Revista Diario

La caja (más que) tonta

Por Sandra @sandraferrerv
La caja (más que) tontaAntes de ser madre te planteas muchas cosas, muchos retos, muchos objetivos que a menudo, por la razón que sea, no se cumplen. Uno de ellos era intentar que mis hijos no vieran la televisión hasta que no fueran un poco mayores. Por ahora lo estoy consiguiendo. De algunas de mis ideas anteriores a la maternidad he cambiado de opinión pero esta de no ver la tele, sigo creyendo en ella con total convicción.
¿Para qué sirve la televisión?En la facultad de comunicación nos enseñaron (si mi memoria de pez no me engaña) que los medios de comunicación tenían tres funciones primordiales: informar, entretener y enseñar. Claro que esto era el siglo pasado, madre mía, estudié en el siglo pasado (me voy a comprar un antiarrugas ahora mismo), así que a lo mejor esta premisa ya se ha borrado del temario.
Lo de informar, bueno, siempre noticias tristes, deprimentes y con una visión para nada objetiva, algo con lo que machacaban una y otra vez en las clases de periodismo escrito. Alguna cosa se salva pero tienes que elegir bien para estar bien informado.
Lo de entretener, pues qué queréis que os diga, a mí últimamente me entretiene más quitarle en polvo que encenderla. A veces encuentras alguna película o programa potable pero pocas veces.
Lo de enseñar, definitivamente, sólo si te quedas hasta las tantas y consigues enganchar algún documental interesante.
Para los niños, sinceramente, creo que ni entretiente ni enseña. Aun recuerdo aquellos maravillosos teleñecos de Barrio Sésamo. Eran objeto de estudio en mi época universitaria. Habían revolucionado el mundo del entretenimiento infantil. Si me remonto más en el tiempo, cuando yo era niña (¡veía la tele en blanco y negro!) me encantaba Coco y toda su trouppe. Puede que ahora los niños se rían de aquellos trozos de trapo de colores llampantes pero a mí Coco me enseñó lo que era arriba y abajo y cerca y lejos. Grabado a fuego que me quedó.
Como habréis comprovado no soy precisamente fan del dichoso artilugio. Así, que inevitablemente tampoco les he puesto la televisión a mis hijos. Tampoco tenemos tiempo. Entre pintar, hacer puzzles, construcciones, conducir el coche teledirigido, ir al parque, comer, dormir la siesta... poco tiempo nos queda. Cierto es que en alguna ocasión les he dejado ver alguna cosa pero las experiencias no han sido muy gratificantes.
Pocoyó y Mickey MousePor ahora es lo único que, a mi humilde parecer, veo lo más adecuado para mis hijos. Pocoyó me parece bastante inocente y el ratoncito cincuentón es lo más parecido a mis amigos de Barrio Sésamo porque siempre enseña alguna que otra cosa básica (números, colores...).
Pero es curioso que las veces que les he puesto la tele, mi pequeña foquita después de bailar la musiqueta de la portada va perdiendo el interés. Pero mi bebé gigante empezó a pedir más y más como si empezara a estar enganchado y el nivel de agresividad al pedírmelo cada vez se incrementaba así que he escondido las cajas de los DVDs y si no se acuerda, yo tampoco se lo recuerdo.
Disney dramáticoHace un tiempo mi padre le puso al niño la película de Nemo. Por aquello de que eran pececillos y animalitos del mar, parecía de lo más inocente. Avi, dónde está la mamá de Nemo? La primera en la frente. Evidentemente descartamos a Bamby o La Cenincienta o El libro de la Selva...
Baby EinsteinCuando mi bebé gigante tenía poco más de una año un familiar me pidió permiso (sabían lo radical que era con el tema de la tele) para ponerle un capítulo del Baby Einstein. Había oído algo acerca de las maravillas de sus imágenes. Según el boca-oreja estimulaban, educaban y no sé cuantas cosas más. Pero sinceramente, mi hijo se quedó mirando la pantalla totalmente hipnotizado sin hacer nada. Con el tiempo llegó la controversia acerca de estos videos que, de repente, nadie quería comprar. Incluso la empresa distribuidora se comprometió a devolver el dinero. Podéis leer aquí lo que pasó.
Y ahora algunos datosSedentarismo, pérdida de la capacidad de pensar, imitación de modelos más que cuestionables, obesidad, pasividad... son algunos de los efectos que puede producir una mala utilización de la televisión. Aquí os dejo un artículo de la Universidad de Navarra que me ha parecido muy interesante.
Y para terminar, la coherenciaCreo que mis hijos aun son demasiado pequeños para enfrentarse al mundo que muestra la televisión. El inexistente horario infantil, aunque muchos se llenen la boca diciendo que lo cumplen, hace que la programación que existe actualmente no sea adecuada para niños de corta edad.
Evidentemente que quiero que mis hijos lleguen a ver la televisión. Tendrán que ver la televisión igual que tendrán que enfrentarse al mundo real. Pero, por ahora, creo que son demasiado pequeños. Creo que es más importante potenciar en ellos otras rutinas más activas y creativas.
A mí me gustaba ver la televisión de pequeña pero con ciertas limitaciones y un corto periodo de tiempo al día. Y cuando tuve cierta edad, no con uno o dos años. Así lo hicieron mis padres y creo que lo hicieron bien.

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