Se dice que el uso de las palabras embargo o bloqueo para definir la política norteamericana hacia Cuba, aclara la posición del hablante-escribiente. Los que hablan de Bloqueo no son mejores cubanos que los que le denominan Embargo (aunque lleguen a creérselo). Es una política que no depende de los cubanos; ni siquiera de la comunidad internacional eliminarlo. Un gesto de buena voluntad por parte de mis gobernantes sería la eliminación del bloqueo interno a que nos somete en nombre de la patria y la amenaza imperialista. Lo cierto es que aunque esa política hacia Cuba se ha ido desmontando poco a poco, está ahí y habrá que esperar por la buena voluntad del gobierno norteamericano para su total desaparición.
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La comunidad internacional ha denunciado el embargo estadounidense porque viola el derecho internacional, y también por motivos morales, políticos y económicos. La cita corresponde a un informe de Amnistía Internacional y refleja el rechazo al carácter extraterritorial del conjunto de leyes que conforma el Embargo. Las negritas son añadidas para poner en evidencia que la razón fundamental del amplio rechazo a este conjunto de leyes es su carácter extraterritorial. El derecho internacional prohíbe a toda ley nativa aplicarse más allá de las fronteras del país. La ley Helms-Burton es a la vez extraterritorial y retroactiva, pues se aplica a hechos anteriores a la adopción de la legislación.
El ciudadano cubano se ha acostumbrado a escuchar solo del daño que el bloqueo acumula y sigue produciendo en nuestra economía y en la sociedad; ese ciudadano ignora en muchísimos casos el origen de estas medidas a las que se responsabiliza con la parte real que les corresponde, pero sobre todo, sirven de pantalla al desastre interno que ha dejado una política voluntariosa y fallida. Ni el bloqueo norteamericano ni el provocado por este gobierno han afectado ni por un segundo la vida de nuestros gobernantes.