La Cafetería del Hospital. Me siento a tomar un café con tiempo observando las personas entre la gente percibiendo el sabor que acompaña cada café que se sirve.
Una hija mayor no para de explicar algo a su madre con mucha intensidad acompaña por una gran ración de confianza.
Dos jóvenes, que acaban de conocerse a través de las prácticas, añaden gran dosis de ilusión, curiosidad y una pizca de nerviosismo.
Un señor acompañado por el silencio y con la mirada clavada al suelo – no sé si siente el sabor de tristeza o de miedo.
Una señora en bata blanca calienta sus manos con la taza mirando el nada muy lejos – concentrada.
Un hombre lleva dos tazas a la mesa y a su mujer con empatía y cariño de sobra.
Dos amigos con palmaditas en las espaldas y las voces llenas – probablemente rebosadas de una vida nueva.
Todas esas personas – destinos – juntos pero tan alejados crean un ambiente tan especial que solo lo percibes si tienes tiempo de observar un rato – un poco más de un momento: es el Respeto.