LA CAÍDA ¿DE QUIEN?
Templario y Caballero... cuántas veces has oído hablar de la caída y te has preguntado, ¿la caída de quién? ¿de los Caballeros Templarios? ¿de la Orden del Temple?.
La historia nos recuerda un pasado glorioso y trágico, de lucha y de esfuerzos, de paz y de guerras, de fe y esperanzas, de conocimientos y de misterios, de principios y de valores, de lealtad y de hermandad.
La historia nos hace ver y nos muestra todo lo construido. La grandeza y la magnitud, la entrega y la dedicación a una causa, a un proyecto, a la Gran Obra de Dios para alabar y glorificar su nombre.
Una Orden Templaria con muchos corazones y un solo espíritu. El alma que alimenta, cuida y protege. La energía que corre por las venas, imparable, victoriosa, que te eleva y te acerca a Dios.
La Orden y Templo Sagrado, refugio y descanso del guerrero y soldado de la Blanca Milicia de Cristo. El sentimiento, la hermandad y el propósito. Hermanos luchando, combatiendo y venciendo juntos.
Guerreros abandonando y colgando todos los bienes terrenales en el árbol del olvido, para entregarse en cuerpo y alma al servicio de Dios Padre, custodiando y defendiendo la Palabra Verdadera del Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, quien intercede continuamente ante su Padre por todos nosotros.
No cayeron nuestros hermanos, nunca fueron derrotados. No lograron hacer desaparecer a la Orden del Temple. La hicieron más fuerte y poderosa, porque Dios nunca los abandonó.
Templario... te has preguntado ¿Por qué nuestros hermanos ancestrales fueron abandonados, ultrajados y condenados? ¿Por qué quisieron hacer desaparecer a la Orden del Temple y con ella a todos los Caballeros Templarios? ¿Por su fortuna y riquezas, tal vez? ¿Por qué la Iglesia Católica tuvo miedo de una Orden y de sus Caballeros Templarios cuando estos habían entregado hasta la última gota de su sangre en defender a la Cristiandad?
Una iglesia católica cobarde y corrompida por la ambición y un rey poseído por la locura y la avaricia lograron cambiar el rumbo de la historia, de la sociedad y de la convivencia de todos los seres humanos de este mundo.
Fueron ellos los que cayeron y perdieron. Fueron ellos los que abandonaron a Dios. Fueron ellos los que sembraron el pánico y el terror por toda la Tierra, llenando los pueblos y ciudades de cuerpos inocentes consumidos por el fuego.
No fue una caída, sino un robo y un crimen, organizado, planificado y ejecutado de la forma más abominable que se pueda imaginar.
Caballeros y Templarios...somos mantos blancos y cruz pate. Somos venera y somos fe. Somos el brazo fuerte que empuña la espada de Dios. Somos iglesia y templos de amor. Somos luz y guía para vencer. Somos constructores y obreros a la vez. La rosa que florece y el verde laurel. El roble que no se doblega. La semilla que crece con fuerza al amanecer.
La Obra de Dios permanece, esperando ser continuada y completada, ¿somos merecedores de tan glorioso legado? ¿seguiremos contemplando con pasividad la caída y pérdida de la conciencia humana? Ha llegado el momento de la unidad, de la acción, de la llamada en formación y presto para la batalla. Los tiempos han cambiado y la forma de luchar también. Los hermanos luchan juntos y el mundo nos necesita. No hay victorias sin sacrificios, pero venceremos alabando el nombre de Dios, para mayor Gloria de Nuestro Señor.
+++Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria+++