¡Buenas noches! Poco a poco voy adelantando reseñas, esta vez es una muy especial ya tenía muchísimas ganas de leerla y no me decepcionó.
LA CANCIÓN DEL SILENCIO
LEARA MARTELL
Leara Martell es una malagueña estudiante de Periodismo. A lo largo de su vida ganó diferentes premios literarios de relato hasta que en 2006 quedó finalista en el Premio Literario Jordi Sierra i Fabra con su primera novela El enigma de Isis. Es conocida por ser la administradora del blog literario Be Literature y es así como llegué a saber de ella y de su novela, leyendo su blog.¿Qué estarías dispuesta a hacer si un día te despertaras en una celda y descubrieras que eres la principal sospechosa del asesinato de tu marido?
La vida de Aída Lízaro era perfecta. Un amante esposo, una casa bonita, dinero y el estatus social necesario para ser alguien en la vida. Lo tenía todo a su alcance hasta que un día despierta desmemoriada ras una pared de barrotes y con la única certeza de que ella no lo hizo, por mucho que las pruebas se empeñen en insinuar lo contrario. Una prostituta, un enfermero y un niño serán los encargados de derribar y reconstruir la falsedad del matrimonio Delveccio. Tres testigos de una vida llena de abusos y mentiras, apariencias y dolor. Tres testimonios que se encargarán de abrir los ojos a la vergüenza y a la desesperación.
¿Qué harías para conservar tu propia vida y la de los seres que más amas si el resto del mundo te diera la espalda? ¿Cuántos golpes se pueden soportar in gritar? Su silencio era el arma favorita de Carlo Delveccio y eso le dio alas a Aída para volar. Amor, pasión, debilidad, sangre y una bonita canción de fondo hablando de muerte y liberación. Meses atrás, cuando la música no paraba de sonar.
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Al leer por primera vez ese impresionante argumento (que no he tocado ni lo más mínimo), dije que tenía que leerla, así que cuando fue anunciada en el Book Tour, no lo pensé y les envíe una correo. Finalmente llegó a mis manos y pude leer esta novela.
Necesitaba leer algo así después de tanta fantasía. He empezado el año leyendo historias más reales y me he dado cuenta que lo necesitaba. Me apetecía leer una novela que mostrara el mundo real en el que vivo, que me mostrara una historia dura, terrorífica como es el tema en el que se centra: la violencia de género.
La novela comienza con Aída Lizaro sorprendida por encontrarse en prisión. No entiende nada, no recuerda nada. Su abogado, Fran Dávalos, una vez más intentará explicarle qué ha sucedido, que pretende ayudarla y que deberá contarle todo lo que sepa ya que quedan pocas horas para el juicio. Fran deberá demostrar que su clienta es inocente por mucho que Lidia Reyes, la fiscal, repita una y otra vez que Aída mató a su marido sin miramientos. Aída no puede creer eso ya que ella quería con locura a Carlo y jamás le haría daño. El abogado deberá conocer la vida de Aída así que contará con la ayuda del médico de su clienta, de Violeta, una prostituta que tiene mucho que decir, de Bruno, un enfermero que sintió completamente el dolor de Aída cuando ésta estuvo en el hospital, y de Canio, un niño que nos harás ver las cosas de diferente modo para demostrar la inocencia de la mujer.
La pasión de Aída por la música y por la ópera en particular provoca que toda la novela parezca una obra, tanto que me dio la sensación de estar paseando por un escenario mientras veía la vida de Aída representada. De todo los personajes me impactó Violeta, por su carácter, por su dolor, por sus palabras que me dejaron totalmente en shock al ser tan duras.
La narración me hizo trasladarme completamente dentro de la novela. Intenté fijarme en cada detalle para saber qué había sucedido realmente, y la verdad es que no tuve ninguna idea sobre qué podía ser. Pero mientras me iba acercando cada vez más al final de pronto se me vislumbró lo que había pasado y recordé aquellos detalles que me dejaron desconcertada, sin llegar a entenderlos del todo. Fue entonces cuando supe apreciarlos y me maravillé tanto de los personajes como del final que me dejó totalmente sorprendida.
<< “No tengas miedo”, se oye en el silencio.
- Te he echado de menos.
La sonrisa se dibuja en mis labios sin apenas pensarlo. El colchón sobre el que me acuesto es lo más parecido a un duro y plano trozo de latón, en el que jamás he tenido el gusto de tumbarme. No tengo nada, ya no poseo ni un mísero recuerdo de todo cuanto había tenido. Ya nada tiene importancia, sólo quiero estar tumbada con mis manos enlazadas sobre mi pecho. >>