Las técnicas utilizadas por los periodistas para conseguir información siempre han estado en el punto de mira de la ciudadanía y de la justicia. El trabajo del periodista honesto, en su lucha por buscar, encontrar y contar la verdad no puede empañarse por estrategias inmorales para conseguir sus objetivos. El derecho a la intimidad y la libertad de expresión siempre han convivido en una línea muy fina cuyos límites no muchas veces se han respetado.
Una de estas técnicas ha sido la cámara oculta. ¿Hasta qué punto es lícito utilizarla para sacar información? ¿Vulnera el derecho a la intimidad? Parece que hasta este momento así era pero una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos hecha pública en Estrasburgo validándola, abre una discusión complicada dentro de la propia profesión.
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Defiendo la libertad de expresión pero como siempre he dicho responsable, no a cualquier precio. La cámara oculta como su propio nombre indica no me gusta. La verdad mirando a los ojos y de frente. ¿Tú que opinas?