Revista Maternidad
Los adultos solemos alabar a l@s niñ@s cuando:1. Son “buenísimos”, no se les escucha, no dan problema, a todo dicen que si y nunca, nunca te contradicen.2. Hacen todas las gracias y monerías que les pedimos, muestran sus habilidades y talentos en público y nos hacen quedar y sentir como los mejores padres del mundo. “Pero que inteligente, guapo, talentoso que es Pedrito!” Ego de papá y mamá por la nubes
Pero entonces, si eso es lo que consideramos un/a hij@ maravillos@, el ideal a alcanzar, ¿no sería mejor comprarnos una planta decorativa o un mascota virtual? ¿No sería más ético poner nuestra necesidad de jugar a ser padres en un lugar donde no sea una vida la que resulte mutilada? (Les recuerdo que en el mercado ya hay muñec@s que casi, casi parecen niñ@s y de l@s perfect@s, entre otra cosa porque los podemos apagar cuando nos cansamos y cada vez creo más que son realmente aptos para l@s adult@s no para l@s niñ@s)
¿Quién desea mirarse al espejo y no reconocerse?, ¿quién prefiere negarse la vida por conservar el amor?, ¿quién desea preguntarse por sus sueños y necesidades y escuchar el eterno vacío, o escuchar solo aquellas voces y expectativas que sobre él/ella han puesto, la necesidad de ser perfect@, los te amo a cambio de…?, ¿quién elige dedicar su tiempo y ganas a aprender lo que no desea, lo que no le interesa para recibir a cambio un te amo?¿quién prefiere estarse quieto, no molestar, no hablar, no pedir, no buscar su felicidad? … Aquel que sabe que el amor de sus padres, lo más preciado, su alimento para vivir esta condicionado, reglado, manipulado.
El niño perfecto esconde el vacío de no ser visto, el dolor de no ser amado, la angustia de no ser reconocido tal y como es y el desamparo de ser ignorado.