Juan Carlos Vélez Uribe. Autor: Jcvelezuribe. El 7 de diciembre de 1941, la armada japonesa atacó la base militar estadounidense de Pearl Harbor en Hawái. El ataque ocasionó muchas pérdidas de tipo material y una gran cantidad de muertes, las pérdidas más dolorosas que la guerra puede ocasionar. Como respuesta a ese ataque, USA entró a participar sin vacilaciones de la Segunda Guerra Mundial, la cual terminó con los nazis derrotados y con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, institución que a la postre se convertiría en la Unión Europea. Ese 7 de diciembre del 41 ha sido marcado, en los anales de la historia, como “El Día de la Infamia”. Al igual que con los atentados del 11 de septiembre, hay muchas dudas sobre cómo pudieron ocurrir estos ataques sin que el ejército o la fuerza aérea de USA pudiese detectarlos. Esas dudas surgen puesto que los japoneses lograron viajar durante 11 días desde Japón hasta Hawái, y nunca fueron detectados en su travesía. Pero no nos centraremos en esto hoy, culminaré este asunto diciendo que la historia siempre es escrita por los ganadores, y como USA y los demás países aliados ganaron, ese día se llama “El Día de la Infamia”.
Ahora me referiré a Colombia y la difícil situación institucional, y hasta anímica, que enfrenta después de los resultados políticos del pasado 2 de octubre en los que el NO al plebiscito salió avante. Tengo que advertir aquí que, si mi lector es un uribista incapaz de aceptar la crítica hacia el senador, es mejor que abandone inmediatamente la lectura de esta columna de opinión.
Para los que se hayan quedado, seguiré con la exposición de argumentos: el día 4 de octubre del 2016, el senador Álvaro Uribe le concedió una extensa entrevista al Canal RCN (se puede ver la entrevista dándole clic al vínculo anterior). En esa entrevista se notó que Uribe, como ya lo habíamos advertido previamente, no tenía ningún plan para “mejorar” los acuerdos de La Habana como había repetido incansablemente, no. Si algo se pudo ver en esa entrevista, es que Uribe lo único que quiere es retrasar la implementación de los acuerdos, para ser él quien les dé la aprobación final (sí, todavía se cree el presidente del país), mostrar su caudal político para asegurarse de que su candidato a la Presidencia quede muy bien parado frente a la opinión pública y las elecciones del 2018, y modificar el apartado del Tribunal Especial para la Paz del Acuerdo de La Habana para que los militares que estén presos o siendo investigados por delitos contra la población civil, en el marco del conflicto armado colombiano, no cambien verdad por libertad, como propone este acuerdo.
Cuando, en esa entrevista, uno de los periodistas le preguntó por qué si renegociar los acuerdos era tan fácil “para que Las Farc le acepten ir a la cárcel; para que Las Farc le acepten no tener elegibilidad política; para que Las Farc acepten lo que usted plantea, que se parece más a un sometimiento a la justicia y no una negociación…” ¿no iba él a negociar con Las Farc en La Habana si el Presidente le autorizara para ello?, Uribe respondió: “… Ahora, si yo te digo: sí, me voy para La Habana, Yamid, yo estaría usurpando competencias que no tengo porque es el Gobierno Nacional el que negocia y dirige las negociaciones… Y te lo voy a decir desde el punto de vista práctico…: es inútil proponer, nosotros, algo a Las Farc desde el punto de vista jurídico, político y de conveniencia si el Gobierno no ha aceptado previamente corregir…”. Olvida Uribe que, con el NO al plebiscito, le entregaron a Las Farc el poder de decisión sobre si se puede seguir negociando o no, y que esa no es la facultad del Gobierno Nacional, como lo expliqué en otra columna.
A Uribe no le interesa que los militares digan la verdad porque él saldrá implicado en esos delitos cometidos por ellos, de eso no hay duda. Gustavo Petro, quien conoce de primera mano el conflicto colombiano porque fue guerrillero del M-19, senador de la República, y alcalde de Bogotá, dijo en unas declaraciones a Semana en Vivo (me disculpo por la calidad del vídeo. Ver declaraciones) que: “entonces le están diciendo al general, al coronel, al teniente, al soldado: oiga usted, Uribe les dice: ustedes van para la justicia ordinaria, ¿por qué?... ¡Ah! Porque los acuerdos dicen que ese tribunal especial cambia los beneficios jurídicos por verdad. Entonces, lo que debería decirle el señor Uribe a los colombianos es que teme que los militares confiesen y que por eso se tiró el proceso de paz con Las Farc y auspició el NO. Porque él, personalmente, como presidente de la República y como Gobernador de Antioquia que fue, teme que unos militares confiesen cosas que él no quiere que confiesen y por eso, entonces, los sacrifica, sacrifica a los militares… Intenta no dejarlos llevar hacia el Tribunal Especial para que no paguen cárcel, para que no lo juzgue La Corte Penal Internacional, para que no queden enredados en procesos como el del general Uscátegui (ver documental)… Porque van a confesar. Entonces, me parece que ahí hay un tema de fondo: que es que detrás de la campaña del No hay el intento de ocultar realidades que se dieron en esta historia.”Ahora bien, en un hecho sin precedentes, el señor Juan Carlos Vélez quien fungió como el director de la campaña del NO por parte del Centro Democrático (CD), el partido de Uribe, ha hecho algunas de las siguientes declaraciones al diario La República (se puede leer la entrevista en el enlace anterior) después del triunfo del NO:
“La campaña del Sí fue basada en la esperanza de un nuevo país, ¿cuál fue el mensaje de ustedes?
La indignación. Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca. (berraca o verraca: indignada, enojada)¿Cómo fue la estrategia?Descubrimos el poder de las redes sociales. Por ejemplo, en una visita a Apartadó, Antioquia, un concejal me pasó una imagen de Santos y ‘Timochenko’ con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país estaba en la olla (sin dinero). Yo la publiqué en mi Facebook y al sábado pasado tenía 130.000 compartidos con un alcance de seis millones de personas.Hicimos una etapa inicial de reactivar toda la estructura del Centro Democrático en las regiones repartiendo volantes en las ciudades. Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos. En la Costa individualizamos el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela. Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda por radio la noche del sábado centrada en víctimas.
¿Cuál es el Top 5 de empresas que más aportaron?
Organización Ardila Lülle, Grupo Bolívar, Grupo Uribe, Codiscos, y Corbeta.¿Por qué tergiversaron mensajes para hacer campaña?
Fue lo mismo que hicieron los del Sí.”
Como denunciamos muchos promotores del SÍ, hubo muchas mentiras para apoyar el NO, de manera previa al plebiscito. Y muchos colombianos incautos que NO LEYERON los acuerdos, o que, aunque los hayan leído, creen en la palabra del uribismo como si fuera palabra de Dios, tomaron la decisión de votar NO el 2 de octubre de 2016, con base en las mentiras que dijeron, entre otros, el CD, empresarios, políticos, y muchos pastores, ministros y sacerdotes cristiano-católicos, quienes olvidaron su compromiso con el perdón que promulgó Cristo, en este país. No son todos los que votaron por el NO, aclaro.
Uribe comprobó que lo que dijo Vélez es verdad al publicar en su Twitterlo siguiente:
Lo que hemos visto de parte de Uribe y su séquito, no es una campaña de por el bien de Colombia ni por acabar con la impunidad que ellos dicen existe en el Acuerdo de La Habana, no, es una campaña de la infamia y los colombianos la dejamos progresar y derrotar las esperanzas de un mejor país y de una verdadera reparación para las víctimas del conflicto armado colombiano.
Una vez más hemos visto las consecuencias de haberle permitido a un pueblo, que no lee, que tomara la decisión política más importante en el último siglo de historia, después de permitir el sufragio femenino en el 53 y la creación del Frente Nacional en el 58. No voy a criticar la decisión de Santos, critico la forma en la que los colombianos le respondimos a la responsabilidad política, humana, social y económica de terminar los enfrentamientos con Las Farc y traicionar a muchas víctimas que le apostaron rotundamente al SÍ.