Una vez más, la izquierda, para controlar el poder, apela a las más bajas pasiones y fomenta en el pueblo la envidia y el odio. Ese tipo de política envilecedora, indigna de una democracia de ciudadanos, es la culpable de la actual crisis de España pues produce personas ineptas, cargadas de odio, adictas a la vagancia y lastradas por un resentimiento social que daña la convivencia y corrompe a la sociedad.
Este tipo de campaña ha sido tristemente frecuente en el PSOE y en la izquierda comunista española, donde han estimulado el odio de las masas hacia los banqueros, los especuladores, los ricos, los controladores aéreos, los capitalistas y contra todo aquel que haya destacado y sabido crear riqueza, generando una sociedad bestializada que podría llegar a disfrutar metiendo en la cárcel a todo el que haya ganado más que la media, repartiéndose después esa riqueza como botín..
La democracia debería apelar a lo mejor de cada ciudadano, fomentando la cooperación, el esfuerzo, la solidaridad, la unidad como pueblo y la admiración por valores como el esfuerzo y el éxito, pero muchas veces, empujada por partidos y políticos desalmados, hace justo lo contrario, fomentando la envidia y el odio al que triunfa. Entonce, se desacredita y exhibe la baja calidad moral y política de sus dirigentes y partidos políticos.
El PSOE sabe que el impuesto sobre el patrimonio, convertido por Rubalcaba en uno de los pilares de su campaña, es obsoleto y está erradicado de la inmensa mayoría de los países democráticos, porque es injusto y cobra dos veces por los mismos ingresos, además de castigar a los que ahorran con su esfuerzo, que son, precisamente, los que destacan y tienen capacidad de crear riqueza en cada sociedad.
Rubalcaba sabe que es un impuesto que castiga a las clases medias españolas, no a los verdaderos ricos, cuyo dinero está refugiado en empresas, en productos financieros exentos de tribuitación, como los sicav, o en paraísos fiscales, bien protegidos de la zarpa socialista, que ni siquiera les amenaza.
Lo que Rubalcaba y el PSOE pretenden con ese impuesto es fomentar la envidia y el odio a los cien o doscientos mil españoles que, por haber sabido y podido ahorrar, tengan que pagarlo. Esa cultura de la envidia es destructiva como el ácido y, si es aplicada, como es el caso de España, por políticos millonarios y cargados de privilegios, es también hipócrita, mentirosa y rastrera.
La España que pretenden crear fomentando la envidia y el odio a los que más dinero tienen es una sociedad deleznable y condenada a la pobreza, aunque esa sociedad, envuelta en sus propias heces, termine votando a los "amos" socialistas. Esa sociedad es justo el extremo opuesto a lo que se conoce como "el sueño americano", copiado por muchos países del mundo, según el cual una persona, aunque sea pobre, si se esfuerza, estudia y demuestra creatividad y valores, puede subir en la escala social, triunfar y convertirse en millonario.
El sueño español fomentado por Rubalcaba y sus seguidores es mucho más rastrero e indecente: perseguir y acosar a todo el que gane o haya ganado dinero, sólo para obtener el voto de los pobres envidiosos y adictos a las subvenciones y ayudas del Estado.
Un programa político que fomenta esa España de los vicios y de la bajeza no merece un sólo voto decente de los españoles.