La televisión británica ya nos había demostrado anteriormente su calidad, ya sea con la famosa Skins o con la miniserie Jeckyll protagonizada por el gran actor James Nesbitt. Sin embargo, con Misfits han dado un paso más hacia delante, demostrando que con muy poco se puede hacer grandes cosas del mismo modo que Nacho Vigalondo hizo la sorprendente Los Cronocrímenes. Una serie que ha ganado fama y prestigio en poco tiempo, gracias sobretodo al “boca a boca” nada más acabar la primera temporada ya que ha sido uno de los temas preferidos del mundillo seriéfilo.
Misfits es una sátira, una parodia con tono burlesco de las clásicas historias de superhéroes. Lejos de lo que fue la cancelada Héroes, Misfits nos cuenta la historia de un grupo de jóvenes que se encuentra realizando servicios a la comunidad por algunos altercados con la ley. Después de ser alcanzados por un rallo en una tormenta atípica, estos se percatan de que algo ha cambiado dentro de ellos, pues ahora pueden desarrollar superpoderes como la invisibilidad o viajar en el tiempo.
La serie británica es bastante difícil de catalogar. Sus guiones brillan sobretodo cuando vemos a la Misfits más gamberra y con más golpes de humor. Cuando nos centramos más en el género de la ciencia ficción con pocos pero inquietantes intrigas (¿quién es el tío de la mascara?) la serie tambalea un poco por algún recurso facilón como los viajes en el tiempo de Curtis (por cierto, que mal me cae este personaje). No obstante, creo que caeríamos en un error si nos tomásemos a Misfits en serio. De hecho, en cierto modo me recuerda en algunos aspectos a la por muchos denostada Death Proof, una genial parodia-homenaje de Tarantino de que si no llegas a captar su honda, puede que te la tomes como una auténtica memez de película. Nada más lejos de la realidad. Y no me mal interpretéis, no quiero decir que no sea genial la serie que es, sino que hay que saber encajarla.
Tengo un poder sobrenatural, sé que lo tengo, puedo sentirlo en mis pelotas...
De lo que todos nos hemos percatado después de ver Misfits es que ha nacido una nueva estrella, Robert Sheehan interpretando a Nathan, el cual ya ha coqueteado con Hollywood e incluso con idea de abandonar la serie. Lo de este actor es una habilidad innata para la comedia, y quien sabe si para otro registro. Desde el primer minuto se apodera de la pantalla, y siempre acabas deseoso de que vuelva a aparecer en escena pidiendo a gritos que suelte cualquier disparate de las suyas. Sin duda, Nathan es el punto fuerte de la serie.Del resto de los personajes, evidentemente destaca casi a la par Iwan Rheon alias Simon- Barry. Iwan da vida al clásico inadaptado pero elevado a la novena potencia, falto de amigos reales y con grabe problema de autoconfianza. La verdad, es que lo mejor de Simon lo tuvimos en la primera temporada, donde no sabemos si íbamos a contemplar el nacimiento de un villano o de un peculiar héroe, o puede que ninguna de las dos cosas.
La segunda temporada a diferencia de la primera, hemos podido ver más villanos de todo tipo, desde zumbados (GTA) hasta tronchantes (Desde luego, nunca podría haber llegado a pensar que alguien que pueda controlar los lácteos a su antojo pudiera ser un villano tan temible) y como de un modo u otro finalmente los chicos del barrio han tenido que lidiar con ellos. Es cierto que a diferencia que la primera, a Misfits le han llovido ciertos palos por dejar a un lado la sutiliza a la hora de concluir las tramas, pero reiterándome una vez más, creo que no hay que darle importancia ya que no estamos hablando de la tramposa Lost, sino de una serie que no se corta un pelo en reírse de cualquier cosa como hemos comprobado en el último episodio parodiando la religión con un peculiar Jesucristo.
Si todavía no te has puesto a ver Misfits, no tienes excusa porque no hablamos de una serie con veinte capítulos por temporada, de hecho la primera tiene seis y la segunda siete. Lo cual también es un buen recurso para no desgastar la serie, aunque viendo como ahora se ha convertido en la gallina de los huevos de oro veremos como lo manejan. Una serie hoy por hoy imprescindible.