Un deseo de todos
Suelo leer el blog del profesor Ramón Cotarelo. Lo leo porque es una persona que sabe mucho, aunque no estoy de acuerdo con algunas de sus ideas (con otras sí), pero sus conocimientos son innegables y merece la pena leerlo siempre. Su último artículo trata de como el término privatización ha adquirido un estigma positivo y de las nefastas consecuencias de la gestión privada de la sanidad pública en la Comunidad de Madrid y Valencia, que por un lado es un expolio y por otro destroza el servicio de la sanidad pública y la visión de esta como una necesidad. El artículo no tiene desperdicio, es de obligada lectura.
Pero no es esto lo que nos trae aquí hoy, sino el silencio que existe cuando estas mismas prácticas las llevan a cabo gobiernos socialistas. Este es el caso de Andalucía que es la segunda Comunidad Autónoma con más privatización sanitaria, por detrás de Madrid y por delante de Valencia por mucho ruido que se haya hecho – y con razón – alrededor de estas dos comunidades. Se registran unas listas de espera inaguantables, se contrata a menos personal haciendo que los médicos y el resto de los profesionales sanitarios estén quemados con horarios y turnos sobrehumanos, se hacen conciertos con hospitales y clínicas privadas para cumplir los decretos que fijan un tiempo máximo de espera para una operación, una consulta de especialista y prueba diagnósticas, entre otras cosas. Es decir, no solo muchos hospitales públicos andaluces se gestionan de manera privada, sino que además se pagan operaciones en clínicas privadas con dinero público, lo que hace que no se invierta en la sanidad pública. Los que pueden pagan por una medicina privada porque están cansados de la lucha que conlleva entrar enfermos en los hospitales y los centros de salud andaluces, lo que favorece la visión de que la sanidad pública es ineficiente.
Entiendo o me gustaría entender que el profesor Cotarelo al igual que otros que defienden las sanidad pública habrán olvidado o desconocerán el caso de la sanidad andaluza y por eso no suelen mencionarlo en sus escritos. Eso es lo que me gustaría pensar, pero no creo que sea cierto, creo que en realidad juegan con la salud de todos por motivos partidistas.
Hay que defender el estado del bienestar.