Las causas están ocultas. Los efectos son visibles para todos(Ovidio)
Mezquita de Djingareiber, Tombuctú
Fotografía: KaTeznik - Fuente
Hoy Tombuctú languidece y ha perdido su antiguo esplendor. Sólo ha regresado a los medios informativos occidentales tras ser ocupada por las fuerzas rebeldes tuaregs levantadas en armas contra el Gobierno de Malí desde enero de 2012. El día 1 de abril la ciudad fue “liberada” según la terminología empleada por el Movimiento de Liberación Nacional del Azawad (MNLA), principal grupo rebelde que aspira a la independencia de esta región del norte de Malí (Europa Press, 1 de abril de 2012).

Mapa de Malí, indicadas las zonas de combate
Autor: Orionist - Fuente
Malí está condenado a convertirse en un conflicto olvidado, de esos que hunden sus raíces en el árido suelo africano. Las noticias que llegan son contradictorias y se suceden los comunicados de todas las partes negando las informaciones que anteriormente eran dadas como ciertas. La situación se complicó aún más cuando el pasado 24 de marzo los militares derrocaron al Gobierno democrático, acusando a las autoridades civiles de ser incapaces de hacer frente a la rebelión tuareg. Algo irónico si se considera que desde el derrocamiento del legítimo presidente Amadou Toumani Touré, los tuaregs han ocupado las principales ciudades del norte: Tombuctú, Gao y Kidal.

Tuaregs en Malí
Fotografía: H. Grobe - Fuente
La respuesta internacional ante el desafortunado golpe de estado se ha limitado a una condena sotto voce. Al fin y al cabo, los diplomáticos son conscientes de la implicación que en toda la región de África occidental podría tener la independencia de los tuareg. La rebelión que está afectando a Malí, si triunfase, podría extenderse a otros países con presencia tuareg: Mauritania, Burkina Faso, Argelia o Níger, contribuyendo aún más a acelerar la inestabilidad regional. Así puede ser que la reciente misión del contingente militar aprobada por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) tenga como finalidad preservar la integridad territorial del país, disfrazada de altos objetivos en beneficio de la democracia.
África es un escenario demasiado complejo donde ningún actor parece conocer con exactitud cuál es su papel. Las autoridades malíes acusan de islamismo radical a los tuareg, mientras que estos defienden la proclamación de un Azawad independiente, laico y democrático (Jesús Argumosa, En el teatro mundial. Los blogs de Atenea, 2 de abril de 2012). Habría que diferenciar el MNLA del grupo salafista Ansar Dine, vinculado a AQMI y relacionado con delitos de secuestro y narcotráfico. Y sin embargo, lo que parece más evidente es la relación existente entre el reciente conflicto libio y el levantamiento. Muchos de los mercenarios tuareg que habían luchado al lado de Gadafi habrían regresado a Malí con todo su arsenal incitando la rebelión.

Capitán Amadou Sanogo, responsable del
golpe de estado de marzo de 2012
Fotografía: Martin Vogl - Fuente
La cuestión tuareg es de difícil resolución, anclada en el tiempo y con perspectivas de buscar su larga prolongación en el futuro. La sociedad tuareg ya se vio fragmentada por los efectos del colonialismo y de la descolonización, desestructurada, sumida en la pobreza sin posibilidad alguna de contar con unos recursos económicos mínimos para su supervivencia. A esta situación se ha sumado la reciente cuestión libia, cuyo resultado puede llegar a convertir la región en una de las zonas más calientes del continente. Por el momento, ya son miles los refugiados, las atrocidades, los daños a civiles olvidados a su suerte, la amenaza del hambre, sin contar el número de muertos, heridos…
Luis Pérez Armiño