Mira que lo dije. Mira que me dije a mí misma que este invierno iba a plantearme no comprar tanta ropa, que el otro día cuando cambiaba de temporada casi me daba un ataque de la cantidad de prendas que no recordaba que tenía y que efectivamente existían en mi vida. Pero no. No puedo fiarme ni de mí misma...
Lo cierto es que cuando era un poco más pequeña me encantaban los ponchos, además tenía varios que me hacía mi madre. Pero fui creciendo y con las modas los fui dejando un poco atrás. El otro día iba paseando por un centro comercial y... TACHÁN! Capas y ponchos por todos lados. Y todo lo que había planeado con mi armario, mis cajones y demás se fue al traste.
A mí desde luego me parece una prenda que combinada correctamente, que nos conocemos y que empezamos a juntar cosas que ni van ni vienen, puede dar lugar a un look muy pero que muy elegante. A su vez también podemos crear con ellas estilismos más para el día a día otorgando un toque especial a todo lo demás que llevemos.
Y ahora os voy a enseñar una de mis preferidas de todas las que he podido ver. No la he visto ninguna tienda, sino en un lugar mejor, en el cuerpo de Leighton Meester. Y es que esta chica cada día me enamora más. Aquí ya no solo por su adorable capita verde (que sabéis que el verde no es mi color) sino por el Longchamp que lleva de su mano y esos Louboutin amarillos... Me la llevaba para casa. A ella, a la capa, al bolso y a los zapatos también.