No son suficientes los privilegios de una clase política en la que cada vez cree menos el pueblo que la elige y que se autoimponen el derecho al paro. Numerosos colectivos se vieron fuera de esta prestación social, pero el de los políticos, cuyo fin debería ser el servicio público, no parece hacerse merecedor de la misma, toda vez que no se trata de una profesión, o eso queremos entender los gobernados. Recuerdo una propuesta en la que la totalidad del Congreso votó a favor, y fue la de elevar los ingresos de los señores diputados. Además de las prebendas propias de su cargo, cuando abandonen la política activa, o simplemente, se quieran tomar un descanso, el erario público se hará cargo del mismo a través de una prestación social. Impresionante.
