Heidi Bergsli es estudiante noruega y realiza su trabajo de doctorado en desarrollo urbanístico en la Escuela Superior de Oslo y Akershus sobre la capital noruega en comparación con el proyecto Euromediterranée en Marsella.
La legislación francesa regula el desarrollo urbanístico en mayor medida que en Noruega. También el mercado inmobiliario. Además el proyecto de Marsella tiene mayor control público, y el resultado es una mayor diversidad social y cultural que Fjordbyen (Ciudad del Fiordo), donde la característica notable es que al mercado se le ha dejado campar a sus anchas. Ella piensa que la Ciudad del Fiordo no apuesta por la variedad social. Que si los objetivos y visiones del proyecto hubieran sido tenidos en cuenta, el desarrollo urbanístico habría alcanzado a una mayor parte de la población, dice Bergsli.
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-El desarrollo urbanístico que se expande a lo largo de la costa no tiene en cuenta la diversidad social y cultural, piensa ella. Aunque Bjørvika aparenta ser un lugar abierto y accesible para la mayoría de la gente la investigadora piensa que hay barreras simbólicas en el diseño y la arquitectura que son efectivas para marcar diferencias entre quién puede entrar y quién no. Igual que en el exclusivo barrio de Tjuvholmen Bjørvika se planifica con un diseño exclusivo, que sienta las bases para tiendas caras, lo cuál también funciona como mecanismo de exclusión. Bergsli piensa que las autoridades municipales tienen una responsabilidad que satisfacer en cuanto se pueda favorecer el que haya ofertas variadas en la Ciudad del Fiordo, como por ejemplo casas de cultura para y con jóvenes y niños. Ella piensa que debería haber más ofertas de escala reducida, además de cafés y restaurantes para todos los bolsillos.
Bergsli cuestiona también la política de vivienda en la Ciudad del Fiordo. Ella muestra que los precios de las viviendas en esta zona son tan altos que solo un pequeño espectro de la población tiene posibilidad de vivir aquí. El pleno del ayuntamiento de Oslo aprobó una moción en la que se dice que entre el 5 y el 10% de las viviendas de la Ciudad del Fiordo debían ser destinadas a alquileres baratos. Pero las parcelas son muy caras. Y aquí las autoridades municipales no han hecho valer su poder. Ella piensa que en Oslo en general se debería volver a practicar la política social de la vivienda (política de construcción de viviendas para todos que se llevó a cabo después de la guerra, y donde el Banco de la Vivienda financió 2/3 de toda la construcción inmobiliaria del país entre 1 950 y 1 995 con bajos intereses y largos plazos para pagar el préstamo).
Ella ha estudiado también cómo se relaciona la cultura con el desarrollo urbano en la actual política de la ciudad. Se van a trasladar grandes instituciones culturales, como el museo de Munch y la biblioteca Deichmanske, desde sus actuales emplazamientos a la Ciudad del Fiordo. De esta forma el municipio apuesta económicamente por Bjørvika, mientras que otros barrios pierden sus atracciones culturales, sin que se haya decidido qué se va a hacer con los edificios abandonados.
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Este desarrollo es parte de una estrategia turística. Se sirven las mayores atracciones culturales en una sola bandeja, como la Opera, el museo Munch, Astrup Fearnley, la nueva biblioteca Deichmanske y el Museo Nacional. De fácil accesibilidad, servido a la perfección para los turistas que no tienen tiempo de perderse por los barrios de la ciudad. De esta forma se hace una planificación urbanística mediante un diseño que no apuesta por la creatividad, sino que sigue modas sobre cómo ha de ser lo atractivo y para quién.
Existe un objetivo declarado de convertir a Oslo en una ciudad que atraiga a las personas con educación superior y la llamada "clase creativa", y Bergsli teme que esto conlleve la pérdida de gente con competencia en formación profesional y oficios manuales. De esta forma se mandan señales de que la educación superior es el mayor valor para Oslo, y se fomenta una identidad en la que muchos no se van a identificar.
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Fuente: forskning.no