Revista Cine
Presentada hace unos meses en Morelia 2016, La caja vacía (México-Francia, 2016), segundo largometraje de Claudia Saint-Luce, ha llegado a las salas comerciales de la Ciudad de México.La directora de Los insólitos peces gato (2013) -la mejor cinta mexicana que vi en ese año- ha realizado un arriesgado movimiento en su carrera. Aunque sigue más o menos en lo mismo, lo ha hecho ahora en un tono muy diferente. Es decir, como en Los insólitos... hay algo -o mucho- de autobiográfico en La caja vacía, pero si usted espera sentido del humor, calidez y hasta alegría, olvídelo: estamos ante un filme oscuro y hasta sombrío. Y no podría haber sido de otra manera.Jazmín (la propia Saint-Luce, muy convincente) recibe en su departamento a su papá, el anciano haitiano Toussaint (Jimmy Jean-Louis), con quien nunca tuvo una relación muy cercana. El tipo está muy enfermo -demencia vascular, nada menos- y Jazmín, una muchacha cortante, sarcástica y filosa, que es escritora de teatro y comunity manager -o sea, es mesera en un cafetín- tiene que hacerse cargo de ese viejo en decadencia que se orina en el camión, confunde todo y a todos, sufre de paranoia y delirio de persecución, rasura porque sí a un gato pero, también, demuestra simpatía, carisma y encanto, pues ese viejo haitiano fue, se entiende, un pícaro de siete suelas, conquistador y mujeriego, que tuvo la vida (y luego la muerte) que quiso y como quiso.La sensible fotografía de la infalible ganadora del Ariel María Secco -por La jaula de oro (Quemada-Díez, 2013) sigue de cerca a la protagonista -que es la cineasta/guionista- de espaldas, muy de cerca, sin perderla nunca de vista a ella y a su padre quien, en la medida que avanza el filme, empieza a revivir su propia vida, su pasado infantil, sus aventuras juveniles, su encuentro con la mamá de Jazmín, aunque siempre apareciendo como anciano enfermo, cual homenaje (¿intencionado o no?) al gran Carlos Saura de La prima Angélica (1974).Un último detalle: es curioso que tanto en Los insólitos peces gato como en La caja vacía, el alter ego de la cineasta/guionista -y esta vez actriz- Saint-Luce sea una muchacha hosca, seca, solitaria, desconfiada, que no acepta explicaciones fácilmente -su pregunta favorita es: "¿para...?"- y que no tiene demasiada paciencia. ¿Es así Claudia Saint-Luce de verdad? Por sí o por no, cuando la vean, dénle un abrazo de mi parte.