ver de nuevo esta película, considerada como la más influyente de la industria del cine, a Dorothy, esa adolescente Judy Garland reconvertida en niña, así como el fantástico mundo de Oz. Debo reconocer que El mago de Oz es una de las películas que más me gustaban de niña, junto con La bruja novata, Chitti Chitti Bang Bang,o Mary Poppins.Y me he emocionado, hecho que demuestra que me estoy haciendo mayor, escuchando la famosa canción "Over the rainbow" (suspiro...).
Bueno, después de decir lo mucho que me gustó volver a ver la peli, me voy a centrar en un personaje muy importante de la historia, y que quizás, mucha gente no conozca lo suficiente. Me refiero a la actriz Margaret Hamilton (1902- 1985), o mejor dicho, la bruja mala del Oeste en el mundo de Oz.
Tengo que agradecer a Penélope Bagieu, la ilustradora y autora del cómic, Valerosas vol.1, el poder conocer más de cerca a mujeres fantásticas con vidas intrincadas e interesantes a partes iguales. En este volumen 1 de Valerosas, uno de los 15 personajes, es Margaret Hamilton, la actriz (no la ingeniera de la NASA que creó el sistema de navegación del programa Apolo, que también, vaya tela... ). Resulta que Margaret, desde muy pequeña, ya demostraba un interés más que notable para la interpretación. Soñaba con interpretar papeles románticos e iba a muchas audiciones, hasta que por fin le dijeron que su problema era su nariz. Que se operase si quería triunfar en el mundo del cine. Este consejo no gustó nada a Margaret y decide dar un giro completo a su búsqueda: empezaría a buscar esos papeles de cuñada mala o bruja.Además de cambiar de estrategia, Margaret tiene un cacché muy bajo, lo que le garantiza que la escojan para muchos papeles. Durante aquella época, criaba sola a su hijo, cosa que no es moco de pavo. Total, que cuando se entera del casting de El mago de Oz, lo bhace tan bien, que deja a los jueces temblando de miedo, ya que parece ser que al final de la audición añadió una risa maligna que le salió como muy natural. Durante el rodaje de la película, tuvo un accidente bastante gordo, en el cual su escoba y manos sufren quemaduras importantes, y como tenía el maquillaje ese verde, la única manera de quitarle todo lo verde fue frotando vigorosamente alcohol sobre sus heridas. Su sufrimiento fue brutal. La pobre estuvo tres meses en el hospital recuperándose de las heridas de sus manos y cuando se reincorporó al rodaje tuvo que ponerse unos guantes para proteger su piel (que todavía no estaba totalmente curada).
Tras el mago de Oz, intervino en otros papeles, siendo la madre de Morticia Adams en "La familia Adamas" e incluso en Barrio Sésamo, aunque esta colaboración en realidad nunca vio la luz debido a las quejas de los padres, que decían que esta señora metía demasiado miedo...
Y ya para acabar, decir que el "American Film Institute" la calificó como el cuarto peor villano de la historia del cine, algo digno de una gran actriz. Que metía demasiado miedo. Y que no se dejó influir por los ejecutivillos de la industria del cine cuando le dijeron que se operase su imponente nariz. Ella creyó en sí misma, fue fiel a sí misma siempre. Y consiguió lo que se propuso (aunque no fueran papeles románticos).
Me gustaría incluir una parte de la película que me gustó mucho. Cuando nuestros queridos y tiernos personajes, descubren al verdadero mago de Oz, éste le dice al hombre de hojalata:
"No olvides, mi sentimental amigo, que un corazón no se juzga por lo mucho que tú ames, sino por lo mucho que te quieran tus semejantes."