Parece que ha comenzado con fuerza la campaña electoral de la democracia irreal. Se presenta intensa, un otoño largo que desembocará en un 20N hasta el que estoy convencido que van a ocurrir muchas cosas. Una de las pruebas de colapso que suele presentar un sistema es el uso de la fuerza para reprimir a quienes de manera legítima prostestan contra él. A mayor legitimidad de la prostesta mayor represión. Esto se escenificó de nuevo en la madrugada de ayer en la puerta del Sol con el desalojo del punto de información que el movimiento 15M tenía en la plaza. Y es que este movimiento pacífico está luciendo su mejor arma que pone nerviosos a los poderes. Estos no soportan que de nuevo la campaña electoral de las elecciones generales se vea “empañada” como lo fue en la municipales. Ya les gustaría que el movimiento tuviera como objetivo sólo empañar las fiestas de la democracia de mercado. Está claro que no se han enterado de nada o que lo saben todo y conocen la capacidad de organización que el 15M tiene y la decisión inequívoca de intentar cambiar el orden de las cosas que vino para quedarse a mediados de mayo pasado.
El PP se ha reorganizado en estos últimos años y se presenta como la opción lógica para gestionar el capitalismo. La única posible y es lo mejor que le puede ocurrir a la falsa democracia. Dejar al rey desnudo. Es el partido del sistema y actúa como tal sólo que en esta ocasión se ha dado cuenta que tenía que centrarse, es decir, olvidar cualquier atisbo de ideología, o manifestarlo, para llegar al ciudadano medio que vota continuismo. Lo mismo que lleva haciendo el PSOE desde el congreso de Suresnes. De traición en traición de sus principios hasta la derrota siempre.
Vivimos en una época de sistema único con dos partidos que lo representan. Dos partidos tan centrados que podíamos escribir como en otras ocasiones que en realidad son un único partido con dos caras. Una que finge ser más social, encarnada en el PSOE y otras más “prágmática” que representa el PP pero al fin y al cabo un solo partido, el de los mercados, el de los que mandan, el de las grandes empresas y financieros. Bipartidismo de partido único. Una fórmula ideal para hacer que hay democracia sin que la haya. De crear la ilusión de que cada cuatro años las cosas pueden cambiar pues hay un recambio. No soportan que la ciudadanía se esté dando cuenta y esté reaccionando. De momento han optado por la más estúpida de las opciones, darle alas al movimiento del 15M reprimiéndolo. Es lo que necesitamos, absorver la fuerza de la sinrazón para generar más confianza y fuerza en nuestras razones.
Ha comenzado la campaña electoral con los modales propios de la impotencia del que no sabe gestionar su fracaso. Será histórica y de las personas de buena fe, independientemente de la ideología que profesen (si una nueva situación, una esperanza abre sus puertas ante nosotros debemos respetar las diferencias para que todos o casi todos podamos disfrutarla), depende que el 20N no sea sólo la fecha en que cayó un régimen por la muerte en cama de su fundador. Lo que es seguro es que en el puzzle del presente se han juntado todas las piezas para que quien gane sea la ciudadanía… si ésta es capaz de créerselo.