M. Cain es un poco cabronazo, un poco más que el resto de su generación, a saber; Chandler, Mc Donald, Hammett, y alguno más de esa tan prolífica generación Pulp.
Lo digo porque ninguno de ellos es capaz de transmitir el desasosiego y asfixia que destilan las novelas de M.Cain, ninguno, y mira que eran buenos. M.Cain tiene ese toque oscuro, tramposo, que te hace sentir mal, que te hace removerte en el asiento, angustiarte; esa mirada más alejada de las novelas hardboilded de sus congéneres. Aunque cien por cien Pulp.
La camarera es una buena muestra de esa asfixia de la que hablo, un excelente ejemplo de cómo jugar con el lector, de cómo verlo sufrir, marearlo, desconcertarlo, confundirlo; y todo sin verter una sola gota de sangre, sin asesinatos, sin persecuciones, sin un solo disparo, sólo con una pobre y desalmada y preciosa viuda con un hijo…
¿Lo vais pillando?
Lo increíble de ésta novela es que retrata la esencia de la maldad humana, pero no la maldad con la máscara virulenta y sanguinaria que podemos esperar de una novela Pulp, con todas esas venganzas, disparos, ajustes de cuentas y demás…no, nada de eso, M.Cain nos enseña la maldad sutil y fría que todo ser humano incuba en su interior, un maldad aún más peligrosa que la que vomitamos en caliente, una maldad silenciosa, tranquila; esa malicia de miradas reprobatorias, de llamadas incriminatorias, de silencios acusatorios, de comentarios hostiles, de maniobras tramposas para quitarnos lo que más queremos…esa perversidad de aplastarnos por pura envidia y regocijo silencioso.
Joan Medford se acaba de quedar viuda, su marido acaba de estrellarse en coche contra una pared de hormigón. No era ningún santo, desde luego, pero Joan se ha quedado con el pequeño Tad de tres años, una casa que pagar, un montón de deudas y por lo pronto, sin agua, luz, gas ni teléfono. Por si fuera poco, su cuñada Ethel que cuida temporalmente de Tad, se ha propuesto quedarse al pequeño para siempre, arguyendo que Joan es una madre pésima y de malas compañías…
Joan encuentra trabajo en una coctelería no muy lejos de su casa, y aunque puede ganarse la vida, este trabajo no hace más que complicarle aún más la vida…
La camarera es una buenísima novela, y cómo he dicho explora muy bien el alma humana; Joan es una personaje extraordinario, increíble, que nunca sabes si está diciendo la verdad o nos está engañando a todos, si es tan ingenua como parece o tiene un lado absolutamente perverso que no muestra. Los secundarios también son fantásticos, Ethel con su inquina y su maldad silenciosa, el agente Church, ciego (o no) de su verdad y con ganas de ascender, de pasar por encima de cuantos necesite, el señor Earl, tan enamorado y soñador…
Todo el elenco de personajes es muy bueno, M.Cain es un maestro, un experto en crear vidas, en moldearlas, en hacernos creer aquello que a él se le antoja, en jugar con nosotros.
Y todo sin un solo disparo.
Ya aviso que esta novela no es para los que disfruta(mos) con los hardbolieds más crudos, o con las novelas más perversas y retorcidas, no, La camarera es, a su manera, una novela asfixiante, si, potente, si, diabólica, también, pero desde la perspectiva silenciosa, cómo he dicho antes, La camarera es una novela tranquila, con un ritmo pausado, unos acontecimientos mundanos, rutinas, prácticamente parece un folletín. Y lo bueno de todo eso es el trasfondo que refleja, las segundas lecturas, los segundos significados, las dobles moralidades, la ambición que esconden las acciones, la crueldad del relato en sí mismo, la fuerza de intentar salir a delante pese a todo.
M.Cain escribió esta novela con prácticamente ochenta y tres años (murió dos años después), hizo innumerables manuscritos de la novela, con diferentes pasajes y diferentes desarrollos y no estaba corregida cuando murió. El manuscrito (o todos ellos) desaparecieron durante años (desde el 77 si no me equivoco) y se recuperaron hace poco, los encontró el editor de Hard Case Crime, que la editó y publicó en su sello en 2012. Cuenta Charles Ardai, el editor de Hard Case Crime, en un fantástico epílogo a la novela, cómo se las arregló para editar un novela que estaba sin corregir por el autor y que estaba repartida en unas decenas de manuscritos, un trabajo de auténtico cirujano…vale la pena que le echéis un vistazo.
Una novela enorme, un M.Cain maduro y potente, una historia de reflejos y dobles intenciones, joder, no está nada mal para escribirla con 83 años, ¿eh, EH?
La camarera
James M.Cain
RBA Serie Negra 2013
301 páginas.