Las tropas soviéticas se alistaron para un conflicto de corte mundial. El 13 de agosto el mundo pareció estremecerse ante las primeras noticias que informaban acerca de la paralización de Berlín. Sólo un par de trenes continuaron funcionando pero las estaciones estaban vacías. Inmediatamente los medios occidentales reaccionaron. Pero nadie pudo hacer nada, se debieron conformar con que la guerra no estallara. Sin embargo, el miedo volvió cuando las potencias aliadas decidieron enviar sus propias tropas a la frontera y la sombra de la guerra volvió. Moscú no dio respuestas inmediatas. Lo escalofriante fue ver como tanques y soldados de uno y otro bando se estaban apuntado de uno y otro lado del muro, a la espera de las órdenes. Felizmente no pasó de un gran susto.
No fue sino hasta 1963 cuando luego de prohibiciones de ingreso durante meses entre uno y otro lado de la ciudad, miles de berlineses pudieron visitar a sus parientes del otro lado. Pero ya no había marcha atrás y nada se podía hacer para traer abajo a aquel muro de 120 km de extensión que había atravesado todo tipo de construcciones. Con el correr de los años los berlineses vieron como los soviéticos fortificaron el muro berlinés llenándolo de tropas de vigilancia y pequeños búnkeres.
Además de minas y alambres de púas. Parecía un frente de la primera guerra mundial. No obstante a pesar de todo, hubo gente que se arriesgó a todo y decidió cruzar el muro a pesar de la mortalidad que esto significaba. Quizá para pasar a la historia y llamar la atención del mundo y de las potencias sentándolas a reflexionar, o quizá sencillamente porque no podían soportar el estar del otro lado de la barrera, se ha estimado que al menos 5 mil personas intentaron fugarse del lado oriental al occidental. Peter Fechter se llevó la gloria, aunque esto le costó la vida, pues quedó atrapado y fue tiroteado, muriendo desangrando a la vista y paciencia del mundo a través de las cámaras de televisión. Esto ocurrió el 17 de agosto de 1962, el muro caería casi treinta años después, lo que significa que a pesar de todo, los berlineses continuaron revelándose a la humillación de tener el muro enfrente.
Luego de pasar la década de los setenta y gran parte de los ochenta sin mejores resultados que los de ver muertes, sufrimiento-como aquella madre que saludó a su hija recién casada de un extremo a otro-humillación, remordimientos y represión comunista, los alemanes, al ver que poco a poco la URSS se hacía un tanto más democrática, decidieron, llevados por su propia voluntad y sin ser entusiasmados por ninguna fuerzas política en particular, que el Muro debía caer.
La caída del Muro, símbolo de la decadencia de la Guerra Fría
Del 9 al 10 de noviembre de 1989, luego de que todo aquel año existieran manifestaciones masivas de alemanes protestando por el fin de la era del muro, los germanos creyeron que había llegado el momento adecuado. El único medio de pasar a Alemania occidental era a través de Hungría o Checoslovaquia. En octubre, tras la dimisión de Honecker como el presidente de la RDA, a favor de Ego Krenz, se empieza a analizar un proyecto para permitir el viaje de oriente a occidente sin la necesidad de ser obligado a no volver nunca o con restricciones. Inmediatamente, desde el 6 de noviembre, los alemanes abandonaron el sector soviético. Tres días después se podían obtener ya licencias para visitas.
El mismo 9 ya se anunciaba que las restricciones se habían levantado y todas las personas del Berlín oriental y occidental atentas a la noticia marcharon al mentado muro. Si bien los permisos eran confusos, la marea humana no fue detenida por los guardias esta vez, quienes no tenían conocimiento de las medidas, quizá por la presión de la gente. Estalló la euforia, miles de berlineses desconocidos unos de otros se abrazaron y bebieron cerveza. Era un día antológico. Los días sucesivos se continúo del derrumbe de la muralla sin ninguna oposición. Así, con la caída del muro no mucho después se unificó Alemania y el mundo se liberó de los soviéticos, al disolverse la URSS. Por otra parte la Guerra Fría también tocó fondo. Habían sido, todos hechos correlativos con causa y efecto.
Escrito por: Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.