Imagino que todos han escuchado hablar de la Caja de Pandora, ¿cierto?
Pues bien, estaba pensando en una situación que tuve y raramente la comparé con el origen de la caja, lo que representa y lo que trae consigo.
No entraré en mucho detalle respecto a la historia, todos saben que le regalaron la caja a Pandora, le advirtieron no abrirla y ella por curiosa la abrió desatando un pinche desmadre.
A lo que voy es a lo siguiente, esa caja era preciosa, se veía insípida. ¿Quién chingados guarda un chingo de desastre en una caja bonita? Aquí está la respuesta: UNO MISMO.
¿Qué pasaría si la gente se supiera que tú mundito es la Caja de Pandora, que al abrir tu mismo, traes desastre? Si wey, ponte a pensar… Vas guardando de problema en problema hasta hacerlos un chingo, y cuando abres la caja se hace un desvergue que afecta a los demás, pero… ¿Cómo te sientes tú? ¿Aliviado? ¿Culpable? ¿Avergonzado? Eso no importa, abriste la caja. Le tomas gusto a abrirla mientras tú te sientas bien, mientras no aceptes como todos a tu alrededor se van de ti.
Después se dice que al fondo de la caja quedaba el espíritu de la esperanza (de ahí la expresión «La esperanza es lo último que muere».)
Pero, ¿Esperanza de qué? ¿De ver cómo vuelves una y otra vez a abrir la caja para sentirte mejor contigo mismo intentando hundir a los demás? O quizás, esperanza de que cierres esa caja por siempre o simplemente aprendas a dejar de abrirla para traerte paz a ti mismo mientras otros sufren.
Todo esto lleva a algo: Aprendamos a vivir sin la gente que es una caja de Pandora, abriendo la caja y dejándote el desastre a ti.